Capítulo 45

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- ¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Feliz cumpleaños pequeña Alba! - cantábamos todos para nuestra pequeña niña. 

Ella sonreía con mucha emoción, veía sorprendida las velas y las bengalas. Quería agarrar el fuego y todos reíamos por su ternura. 

La fiesta había comenzado cerca de las once de la mañana, la niña estaba extasiada de regalos, le prestaban atención sólo a ella y recibía cariño de todos los que estaban ahí. En la hora del almuerzo se tomo una siesta muy necesaria. A esta la siguieron los gemelos de Mila y la pequeña bola de amor de Alina. Cuando todos los niños estaban dormidos, incluyendo a Erkan y Drako, los adultos nos dispusimos a charlar de cosas totalmente triviales.

Me encantaría decir que la relación con las chicas era la misma, pero después de lo que la ex loca de Nikolai me contó sobre toda la familia, se me revolvía el estómago de solo pensarlo.

No podía imaginar que todas las personas que estaban compartiendo la misma habitación conmigo tengan sus manos manchadas de sangre de al menos una persona, incluso las que eran madres de bebés regordetes hermosos. Es increíble como podían esconderse tan bien detrás de esa máscara de buenas personas, y como yo caí en ese truco tan barato.

- Hey! - me toca el hombro Alina, le sonrío - por un momento te fuiste de aquí - ríe.

- Lo sé - admito apenada - es que con los niños y todo, estoy agotada - intento excusarme. 

- ¿Esos ángeles que duermen como ositos? - pregunta Mila integrándose a la conversación.

- Tienes que verlos conspirar en mi contra para esconderse en la casa y no tener que bañarse - comienzo a recordad y ellas ríen - o cuando Alba sale corriendo desnuda por los pasillos - niego ante las ocurrencias de la pequeña. 

- Supongo que no son tan ángeles - suspira Alina.

- Ya les va a tocar con sus niños y yo los voy a defender - comienzo a intentar pelearlas.

- Cuando mis gemelos se pongan así, los traeré aquí durante toda la semana y tu te encargas de ellos - me advierte Mila y volvemos a reír por sus ocurrencias. 

Cuando los niños despertaron volvimos todos a nuestra obligación de padres. Cortamos el pastel, jugamos con los gemelos, ellos jugaron con los niños de la familia de Nikolai y así termino la tarde. Una vez que todos se fueron y los empleados estaban limpiando la casa, subí con Alba en brazos directo a bañarnos. 

Preparé la bañera de mi habitación y nos metí a ambas, la niña hablaba en su idioma sobre todo lo que encontraba de sus juguetes, yo solo acariciaba su cabecita y su espaldita. Cuando sentí el agua enfriarse nos saque para secarnos y vestirnos. No había rastro ni de Niko, ni de los gemelos, según recuerdo fueron a acompañar a los padres de Nikolai, pero no deberían de tardar tanto.

Bajé a preparar un biberón para Alba y disponernos a dormir, mientras se calentaba la leche y la niña estaba en su silla entretenida con fruta picada, llamé a Nikolai. Un tono, dos tonos, tres tonos y al buzón de voz. Esperé a ver si me devolvía la llamada que él cortó y nada pasó. Volví a insistir pero ahora directamente al buzón, ni siquiera un tono. Sentí la camioneta llegar más rápido de lo normal. 

Nikolai entra corriendo con ambos niños en sus brazos. Su mirada me transmitió cosas que en mi vida me hubiese gustado sentir. Miedo. Terror, más bien. 

- ¿Qué pasó? - pregunté con cautela. 

- Voy a bañar a los niños y después hablaremos - asiento con cautela y vuelvo mi atención a la niña. 

Subo con Alba y su biberón de leche caliente, me acomodo en el sillón con ella y le comienzo a cantar su canción favorita hasta que se duerme. La dejo en su cuna y voy con los gemelos, quienes ya estaban acomodados por dormir.

- Niños - hable llegando a su lado, ambos me miraron - ¿están bien? - ambos asintieron - ¿tienen hambre? - ambos negaron, besé sus frentes - buenas noches Erkan, buenas noches Drako - saludos a ambos y salgo, pero sin antes escuchar.

- Buenas noches Sami - de parte de ambos. 

En mi habitación no había nadie, así que fui hasta el despacho de Nikolai. Lo encontré revolviendo cajones y haciendo un gran desorden de papeles.

- ¿Qué haces? - pregunté bajo, él se paró y me vio enseguida.

- Sami, cariño - llegó a mi y me abrazó - debemos empacar ropa - habla él.

- ¿Nos vamos de vacaciones? - pregunto con cautela.

- No, nos vamos a América - explica pero sin prestarme atención, solo sigue revolviendo papeles.

- ¿Por qué? - intento seguir la conversación.

- Por tu seguridad, es mejor que no lo sepas - asiento con cautela.

- No quiero - hablo fuerte - no voy a someter a los niños a cambiar de idioma, de costumbre, de casa y todo tan de repente - me pongo firme con los brazos a mis contados y las piernas abiertas, nada puede romperme ahora. 

- Sam - exclama sorprendido, para todo lo que hace y me mira a los ojos por primera vez en el día. Veo lo mismo que hace unos momentos.

- ¿Qué te aterra tanto que no puedes decirme? - pregunto. Me mira, mira el sillón, camina por toda la habitación y se sienta.

- Van a matarnos - suelta y pone sus manos en su cara apoyando los codos en sus rodillas - si nos quedamos aquí van a matarnos - repite con la voz un poco quebrada. 

Mi mundo se cae en dos segundos, veo mi alma tocar el suelo y seguir hasta el infierno. Nada podía ser real. Me acerco a mi marido y me acuclillo en frente, él saca sus manos y lo veo llorar, por primera vez en mi vida lo veo llorar, me tiro a sus brazos para fundirnos en un abrazo mezclado con preocupación y llantos. 

- ¿Cuándo salimos? - pregunté decidida.

- El avión ya está listo en la pista, tenemos que preparar todo e irnos - asiento y me dispongo a irme, pero toma mi mano - Sam - lo miro - no olvides todo lo que te amo - Asiento y salgo directo a preparar todo para volar.

En ese momento tomé la decisión, seguirlo me aseguraba la vida y la de mis niños. Debería ser prudente y que él no sospeche, ante el mínimo paso en falso podría estar muerta o lejos de las tres almas puras que ahora dependían de mí. 

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colapso - kevin kaarl 


La esposa de un VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora