Capítulo 14: La unión.

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Capítulo 14: La unión.

ISAURA

Por desgracia para mí, lo primero que vimos nada más llegar a Forest City fue el instituto. Aquí habían pasado muchas cosas, cosas buenas (las que menos) y cosas malas en abundancia. Aquí tuve que presenciar el primer beso de mi amado, solo que no hacia mí, sino hacia la tipeja esa de Carol.

Sí, sin duda ese fue el peor recuerdo de mi etapa de instituto, pero había otro que de vez en cuando me atormentaba, Alan. Me alegraba de que él estuviera de viaje, de tenerle por aquí cerca me tiraría la vida pidiéndole perdón.

Llegamos a casa de Dayan y todo estaba tal cual lo habíamos dejado, con su fachada oscura, sus decenas de ventanales y las persianas a mitad de echar.  El jardín estaba perfectamente cuidado, señal de que el jardinero había venido a cortarlo y a regarlo. ¿Qué haríamos si le decía a los padres de Dayan que no nos había visto en dos semanas? Podíamos usar la escusa de mi casa, pero no sé hasta cuando se lo creerían, quizás lo suficiente para que ya estemos “camino a París”.

La cocina era lo que peor estaba, aquí olía a podrido que apestaba y en cuanto abrimos la nevera, vimos el porqué del mal olor, la leche en un recipiente de cartón y con el embase abierto de par en par. ¿Acaso hay olor peor que el de la leche cortada? Antes no lo creía, pero ahora se me venía a la mente una imagen de una mujer gótica y mirada feroz, la sombra que mató a Dana olía peor que esto.

Dayan se fue con Adalia, Matt y Eve a comprar comida en buen estado, mientras el resto nos quedamos a deshacer un poco la casa, a limpiar el polvo y sobretodo, abrir las ventanas. Había mirado por internet a qué hora llegaba el vuelo de Los Ángeles y más la hora de camino que había en coche, nos quedaban una media hora para que los padres de Dayan hicieran su aparición.

Todos debían desaparecer, se quedarían a dormir en mi casa, pero mientras nosotros estuviésemos con los padres de Dayan, ellos ya se habían organizado para franquear la casa y protegernos de cualquier sombra que se atreviese a acercarse, aunque dudo que eso fuera a ocurrir.

Era Adalia la que estaba más alerta de todo, me estaba poniendo nerviosa con tanta precaución y tanto mirar por la ventana como si nos siguieran, por eso la había mandando de compras con Dayan, para que investigara el pueblo.

Otra cosa que me hacía comerme la cabeza eran Malak y Leia, desde que habían bajado del coche no los había visto discutir, es más, si Malak la decía algo esta aceptaba sin rechistar e igual pasaba al revés.  Kai también parecía darse cuenta de esto, porque cuando uno de los dos aceptaba las órdenes del otro, me echaba una mirada en plan ¿qué está pasando aquí? A lo que yo contestaba con un movimiento de hombros.

Al final y justo a tiempo, lo tuvimos todo recogido para la llegada de los padres de Dayan. Pero a causa de la carrera que nos habíamos pegado para tenerlo todo listo, no me había permitido tiempo para pensar en lo que iba a pasar o más bien, el efecto que iba a causar en mí el ver a los padres de Dayan.

Oímos el coche y salimos a recibirlos, en cuanto los vi, la necesidad de ir a abrazarles y de contarles todo lo que nos había pasado, se posó en mi cabeza como un molesto pájaro carpintero. Quería que me abrazaran y sentir la protección que un padre siempre brinda a su hijo, quería que solucionaran el problema por nosotros, que llamasen a la directora y les dijeran que era cosa de críos, como cuando íbamos al instituto. Pero no, debía comportarme y sonreír, mi papel en este asunto era primordial ya que los padres de Dayan confiaban más en mí que en él, yo era la madura de los dos.

Los abrazamos y les ayudamos a meter todas las maletas en la casa. Esta había dejado de oler a podrido, pero ahora olía excesivamente a ambientador.

- ¡Uff…! Dayan, esto es cosa tuya seguro…siempre te pasas echando ambientador. – le riñó Nuria a su hijo.

Saga Elementos IV: Destino de GuerraWhere stories live. Discover now