Capítulo 24

266 18 3
                                    

POV Rose
    
 

Entramos al hospital y vamos directo a una gran y espaciosa recepción, donde una linda enfermera moroi se encuentra revisando unos papeles en lo que parece ser una gran encimera de granito oscuro. El hospital de la corte es uno de los más grandes y mejor equipado, eso es porque al ser el lugar de residencia de la reina todo debe estar en óptimas condiciones. Hace bastante tiempo detestaba escuchar sobre posibles percances que podrían llevar a Lissa con especialistas de ser necesario, y es que, al hacer esos comentarios indirectamente decían que algo le ocurriría en cualquier momento.

Miren lo irónica que es la vida, al final Liss si fue herida y yo no estuve para ella.

Nos acercamos a la enfermera, quien se percata de nuestra presencia y nos mira.

—Hola, ¿Les ayudo en algo?— cuestiona con una sonrisa amable.

—Hola,— habla Dimitri.— yo soy el Guardián Belikov, y ella es la Guardiana Hathaway, venimos a ver a la Reina.

La enfermera deja de sonreír, su mirada llena de seriedad enfocada en nosotros.

—Lo siento, pero la Reina tiene las visitas restringidas.— dice ella.— Solo pueden verla los que estén autorizados directamente por su esposo, Lord Ozera.

Frunzo el ceño, molesta, y a punto de formar un escándalo tan grande como el maldito río Mississippi, me veo interrumpida:

—Está bien, ellos están más que autorizados.— la voz de Christian nos hace voltear, solo para encontrarlo de pie en uno de los pasillos que conduce a una sala de espera privada del hospital.

La enfermera asiente ante la nueva orden y sin dedicarle otra mirada,  nos acercamos a Chris. Él no se vé para nada bien, tiene grandes ojeras bajo sus ojos y luce más pálido de lo normal, se nota a leguas su agotamiento físico. A pesar de eso, se mantiene en pie y eso de cierta forma me reconforta, quiere mostrar fortaleza porque sabe que es lo que más necesita Liss y los mellizos.

—Christian...— susurro antes de lanzarme hacia él y rodearlo con un gran abrazo; al principio no corresponde al instante, pero unos segundos después sus brazos no dudan en rodearme cálidamente, lágrimas comienzan a caer sin poder evitarlo, así que doy por finalizada la muestra de afecto y lo miro directo a los ojos.— Christian, Lissa... ¿Cómo está?— él seca mis lágrimas y suelta un suspiro demasiado triste.

—Estable, pero aún no despierta y eso me preocupa.— responde, su mirada fija en el piso.

—¿Cómo pasó todo esto?— la pregunta es hecha por  Dimitri, y es exactamente lo que también quiero saber. Christian vuelve a suspirar, ésta vez noto algo más que tristeza en su expresión.

Furia en estado puro.

—Vamos.— nos da la espalda.— No podemos hablar sobre esto en medio del pasillo.

Dimitri y yo lo seguimos cuando comienza a caminar, nos lleva a través de un extenso pasillo, donde al final se encuentran unas altas y anchas puertas dobles vigiladas por cuatro Guardianes que reconozco enseguida, son parte de la seguridad oficial de la Reina.

Ellos al reconocernos nos dejan pasar enseguida dedicándonos un breve saludo, nos abrimos paso a lo que parece ser una sala de espera privada, tiene seguridad por todos lados colocada de forma estratégica, y en el lugar solo están unas cuantas personas cercanas a Liss.

—¡Rose!— exclama Mia al verme entrar, haciendo que los demás también voltearan a mirarme.

—Pequeña Dhampir, ¿Qué estás haciendo aquí?— cuestiona Adrián, perplejo.

Academia de Vampiros: Nada es ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora