2. 6 AM, café primero

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La puerta del vestuario se cerró de golpe haciendo que Mimi levantara la vista de su teléfono móvil. Sonrió al instante al ver la cara adormilada de su amiga; ojos cansados y café en mano.

-Hola, marmotilla. No sabía que teníamos turno juntas.

-Shh. Café primero.

La rubia observó cómo soltaba la mochila y se quitaba la chaqueta torpemente para meterlo todo, de cualquier manera, en su taquilla. Su cabello, siempre recogido para trabajar en una coleta, dejaba entrever alguna que otra onda rubia que hacían resaltar aún mucho más sus ojos marrones.

-¿Ya?

Miriam le golpeó en los labios a Mimi con los dedos en señal de silencio cuando pasó por su lado y esta no pudo hacer otra cosa que poner los ojos en blanco y suspirar.

Se estaba poniendo nerviosa con tanto silencio.

De hecho, caminaron por los pasillos de la clínica en silencio por las horas que eran.

Mimi metió sus manos en los bolsillos de su pantalón impacientada por la tranquilidad de la leona; todas las veces que trabajaban juntas a las 6 de la mañana era la misma historia.

Al menos hasta llegar a recepción.

-Quedan cinco minutos para el cambio de turno y fichar, ¿me acompañas a fumar?

Al menos mataría el tiempo fumando, ya que poca conversación le estaba dando su amiga.

Miriam se puso simplemente la sudadera que había intercambiado por la chaqueta y dejó que la guiara.

El frío le golpeó la cara nada más salir por las puertas automáticas y Mimi se encogió sobre ella misma, frotándose los brazos para mantener el calor.

En el momento en el que se puso el cigarro en la boca, escuchó una voz ronca decir:

-Buenos días.

-¡Anda, si la gallega habla!-exclamó soltando la primera bocanada de humo.

-Imbécil.

Mimi le lanzó un beso al aire y un guiño que hizo que Miriam negara con la cabeza.

-No sabía que entraras hoy de turno de mañana.

-Y no lo tenía. Me llamó ayer Noe y me pidió venir antes-comentó con un encogimiento de hombros-. Entraba a la 2 de la tarde.

Aquello tenía sentido y la granadina asintió.

-¿Quién ha fallado?

-Mar.

-¿Por qué no me sorprende?-masculló entre dientes.

Miriam se encogió de hombros como respuesta, porque no era ninguna novedad escuchar la palabra Mar y seguida de baja:

-Soy mejor compañía que ella.

-Muchísimo mejor-estuvo de acuerdo Mimi-. Y más guapa.

Al instante, la granadina pudo ver el sonrojo en sus mejillas y sonrió abiertamente:

-Calla.

-Te he echado de menos estos días.

-Y yo a ti, Mimita.

Mimi acunó con una de sus manos el rostro de Miriam con total cariño y dulzura.

-¿Cuándo tienes fiesta?-le cuestionó con curiosidad, bajando la mano de su cara para entrelazarla con la de la leona.

-Mañana.

-Mmh. Yo el sábado.

-Que suertuda... puta-murmuró la última palabra, pero lo suficientemente alto para que la otra rubia lo escuchara.

Mimi soltó una carcajada mezclada con humo:

-Va... dime, ¿de que vas el sábado? ¿Quieres quedar?

-Salgo a las tres-contestó finalmente-. Podemos hacer algo luego por la tarde, si quieres.

-Quiero, quiero-le sacó la lengua juguetonamente.

Miriam ignoró el tono juguetón que Mimi estaba utilizando en aquellos momentos y siguió con normalidad la conversación:

-¿Lo de siempre?

-Como me conoces.

De hecho, Mimi fue a inclinarse en aquellos momentos para besar la mejilla de Miriam, sin embargo se quedó a medio camino por la llegada de su jefa:

-¿Ya estáis de cháchara vosotras dos?-soltó Noe, en broma, haciendo que ambas pasaran ya para el interior de la clínica-. Menudo turno me espera con las dos Miriam.

Porque menudo dúo eran. Y todo el mundo lo sabía. 

I've always liked to play (with fire) Miriam²Where stories live. Discover now