Capítulo 21: Planes fallidos.

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Capítulo 21: Planes fallidos.

ALEXA

¿Qué habría querido decir? Un libro que hará que todo acabe, ¿era eso posible? ¿Un libro que podría darme las pistas para matar a los elementos? No importaba lo que pudiese darme ese libro, lo quiero.

- ¿Dónde puedo encontrarlo? – le pregunté de forma algo agresiva.

Debía de controlarme, ya había comprobado que la agresividad no le importaba y que tampoco la muerte era una amenaza para ella, tenía que ser más lista, tenía que hacer algo que nunca había hecho y que resultaba totalmente desconocido para mí. Tenía que hacerme su “amiga”.

- Ese es el problema, tú no puedes encontrarlo. – dijo ella con esa sonrisa petulante que me sacaba de quicio. – No está en un sitio donde brujos normales lo puedan encontrar, ellos ya se encargaron de eso.

- ¿Ellos? ¿Quiénes son ellos?

- Los elementos originales, por supuesto. – “¡claro, es muy obvio!” Pensé irónicamente. - Ellos escribieron el libro y lo escondieron donde solo su descendencia pudiese encontrarlo.

Apenas era consciente de que no respiraba hasta que mi cuerpo cogió una gran bocanada de aire de manera inconsciente. Había sido demasiada información para soltarla en dos frases. Elementos originales y un libro. Mi cabeza buscaba cualquier solución para lo que podía controlar, el libro. Lo de los elementos originales era algo que decidí apartarlo en algún rincón de mi mente.

Tenía varias opciones. Robárselo quizás, pero ¿cómo entro en una comunidad repleta de brujos sin ser detectada?

¿Chantajearles? Tengo a la profeta, quizás estén dispuestos a hacer un cambio. Pero ¿y si la profeta no era nadie para ellos? Según me había contado Braulio, se la encontraron con dos brujos a kilómetros de la comunidad. Aunque sí sabía que se había comunicado con ellos de alguna forma, les había contado lo del libro.

- Alexa, - dijo ella para llamar mi atención y sacarme de mis cavilaciones. – ahora tienes que confiar en mí.

Levanté la vista y la miré, sus ojos estaban perdidos en algún punto de la nada, su cuerpo estaba totalmente quieto y parecía estar en trance, ni siquiera tenía claro que me hubiese hablado o que solo fueran palabras en mi mente.

- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? – dije con curiosidad, era su actitud la que no entendía.

- Tienes que dejarme salir. Tienes que llevarme al límite de este pueblo, donde se acaba sus tierras.

La miré desconcertada, tenía que estar de broma, ¿acaso pensaba que la iba dejar salir? Pero lo que más me mosqueaba era su actitud, a pesar de que me había vuelto a hablar y esta vez si la había visto mover los labios, su mente parecía seguir en trance, ni siquiera me había mirado para hablarme y ya llevaba unos minutos sin parpadear.

De repente cambió algo, su cabeza se movió de forma brusca hacia los lados. Sus ojos verdes se posaron en los míos con mucha suplica y ya parecía ser ella otra vez.

- Avisa a quien quieras, llama a todo tu ejército, lo que quieras. Pero tienes que dejarme salir. – eso era un orden, casi mato al último que me había dado una.

La furia empezaba a subir por mi cuerpo y un pequeño atisbo de recuerdo de Billie empeoró la situación, él había sido la última persona que me había ordenado algo y casi le mato por ello. Pero debía relajarme, me había dicho de intentar que me viera como una amiga y no como la que acabará con su vida.

- No te dejaré salir sin un motivo. – conseguí decir intentando no golpearla por su insolencia.

- Debo parar a los elementos, van a intentar encontrarme mediante la tierra y sin duda lo conseguirán si no se lo impido.

Saga Elementos IV: Destino de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora