Capítulo 29: Una pequeña posibilidad de victoria.

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Capítulo 29: Una pequeña posibilidad de victoria.

BILLIE

El prisionero llevaba más de doce horas durmiendo, ya era medio día y él seguía totalmente grogui.

- ¿Qué crees que le pasará? – preguntó mi nuevo compañero de batallas.

- Debe de ser la medicación, le deben de tener sedado por el bien común. – dije eso último de forma sarcástica, no era la mejor medida para curar a alguien, o al menos eso pensaba yo.

Tenía experiencia a lo que a esperar se refiere, cuando hirieron a Alexa, ella tardó más de unas horas en despertar y aunque mi paciencia por aquel entonces se vio afectada, al final conseguí sobrellevarlo y eso me estaba viniendo muy bien en estos momentos.

Pero a mi nuevo amigo no parecía irle tan bien, su impaciencia empezaba a sacarme de quicio y sobretodo sus propuestas para cambiar nuestra situación. Empezaba a arrepentirme de no haberle matado o dejado atrás cuando pude, podría haberme largado mientras él “torturaba” a aquella enfermera.

- Quizás podríamos golpearle hasta que se despierte. – proponía una y otra vez, parecía que no había más solución en su bruto cerebro.

- Queremos que confíe en nosotros, no que nos tema. – le conteste por décima vez y con tono cansino.

Mi compañero seguía sin tener nombre para mí, era un hecho que me daba absolutamente igual, pero a él si parecía inquietarle mi falta de interés. Cuando se cansó de proponer maneras de despertar a nuestro secuestrado, propuestas nada agradables he de decir,  empezó a interesarse por mí, aunque con la clara intención de hablarme de él, por supuesto.

- ¿Hace mucho que conoces a… Alexa? – dijo su nombre con duda, como si no supiese de sobra como se llamaba.

- Lo suficiente como para saber que sus intereses son iguales que los míos. – contesté de forma seca.

No le iba a dar más información de la necesaria, yo ya había conseguido todo de él, sus luchadores, ya no necesitaba hacerme el simpático para agradarle y menos desde que la opción de matarle se posó en mi cabeza.

- ¿Por qué la permitiste ser la líder? Lo más lógico es que fuese el hombre quien liderara. – no pude evitar sonreír, estaba claro que no conocía a mi fiera.

- No la conoces, morirías antes de intentar quitarle su liderazgo. – dije con mi sonrisa al más estilo Joker.

- Una vez conocí a una mujer así, pero al final sus ansias por conseguir más, fue lo que acabó con ella.

- Ella llegará hasta el final, sea cual sea. – le corté antes de que me contara toda la historia sobre aquella mujer.

Me levanté de la sala y fui hacia la habitación donde dormía nuestro prisionero. La habitación donde estábamos alojados era muy amplia e innecesaria, mi compañero insistió en una de lujo y yo lo único que quería era esconder a nuestro durmiente amigo antes de que alguien pudiese reconocerlo de la televisión.

Por fin parecía moverse, sus sueños ya empezaban a inquietarse y eso solo podía ser señal de un mal despertar, pero lo que no sabía es lo malo que iba a llegar a ser.

Le habíamos atado a la cama y por si acaso se ponía a gritar, le habíamos amordazado, dejando la nariz como única vía respiratoria. Aún así, cuando por fin abrió los ojos, la medicación parecía seguir haciéndole algo de efecto, ya que ni intentó chillar, ni intentó desatarse.

Tenía que aprovechar ahora, no me apetecía tener que contarle a mi “compañero” el porqué de este secuestro y el porqué su información podría ser tan valiosa, al menos hasta que lo descubra.

Saga Elementos IV: Destino de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora