Capítulo 38

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- De acuerdo - acepta después de unos minutos de silencio.

- ¡Si! - festejo con un salto y la niña comienza a dar pequeños aplausos con sus manitas de bebé regordete. 

- Pero sólo por esta noche, seguro sus padres deben estar preocupados - habla Nikolai - voy a avisarle a un amigo de la policía por si reportan tres niños desaparecidos - asiento y me doy la vuelta para ir a donde sea que estén los niños.

Los encuentro muy entretenidos en los sillones y cuando me acerco veo que están con la bolsa de preservativos jugando con los colores de las diferentes cajas, Sirio parado en dos patadas olfateando también con ellos.

- ¡Oh! Niños - digo llamando su atención, les sonrío intentando ocultar mi nerviosismo - ¿Qué hacen?

- Nos gustan estos colores - dice un niño, que ahora que ninguno tiene la bebé en sus brazos no sé cómo diferenciarlos, son completamente iguales.

- Que bueno - les digo - pero no pueden abrir las cajas porque adentro tiene algo muy malo, ¿Estamos de acuerdo? - ellos me miran con miedo y sueltan las cajas de inmediato.

- ¿Qué tienen? - pregunta el otro niño, y yo trago grueso esperando que alguna mentira venga a mi mente.

- Unos huevitos de serpientes que si los despiertan los van a picar - digo lo primero que me ocurre.

- Si los huevos no se despiertan - dice el otro niño.

- Quise decir que si los rompen - asiento con mi cabeza, y parece convencerlos - ¿Cómo se llaman? - intento saber más de ellos.

- Yo me llamo Drako - dice el que tiene una remera azul.

- Y yo soy Erkan - dice el que tiene una remera roja. Okey, azul es Drako, rojo es Erkan, por alguna razón siento que ya escuché estos nombres en algún lugar.

- ¿Y la bebé? - ellos se miran.

- Alba.

- Galina.

Frunzo el ceño.

- ¿Alba o Galina? - les pregunto.

- Los dos - dicen al mismo tiempo, y yo asiento.

- ¿Y cuántos años tienen? - les vuelvo a preguntar, veo a Nikolai entrar a la sala y se sienta a mi lado.

- ¿Cómo se llama él señora? - casi me atraganto ante la pregunta de Erkan.

- ¿Cómo que señora? - digo horrorizada. Nikolai comienza a reír y lo fulmino con la mirada.

- Perdón - dice el niño sonrojado.

- Ya eres mi favorito - le dice Nikolai y toca su pelo, él sonríe y lo mira con los ojos iluminados. 

- Él se llama Nikolai y yo me llamo Samantha - les digo y ellos asienten. 

- ¿Y él? - pregunta Drako tocando a Sirio entre las orejas.

- Él es Sirio - le responde Nikolai.

De repente Drako suelta un estornudo y la pequeña Alba Galina le sigue, esto no es una buena señal dado sus ropas todas mojadas. 

- ¿Qué tal si nos damos un baño con agua caliente? - les pregunto y ellos comienzan a decir que si y ríen mientras saltan, la verdad no entiendo como tienen tanta energía siendo casi las doce de la noche. 

Le indico a Nikolai que me ayude,  y a regañadientes lo hace. Él busca toallas y ropa seca para los niños, lo cual es una remera de él para cada uno y yo intento buscar algo para la bebé pero lo único que consigo es una remera manga larga mía que sé que le va a quedar gigante. 

Preparamos la tina del baño de nuestra habitación, donde estamos los seis incluido Sirio. Todo es ruido, los niños hablando y riendo, jugando con el agua caliente y las esponjas que hay. Sirio esta apoyado en dos patas intentando meterse con ellos a jugar. Nikolai está a mi lado lavando el cabello de uno de los niños y yo estoy bañando a la bebé, que sólo ríe e intenta tocar el hocico de Sirio.

Después de que están los tres limpios, los llevamos a la cama y los vestimos. Los metemos debajo de las frazadas y les ponemos unos dibujos animados.

- ¿Quieren que les traiga leche caliente? - les pregunto.

- Si - dicen ambos al mismo tiempo. 

- Okey - habla Nikolai - cuiden a su hermana y en seguida volvemos - ellos asienten y nosotros salimos de la habitación. Una vez en la cocina sacamos leche de la heladera y ponemos tazas con bombillas.

- ¿Qué te dijo tu amigo policía? - le pregunto mientras esperamos a que se caliente el líquido blanco.

- Que por ahora podríamos tenerlos, hasta que se reporte algo o alguien - asiento, él se acerca y me pone contra la encimera - y que si mañana no podemos llevarlos a su casa porque no la encontramos o algo parecido, llamemos a servicios sociales.

- Pobres niños - hablo bajo - sólo Dios sabe las cosas horribles que pasaron para salir con tanta lluvia de su casa - comienzo a negar con la cabeza, Nikolai me toca del mentón y acerca su cara a la mía.

- Todavía no te salvas de esta noche - habla de forma seria, como si lo estuviese jurando. Nos perdemos en la mirada del otro por unos minutos, hasta que la leche hierve y nos hace volver a la realidad. 

- Salvada por la campana - comento riendo y me dispongo a seguir con mi tarea de prepararles algo caliente a los niños.

- No por mucho - me susurra en el oído y siento cosquillas en el cuello, se me erizan los pelos de todo el cuerpo y ya puedo imaginar lo que va a pasar.

Con todo listo nos encaminamos a la planta de arriba, Nikolai con dos tazas y yo con una. Cuando entramos en la habitación los encontramos durmiendo a los tres, como si fuesen pequeños ángeles, uno al lado del otro y la pequeña Alba Galina en el medio. Dejo la taza en la mesa de luz y los tapo mejor para que no pasen frío. Le indico con la cabeza a Nikolai que salgamos en silencio. Bajamos las escaleras y dejamos las tazas en la heladera.

- Deberíamos dormir - hablo en un tono bajo, intentado alargar el momento que tanto esperé.

- No no - niega Nikolai, vamos a continuar lo que ya empezamos. Me toma de las piernas y me pone en su hombro como un costal de papas, yo suelto una risita y dejo que me lleve a mi inevitable destino. 

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Space Song - Beach House

La esposa de un VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora