1. ¿Lisas o rayadas?

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-¿Y tú no te quieres liar conmigo?

Mimi lo soltó con tal naturalidad que no dejó en ningún momento la cerveza, de hecho, le dio un largo trago soltando un guiño picarón.

-¿Qué?...

-Pues eso. Que si no te lo has planteado nunca. ¿Tú y yo?

Miriam la miró a los ojos buscando algo de broma en ellos, porque mal no lo había escuchado.

-¿Pero...?

-A ver, deja el taco un segundo-le señaló el taco de billar que aún tenía en la mano su amiga y se acercó a ella con una sonrisa ladeada-, que te harás daño.

-¡ES QUE NO ME LO ESPERABA!

-Ya 'illa... la camarera tampoco se esperaba que chillaras.

Miriam miró hacia la barra, centrando su mirada en las dos camareras y se disculpó con la mirada. Las conocían a ambas de hacía meses ya; se sabían sus nombres y sus habituales comandas de memoria. Pero, en aquellos momentos, las estaban observando entre alarmadas y sorprendidas.

Cada semana se emborrachaban a base de jugar al billar o jugaban al billar emborrachándose.

Una de dos.

Pero aquella frase de Mimi era la primera vez que la escuchaba durante sus habituales duelos.

-¿Quieres liarte conmigo?-preguntó aun atónita y ya con un tono de voz más privado.

-¿Tú no?

Durante unos segundos, Miriam se centró en su rubio lacio cayendo sobre su camisa de tirantes, los tatuajes en sus brazos, sus ojos verdes y sus labios gruesos definidos por el pintalabios. La última parada fue su escote bien marcado... Cuando volvió a sus ojos, Mimi la recibió con una mirada depredadora que nunca antes había usado con ella...

-Pues...

-¿Crees que soy guapa, leona?-ronroneó mientras paseaba el dedo índice por su brazo escalando con la punta de la uña por su piel.

-Claro que sí.

Miriam, sin aguantar aquella tensión, no dudó en contestar, pero tampoco dudó en girarse hacia la mesa de billar y golpear de cualquier manera la bola blanca.

¿Iba a lisas o rayadas?

Ni se acordaba.

-No has dudado.

-¿Y por qué iba a dudar?-le respondió apoyándose en la mesa de billar; al parecer la conversación no se había acabado ahí- Eres muy guapa.

Hubo un par de segundos de silencio de por medio en los que Mimi dio dos pasos para volver a quedar cerca, muy cerca, de Miriam.

-Las dos somos bisexuales.

-¿Y...?

-Y... las dos acabamos de salir de una relación, yo con un gilipollas posesivo que...-hizo un gesto con desdén al recordar-, ya lo sabes. Y tú hace meses que la relación con ella...-Miriam se tensó en el sitio y su amiga lo notó-, y ya sabes... acabó. Y tenemos necesidades. Yo tengo necesidades.

La leona chasqueó la lengua contra el paladar y se apartó el cabello de la cara. ¿De verdad estaban teniendo aquella conversación? Se lo contaban absolutamente todo; eran inseparables desde que habían empezado a trabajar juntas pero... ¿tanto?

-Mimita, cariño, tenemos que dejar de beber. Pero ya.

-¿Eso es porque también soy una tentación para ti?

El siguiente paso adelante hizo que Miriam quedase acorralada entre la mesa de billar y Mimi; se había acercado lo suficiente para que el primer plano que tuviera Miriam de ella, fuera de sus ojos y de sus labios.

La palabra "también" no pasó desapercibida por Miriam.

-Te toca a ti.

-¿Qué?

-Que te toca jugar a ti.

Fue el turno de Mimi de pestañear con confusión para luego soltar una carcajada que volvió atraer los ojos del resto del local hacia ellas; un segundo más tarde, se separó de su amiga dándose la media vuelta, casi volviendo a la normalidad de hacía cinco minutos.

Casi.

-Que mala que eres.

-¿Yo? Siempre.

Pero la pregunta de sí quería liarse con ella no se alejó mucho de la cabeza de Miriam. 

¿Cómo podría?

I've always liked to play (with fire) Miriam²Where stories live. Discover now