23. A partir de ahora...

377 31 1
                                    

La intensidad de la luz fue lo primero que notó en sus ojos cerrados; lo segundo fue la sensación de que había algo fuera de lugar. Mimi, molesta en sueños, se movió en el colchón notando otra vez aquella diferencia. No estoy en mi casa, pensó segundos más tarde. Galicia, la bonita Galicia con Miriam...

La rubia gimió de incomodidad ante aquella molesta luz y abrió los ojos cuando notó la pastosidad en la boca... Tenía sed, de golpe, tenía muchísima sed.

-Miri...-se quejó, sin mirar al otro lado de la cama y aun ajustando la vista-. Agua...

Alargó la mano esperando, de forma inconsciente, que Miriam le pasara una botella de agua, pero no pasó nada de eso. Mimi, extrañada y con lentitud, giró el rostro en la almohada y le costó ver que allí no había nadie más.

-¿Miriam?-preguntó sin recibir respuesta.

En la habitación y en aquella cama de matrimonio, solo estaba ella.

Durante unos segundos se quedó quieta mirando las paredes de color gris, el techo blanco, las fotos, la ropa tirada por el suelo y la camiseta que llevaba en aquellos momentos -que no era suya-... Mimi volvió a cerrar los ojos cuando un pinchazo le atravesó la sien.

Se lamió los labios buscando algo de humedad y algo de consciencia también... porque no se acordaba de lo que había pasado el día anterior.

¿Cómo...? ¿Qué había pasado la noche anterior?

-Anda, si la princesa está despierta.

Aquella voz.

Mimi se irguió en la cama y quedó apoyada en el cabecero viendo cómo Miriam llevaba en sus manos una bandeja y la acercó con cuidado hasta el centro de la cama.

-Buenos días...-le contestó con cuidado.

La bandeja era un kit de supervivencia anti-resacas; agua, pastillas, dos tazas de café y un par de onzas de chocolate con leche.

Un segundo más tarde, Mimi se aferró al agua y se bebió casi toda la botellita.

-Me imaginaba que tendrías sed... y tómate también la pastilla.

Miriam, por otro lado, sostuvo con las dos manos una taza de café y se apoyó sentada, y de perfil, en su cama. Mimi no pudo evitar darse cuenta de cómo no le quitaba el ojo de encima, algo que hizo que se pusiera aún más nerviosa; la gallega parecía estar esperando algo de ella... algo que no conseguía recordar si se trataba de la noche anterior.

Recordaba el encuentro en el lavabo, lo mucho que le había encantado besarla y escucharla gemir bajo sus toques, cómo se había muerto de ganas de hacerle todo lo que se le pasaba por la mente cuando pensaba en Miriam encendida. Pero también recordaba cómo habían parado... Su mente siguió avanzando por la noche hasta llegar al momento en coche con Efrén y Anne, la llegada a la casa y entrar a la habitación...

Hasta ahí llegaba su memoria.

-No, no creo que tenga resaca...-se negó a tomarse la pastilla-. Solo...

-¿Mmh? ¿Qué?

Mimi giró su cuerpo quedando cara a cara con Miriam.

-¿Pasó algo anoche...? Me siento horrible teniendo que preguntarlo, pero recuerdo entrar aquí... y ya está. No recuerdo dormirme, ni ponerme esta camiseta... que imagino que es tuya-Miriam asintió con el rostro impasible-. Oh dios, pasó algo y no me acuerdo, soy...

Miriam entonces rompió a reír cortando cualquier discurso o posible disculpa.

-¡Mimi, tranquila!

-¿Qué...?

I've always liked to play (with fire) Miriam²Where stories live. Discover now