15

3.8K 265 29
                                    

Al día siguiente Sakura despertó temprano y bajo a desayunar algo ligero, dejo una nota en el refrigerador para decirles a sus padres que estaría trabajando en una misión especial dada por la Hokage.

Salió de su casa y fue caminando por las calles aún vacías de la aldea hasta llegar al hospital donde mostró un documento que Tsunade le había dado donde le otorgaba total libertad de utilizar los laboratorios, consultorios y almacenes del hospital siendo todo esto confidencial para personas ajenas fuera del personal de el hospital o serían castigadas al revelar un secreto de rango S.

Y claro como era de esperarse la miraron raro y entre las enfermeras murmuraban entre si del por qué la nueva Hokage le daba acceso a áreas restringidas del hospital a una niña.

La pelirosa ignoró todo a su alrededor y se adentro en uno de los grandes laboratorios del hospital, cundo entro miro que había colgada en un perchero una bata blanca a su medida con un pequeño dibujo grabado en el lado izquierdo del pecho un zorro dormido a los pies de un frondoso árbol de cerezo, Sakura sonrió al saber de quién fue el regalo y se lo coloco encontrando los bolsillos de la bata llenos de dulces de fresa que le encantaban.

Guardo los dulces en un pergamino y los guardo en su bolso, aunque tomo uno para comerlo mientras trabajaba, le encantaban esos dulces de fresa.

Tomo una libreta y empezó a anotar cada receta de cualquier medicamento que se acordará y apuntando de igual manera todo método médico moderno que se supiera, sería muy conveniente para el personal del hospital y más cuando entraran en Guerra salvaría muchas vidas.

Sakura pasó toda la mañana escribiendo recetas de medicamentos y otras cosas, cuando recordó que tenía que fabricar al menos una docena de píldoras para la resaca, no solo Tsunade las quería ella también las necesitaba si planeaba cenar o tan solo comer con su querido rubio al cual aunque el lo negara era un fanático del alcohol al igual que ella solo que el lo ocultaba mejor, solo había un pequeño problema y era el que ellos solían emborracharse de vez en cuando más que nada cuando sus hijos no estaban, como era su situación actual sus hijos literalmente no existían y su cerebro les daba más impulsos para emborracharse cada que tuvieran oportunidad.

Busco en el laboratorio las sustancias que necesitaba al igual que el saborizante de sabor cereza, sus medicamentos siempre fueron conocidos por el echo de que sabían a un peculiar sabor cereza que ella les agregaba ya que le disgustaba el sabor y olor que desprendía la medicina sin ningún saborizante, además de que a los niños les fascinaba y llegaban a pensar que eran dulces.

Muchas veces cuando las madres venían con sus hijos a qué les diera un chequeo médico y les recetaba sus medicamentos, cuando los niños terminaban su tratamiento, ellos solos buscaban a la médico pidiendo que les diera más dulces de cereza. A la pelirosa le encantaba cuando hacían eso y les daba un pequeño frasco de pequeñas píldoras rojas que eran vitaminas y les dejaba en claro que solo podían tomar una al día y solo se los daría una vez cada tres meses si estos se portaban bien con sus madres, esto causo que muchos niños se esforzarán en sus estudios o su comportamiento tanto que la pelirosa pensó en crear una marca de dulces que no dañaran el cuerpo humano.

La idea ahora no sonaba tan descabellada de echo era una gran idea podía vender sus dulces al principio en una de las dulcerías de la aldea, pequeños caramelos de cereza con forma de remolino, las llamaría "Swirl cherries".

Sin darse cuenta ya había pasado más de medio día en el gran laboratorio haci que salió del lugar para ir a comer algo a su casa, regresaría más tarde a terminar las píldoras para la resaca, camino tranquilamente por las calles de Konohana cuando miro a lo lejos que su querido novio era seguido por un trio de niños y está decidió acercarse para ver qué les enseñaba el rubio está vez.

Regresando Con Mi BakaWhere stories live. Discover now