17. Tonta

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Miriam estaba apoyada en la recepción con los brazos cruzados, iba empezar el turno de tarde y le apetecía entre cero y nada estar las siguientes ocho horas allí. Hay días en los que da igual cuánto te apasiona tu profesión, no se quiere ir a trabajar, y aquel día era así para la gallega Y más sin Mimi cerca.

De hecho, aquella semana estaban yendo a turnos contrarios y desde la barbacoa no se habían visto; un par de mensajes era todo lo que habían compartido aquellos días y la extrañaba un poco.

Y quien dice un poco, dice echarla de menos a rabiar.

Sus labios volvieron a su mente; cuatro días en los que los había tenido sobre los suyos y aún no había sido capaz de asimilarlo, de procesarlo en su cuerpo. Todo lo que quería era seguir besándola y toda aquella necesidad la estaba desesperando...

-Miriam.

La gallega se giró, con las manos en los bolsillos y se encontró de cara con su jefa.

-¿Qué tal, Noe?-sonrió medio de lado, dispuesta a agarrarse a la primera distracción que le brindasen-. ¿Con qué quieres que me ponga...? ¿Saco el planning de hoy o me lo das luego...?

-Acabo de ver a Mimi yéndose disparada hacia los vestidores.

Oh.

Miró su reloj tras comprender la preocupación de su jefa; aún le quedaba media hora de turno a su mejor amiga si no recordaba mal.

-Voy a ver.

-Miriam-ella se volvió a girar para mirarla-, creo que iba llorando.

El aire se le atragantó en la garganta y caminó a un ritmo lo suficientemente alto para llegar en menos de un minuto a los vestuarios que ambas utilizaban. Suspiró con el pomo entre las manos y abrió la puerta; volvió a suspirar al seguir la mirada por las taquillas de color gris oscuro y encontrar a su mejor amiga sentada en el suelo:

-Rubia...

La recién nombrada levantó los ojos verdes, y sollozó al verla:

-Cari, yo...

-Sh. Mi niña, ¿qué pasa?-la abrazó, a la vez que también se sentaba en el suelo, sintiendo que su ropa se mojaba por sus lágrimas-. ¿Ha ocurrido algo en el trabajo? ¿O han llamado de Granada...?

-No, no... Nada de eso. Es Alan...

-¿Qué...? ¿Le ha pasado algo?

-Bueno, hoy ha cogido la baja, pero no es eso... es que...

-Mimi, cariño, me estás asustando.

Miriam aguantó aquellos segundos de suspenso y sin querer presionar; la sostuvo entre sus brazos con cariño y con cuidado, le besó en la frente un par de veces y miró aquellos ojos verdes queriendo transmitir que todo iba a estar bien, que daba igual lo que hubiera pasado...

-Me volví acostar con él...

-Te volviste acostar con él-repitió parpadeando y... auch.

-Soy tonta, Miriam. Soy tonta por creer que...

-Sh. No eres tonta.

La tonta soy yo.

Su propio pensamiento le sentó como una bofetada en la cara; el corazón le iba a mil por hora y un nudo se le instaló en la garganta.

¿Por qué había creído que aquel beso en la barbacoa había significado algo? Tonta. Quizás lo único que había cambiado en aquellos cuatro días había sido la forma de pensar de Miriam, aunque de forma errónea. Muy tonta. Mimi no había cambiado nada; no significaba que fuera a cambiar su trato hacia su amiga. Su mejor amiga.

Miriam estuvo a punto de soltar un par de lágrimas, pero no podía. No podía romperse cuando Mimi seguía llorando, literalmente, en sus brazos por otra persona.

-Solo ha jugado conmigo cómo ha querido, solo para...

-Es imbécil ese tío-interrumpió tragándose todos sus sentimientos-. No merece tus lagrimas ni tampoco a ti.

-Si no me gustara tanto, si solo me gustaras...

Miriam se separó de ella y se puso de pie de golpe:

-No acabes esa frase.

-¿Qué?

-No, Mimi. En serio, no la termines.

El nudo se hizo más grande en su garganta e hizo el intento de subir a los ojos.

-Lo siento, yo...-Miriam giró la cara cuando Mimi se volvió a poner delante de ella-. No quería que..., lo del otro día fue real, Miriam, pero soy tonta. Muy tonta por caer otra vez con él.

Tonta.

-Ya está, cariño-quiso quitarle importancia segundos después, aunque en verdad no pudiera, al sentir las manos de Mimi en las suyas-. Somos amigas. Mejores amigas. Y haría lo que fuera por ti... hasta reventarle las ruedas del coche-por otro lado, Mimi sonrió aunque la sonrisa no le llegó a los ojos-. ¿Por cierto, qué coche tiene?

I've always liked to play (with fire) Miriam²Where stories live. Discover now