Capítulo 2. 3ºA

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Un fuerte golpe seco se escuchó por todo el edificio. Nora lo escuchó entre sueños, pero decidió seguir durmiendo, así que abrazó la almohada y giro sobre sí misma. Tenía los ojos pegajosos, le escocían. No podía abrirlos. Estaba muy cansada, apenas había dormido en toda la noche.

Los golpes eran cada vez más insistentes y fuertes. La joven resoplo y se tapó la cabeza con la almohada. Quería dormir solo un poco más, necesitaba descansar. Ya casi había olvidado todo lo que había pasado el día anterior, dentro de ella todo era un torbellino de emociones. Seguía sin comprender nada. Pero no quería salir de la cama por nada del mundo. Al final todo se solucionaría como siempre. Entonces hubo un golpe más fuerte que los anteriores, que hizo que Nora se despertara con un brinco. Abrió los ojos de golpe y miró hacia los lados de la habitación. Allí no estaba ocurriendo nada. Debajo de sus ojos se extendían unas largas y profundas ojeras, que corroboraban que no había podido dormir en toda la noche.

La luz entraba por la ventana de su habitación que había dejado abierta porque hacía calor, se quedó mirándola en silencio mientras intentaba averiguar qué decían los murmullos de las voces que hablaban en el patio interior. No consiguió oír nada, así que tras unos minutos mirando al techo, intentando decidir qué hacer, decidió levantarse de la cama. Con sigilo se acercó a la puerta de su vivienda, vaciló un momento antes de asomarse al rellano para satisfacer su curiosidad. Abrió solo un poco la puerta, lo justo para poder ver y escuchar con claridad, sin ser vista. ¿Qué habría pasado ahora?

Se encontró con que en el edificio había varios policías armados que intentaban echar la puerta del 2ºB abajo. Cuando ella salió la puerta ya casi había cedido, así que llegó justa para ver como la puerta caía al suelo haciendo que el sonido retumbase por todo el pasillo. Inmediatamente los policías desenfundaron sus armas y se aventuraron a entrar en de la vivienda. Nora cada vez estaba más nerviosa, sin darse cuenta estaba conteniendo la respiración. No pasaron más de cinco minutos que se le hicieron eternos.

—¡Sospechoso localizado! —Gritó uno de los policías—. ¡No tiene pulso!

Lo habían encontrado. Y estaba muerto. 

Who did it? #PGP2022Where stories live. Discover now