Epílogo

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Horas más tarde, Miriam iba conduciendo su coche de vuelta a Madrid; con sus dos manos en el volante y la mirada fija en la carretera tarareando, de forma distraída y suave, la música que sonaba por la radio para no molestar a su copiloto: Mimi estaba totalmente dormida contra la ventana del Yaris.

La gallega sonrió mirándola de reojo, algo que llevaba haciendo constantemente en la última hora de viaje. Los recuerdos de aquella mañana no los podía sacar de su cabeza y aquello solo le hacía sonreír aún más.

Las palabras sinceras de Mimi, las suyas propias que le habían nacido de dentro, los besos, las caricias y roces, hacer el amor con ella de todas las formas posibles durante al menos dos horas y luego la ducha... Y menuda ducha.

Miriam no pudo evitar sonrojarse mientras algo entre sus piernas se volvía a humedecer.

Menuda primera vez con Mimi.

-Mmh... ¿en qué piensas?

-Oh-se sorprendió al escuchar su voz, saliendo de sus pensamientos y agradeciendo que ya era de noche así su sonrojo no era visible para Mimi-. Buenos días, rubia. Estamos a media hora de Madrid, ya queda menos.

-Bien, bien...-susurró Mimi mientras se incorporaba en el asiento y le subía el volumen a la radio-. Pero no me has contestado, te veías concentrada en tus pensamientos.

Miriam le tentó la idea de confesarle que había estado recordando el sexo matutino que habían tenido y todos sus gemidos, pero en vez de eso, se quedó en silencio dándose cuenta de que había algo que le estaba creciendo en el pecho:

-¿Sabes qué estamos a media hora de empezar, no?

-Empezar...-repitió con cuidado-. Es como una vuelta a la realidad, ¿quieres decir?

-Sí, pero a la vez, todo a partir de ahora va a ser diferente.

-Va a ser mejor, Miriam. Estamos juntas en esto.

-Juntas-imitó sus palabras.

En un movimiento rápido, Mimi se agarró a la mano de Miriam, entrelazó con cuidado sus dedos y los apretó para hacerse notar:

-¿Sabes...? Te puedes quedar a dormir en mi casa, si eso es lo que quieres...

Miriam giró cuanto pudo la cabeza, tan solo por un segundo, y la sonrisa le creció en los labios mostrando lo enamorada que estaba en aquellos momentos de Mimi. En aquel preciso momento, recordó la frase con la que todo empezó entre ellas, y no pudo hacer otra cosa que devolvérsela:

-¿Ya te quieres volver a liar conmigo?

Fin

I've always liked to play (with fire) Miriam²Where stories live. Discover now