•Sesenta•

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ஓீParte tresஓீ

Él recordó la primera vez que tuvo el valor de besar aquellos labios. Ello se había sentido tan incorrecto. Cuánto intentó frenarse esa tarde, sí, cuántas veces deseó no sentir tanto amor por aquel a quien llamaba hermano.

Luego de ese beso, HoSeok había llorado en silencio. Lloró porque se había enamorado, lloró porque él sabía que no tenían un lazo de sangre y sin embargo jamás lo podría revelar, y sobre todo, lloró porque sabía que después de haber probado sus labios, ya no iba a poder detenerse.

Recordó la reacción de TaeHyung luego de aquel beso robado. Sus ojos brillaron como nunca, no dejaba de rozar sus propios labios con la yema de sus dedos, como si estos aún quemasen debido al contacto. Le había gustado, eso era evidente, sin embargo se marchó y por varios días siquiera pudo mirarlo a los ojos.

HoSeok recordó que por un momento, todo se había vuelto frío y distante, apenas si se hablaban. Uno por estar demasiado confundido, otro por sentir que se merecía que la persona a quien más amaba en el mundo ya no le dirigiese la palabra nunca más. Sin embargo, una noche, TaeHyung se le acercó y le susurró un «lo siento». Eso no tuvo nada de sentido, ¿por qué se habría disculpado? HoSeok nunca lo supo, pues no le dio tiempo de emitir palabra alguna.

El segundo beso fue aún más increíble que el primero y con menos culpas.

Ambos decidieron acallar sus conciencias, de mandarlas a un abismo infinito donde ya no podrían atormentarlos nunca más. Se amaban, se amaban profundamente, y ninguno de los dos estuvo dispuesto a detenerse.

Mientras avanzaba por los senderos de aquel frío bosque, HoSeok seguía recordando cada momento junto a TaeHyung.

Enseguida, las imágenes de la primera vez que se unió a él de esa forma tan íntima y especial, inundaron su mente. Entonces, una pequeña sonrisa se formó en sus labios, sonrisa dulce y triste a la vez, sonrisa que no le llegó a los ojos, pero que sí enmarcó sus pequeños hoyuelos, esos que su hermano tanto solía amar.

—¿Qué hemos hecho? —había dicho TaeHyung aquella noche mientras se cubría el rostro con las sábanas, aún aturdido y febril por los efectos de su primer celo.

—El amor. —Le había susurrado él mientras buscaba su rostro enrojecido para admirarlo y besarlo con ternura.

Y en ese momento, con las imágenes más hermosas haciéndose presentes en su cabeza, su sonrisa se disipó y comenzó a llorar amargamente. Porque hacía varios días que lo había estado buscando, porque iba hacia la deriva, porque no había forma que lo encontrase en un bosque tan inmenso, porque su fortaleza y optimismo flaqueaban ante cada kilómetro de césped. Y aún así, seguía adelante, regresar sin él no era opción, regresar era darse por vencido, era dar por perdido al amor de su vida. No, él continuaría hasta recorrer cada hectárea de ese bosque, hasta ya no tener más energías, hasta dar su último aliento de vida. Nada, nada lo detendría.    

    

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El último Omega || YoonminNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ