Capítulo 13

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POV Rose

El asunto con el hermano de Dimitri ha sido un tema delicado, por suerte Lissa pudo hablar con él y ahora está más tranquilo, sabía que hablar con Lissa le haría bien, al final ella también pasó por lo mismo que está pasando él ahora, pienso que le sirve de apoyo y punto de referencia, a Lissa no le fue tan mal con Jill y creo que eso es muy positivo ante los ojos de mi Camarada, saber qué alguien más lo entiende le ayuda para poder procesar mejor todo éste asunto y poder tomar una mejor decisión.

Hoy Dimitri irá a conocer a su hermano, su postura es seria y segura, pero sé que en el fondo está un poco nervioso, por eso me pidió que lo acompañara; quiere tenerme a su lado y yo estoy feliz de servirle de apoyo.

Estamos en una cafetería cerca de nuestro departamento, Lissa decidió darnos éste día libre para poder asistir al encuentro con el misterioso hermano de Dimitri, lo único que sabemos de él es que un moroi y que tiene mi edad, Adrián no dijo nada más, al parecer el chico se quiere presentar él mismo, lo cual pienso que es una estupidez considerando tensión en el ambiente, no sé cómo vaya a ser éste encuentro y eso me tiene un poco ansiosa.

—¿En qué piensas?— pregunta Dimitri, sacándome de mis pensamientos.

—En nada, ya sabes, me da mucha curiosidad saber sobre tu hermano.— contesto, mostrándole una pequeña sonrisa.

—Si.— suspira.— Supongo que a mí también.

Su mirada está perdida, yo tomo su mano y le doy un ligero apretón para calmarlo, él me mira y al encontrarme con sus ojos, puedo ver lo nervioso que se encuentra. Le dedico una pequeña sonrisa para relajarlo un poco y luego lo beso, dulce y tierno, un beso cargado con todo el amor que tengo, al cortar el beso, acaricio su mejilla.

—Todo saldrá bien, Camarada.— digo, ganándome una sonrisa de su parte.

Y amo esa sonrisa. Es una de esas sonrisas que me roban el aliento, alimentan mi alma y me hace enloquecer por completo. Y lo que más amo, es ser la causante de esa sonrisa, lo que más quiero es poder transmitirle seguridad de la misma manera en la que él lo hace conmigo, lo nuestro siempre debe ser recíproco, no por obligación ni mucho menos, es más por el placer de estar ahí para el otro.

—¿Disculpen?— escuchamos la voz titubeante de alguien frente a nosotros.

Dimitri y yo volteamos, encontrándonos con un chico moroi, parece tener mi edad o tal vez un año más cuanto mucho, cabello alborotado y castaño, ojos de un color verde iguales a los de Adrián y como todo moroi; alto y de piel pálida, solo que él tiene algo de color en sus mejillas.

Enseguida me doy cuenta, él es el hermano de Dimitri, lo puedo deducir fácilmente por la forma en que lo mira, detonando nerviosismo e inseguridad. Mi Camarada también se percata de ésto, pues toda su atención está puesta en aquel chico.

—¿Sí?— es Dimitri quien habla, tratando de lucir relajado, cosa que me hace sonreír.

—¿Tú eres Dimitri, cierto?— pregunta el chico un poco nervioso, y debo admitir que se vé bastante tierno.

—Sí, yo soy Dimitri.— afirma él, extendiendo su mano a modo de saludo, el chico la estrecha.

—Mi nombre es Luke...— parpadea un par de veces y luego sacude la cabeza.— Ivashkov, Luke Ivashkov, es un placer conocerte al fin, Dimitri.— el chico, recién identificado como Luke, le da una pequeña sonrisa.

Okay, obviamente no estoy ciega, así que debo admitir que éste chico, Luke, es muy guapo.

—Para mí también es un gusto conocerte.— Dimitri le devuelve la sonrisa, viéndose un poco menos tenso.— Ella es Rose Hathaway, mi prometida.— me presenta, a lo que Luke también me ofrece su mano y yo al estrecho con gusto.

—Es un placer conocerte, Luke.— afirmo con una sonrisa condial.

—El gusto es mío, Guardiana Hathaway.— dice con timidez.

Le sonrío.

—Por favor, solo dime Rose.

—Está bien, creo que puedo hacer eso, Rose.

Luke vuelve a centrar toda su atención en Dimitri, por lo que tomo eso como una señal para irme, ellos deben de tener mucho de qué hablar, quiero darles su espacio, sé que eso les hará bien.

—¿Saben? yo tengo algo, una cosa que hacer, los dejo para que puedan hablar.— digo, dándome la vuelta para irme, con la esperanza de que solo me dejen ir y ellos hablen de lo que sea aquí. Dimitri me detiene, se disculpa un momento y me lleva a un lugar apartado.

—¿Rose, a dónde vas?— cuestiona Dimitri, extrañado.

—Tranquilo, Camarada, voy al departamento, quiero dejarlos un momento a solas para que puedan hablar y conocerse. Además, él bebe quiere algo de comer, así que mato dos pájaros de un tiro.- digo, susurrando, al igual que él.

Dimitri me mira por un momento, y derrotado, asiente.

—Bien, nos vemos allá.— le doy un beso en la mejilla.— Todo saldrá bien, te amo, Camarada.

—Y yo te amo a ti, Roza.— suspira.— Está bien, nos vemos en casa.

Dándole una última sonrisa, me voy.

Sé que él va a estar bien, confío en que podrá manejar perfectamente la situación. Además, Luke no se ve como un mal chico, todo lo contrario, él da ese aire de confianza y tranquilidad. Sé que Dimitri también lo percibió, solo que está algo incómodo por estar solo con Luke, pero de alguna forma estoy segura que esa incomodidad pasará y podrán hablar bien y abiertamente.

Camino hasta nuestro departamento, preguntándome si es normal tener ganas de comer pepino con crema de maní y limón. Supongo que es uno de los antojos que voy a tener ahora que estoy embarazada, debería hablar con Lissa, ella tiene 7 meses de embarazo, así que debe saber más que yo, a menos que su embarazo sea diferente por ser de mellizos, lo cual dudo mucho.

Llego al departamento y lo primero que hago es ir directo al refrigerador, tomo un pepino, la crema de maní y el limón. Luego corto el pepino en rodajas, unto la crema de maní encima y exprimo el limón, tomo un tenedor y pruebo mi creación, la cual sorpresivamente me gusta mucho al instante, de hecho, me lo como todo sin dejar ni un trozo en el plato.

Luego de lavar lo que ensucié y dejar limpia la cocina, siento un poco de sueño, así que me voy a la habitación a tomar una pequeña siesta, me acuesto en la cama y enseguida siento como poco a poco empiezo a sentir como el dulce sueño llega a mi.

Claro que cuando caigo por completo en la inconsciencia, me doy cuenta de que no me encuentro en ningún sueño dulce, todo lo contrario, es uno espiritual. Puedo sentir la magia del espíritu a mi alrededor.

Me encuentro en una calle que conozco perfectamente, es la calle frente al motel donde asesine a Víctor Dashkov, de pronto todos esos horribles recuerdos me inundan de forma rápida y violenta. Alguien se acerca y, así, frente a mi, aparece Robert Doru.

Academia de Vampiros: Nada es ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora