Capítulo 9. 3ºA

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El rumor de los informativos llenaba la habitación. Nora asistía a la explicación de la reportera, intentando asimilar los detalles del suceso. De repente sonó el timbre con gran estridencia, la joven se sobresaltó al oír aquel ruido. Aun así, se levanto, apagó la televisión y acudió recelosa a ver de quién se trataba. Cuando abrió la puerta ahí estaba la vecina del 4ºA, María Luisa.

—Hola, Nora, cariño. ¿Cómo estás? ¿Te has enterado de lo que ha pasado verdad? —Le preguntó.

Nora se apoyó en la puerta, trató de componer una sonrisa para su vecina, aunque no le salió demasiado bien.

—Bien, estoy bien, Marisa. La verdad es que no me he enterado de nada. Anoche no me encontraba muy bien y me fui a dormir temprano. Así que ya me he despertado con la sorpresa como todos.

María Luisa se acercó más a ella para poder hablar en susurros sin que sus palabras rebotasen en las paredes de todo el edificio y le llevaran sus secretos a todos sus vecinos.

—Yo tampoco me he enterado de nada. Y todo esto me huele raro, porque no tenía pinta de robo, ni nada. Alfonso además va diciendo que tiene que ser alguien del edificio.

Nora se sorprendió ante la afirmación que María Luisa le acababa de hacer. ¿El asesino estaba entre ellos? ¿No podía ser que alguien se hubiera colado por la terraza del edificio contiguo?

—Pero ¿quién iba a hacerle eso, Marisa? —contestó Nora horrorizada al pensar que uno de sus vecinos podía ser capaz de algo así.

No se sentía segura viviendo allí. Al principio todos parecían gente normal, no parecía que hubiera discusiones, ni nada por el estilo. Vivían tranquilos, en un barrio tranquilo. María Luisa se encogió de hombros sin saber tampoco qué decirle.

—A mí me ha venido de perlas, para que te voy a mentir. Con perdón, que tú sabes que yo hablo así. Pero yo estaba hablando desde hace meses con doña Asunción para comprarle el piso para mi hija. Y estábamos viendo a ver cómo hacer para que el chico se marchara. Así que mira una preocupación menos, pero la verdad que estoy preocupada. Pero tampoco te voy a mentir, a mí el chico no me caía nada bien. Vamos, todos aquí saben lo que yo y mi Mariano pensábamos de ahí. Ahora sí, de ahí a matarlo hay un paso, que nosotros y creo que cualquiera con dos dedos de frente, pues no da.

Nora asintió comprendiendo lo que decía su vecina. María Luisa y ella habían hecho una buena amistad. Ella había sido la única que se había preocupado por ella cuando su dejó a su novio. Una decisión que fue muy difícil para ella. Estaba en una ciudad que no era la suya, y él era la única persona que tenía. Pero tuvo que dejarlo, y María Luisa se comportó como si fuera su madre. Quizás en parte porque la entendía. Ella tampoco era de Madrid, quizás por eso se entendían bien porque sabían lo que era estar fuera de casa y alejadas de la familia.

—Marisa, tranquila, ya sabes que yo no pensaría eso jamás de ti —respondió Nora con una sonrisa.

Por supuesto que no pensaría jamás que María Luisa hubiera sido capaz de asesinar a alguien a sangre fría. Ni ella ni su marido.

—Aunque mi Mariano haya sido el que ha encontrado el cadáver esta mañana, te prometo por lo que más quiero que no tenemos nada que ver. Además, tenemos una coartada muy sólida. Te la contaría, pero no tengo tiempo ahora.

María Luisa se alejó de la puerta despidiéndose con la mano, antes de que Nora pudiera darse cuenta ya estaba subiendo el primer escalón.

—Ten cuidado, cariño —le decía mientras se alejaba lanzándole un beso con la mano.

—No te preocupes Marisa, que si me entero de algo serás la primera que lo sepa. Y tendré cuidado.

Nora volvió a cerrar la puerta, se acercó hasta la cocina. Allí tenía una ventana que daba al patio de luces. Enfrente estaba la ventana del 3ºB. La casa estaba vacía y en silencio. ¿Qué le habría pasado? Era todo muy raro. Pero lo que más le inquietaba era no recordar nada de la noche anterior.

Who did it? #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora