𝓐𝓻𝓲𝓼𝓾

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Me bajé de encima del Sombrerero al escuchar el toque de la puerta, solo para después mirar cómo el nuevo entraba por la gran puerta de la sala de juntas.

—Tu cita de esta noche ha llegado, Valentina. —murmuró, pude apreciar mejor al chico frente a mí, no era muy alto y tenía un cuerpo debilucho, incluso se tapó los ojos mientras yo volvía a colocarme la parte de arriba del traje de baño.

—Pensé que Ann se encargaría hoy. —hice un puchero, no quería salir hoy.

—Está ocupada con la nueva. — giré los ojos ante su contestación, el pobre chico paseaba la mirada entre toda la decoración intentando débilmente no cruzar miradas con ninguno de nosotros dos.

—¿y Mira?

—Corazones, hoy probaremos tréboles.

—Los odio a todos. —murmuré, aceptando mi derrota.

—Anda, mueve tu gran culo y ve, no lo hagas esperar.

Perezosamente me levanté del cómodo sillón, no sin que antes el Sombrerero dejara un largo y húmedo beso en mis labios.

—Sígueme. —le dije a modo de saludo al nuevo, caminando velozmente hasta la parte baja donde estaban los coches de La Playa.

—¡Que guapa la que viene ahí! —escuché el saludo de Kuina, quien venía de las calderas.

—¡Más guapa la que va para allá! — le respondí, y en el momento en que nos cruzamos, nos dimos un pequeño pico de saludo.

—¿Por qué no subes hoy?

—Tengo que entrenar al nuevo. —me despedí con un giro de cabeza y seguí avanzando. —¿Cómo es que te llamas?

—Arisu. —respondió cohibido, sonreí abiertamente mientras me soltaba el cabello que tenía apenas a los hombros. —¿Y tú?

—¡Valentina Müller, la jugadora más guapa de La Playa ha llegado! —el chulo de Niragi hizo acto de presencia, montado en su característico coche que no soltaba a ningún otro militar. —Preciosa, pensé que no jugabas hoy.

—Pensaba lo mismo, pero heme aquí. Los jefes mandan y yo obedezco. — el tono de mi voz cambió en la última oración, y Arisu tosió ahogándose con su saliva. —¿Dónde te ha tocado hoy?

—La mierda de siempre, dile al idiota de tu jefe que estamos hartos de ser la carnada de esos estúpidos.

—Le daré el memorándum cielo, dile a tu idiota jefe que deje de mirarme el culo cuando salgo a broncearme. — tomé las llaves de uno de los autos que estaban destinados para los ejecutivos, haciéndole una seña a Arisu para que entrara por la puerta del copiloto.

—Me pides imposibles.

—Ya nos estamos entendiendo entonces. —y con esa última oración, arranqué con velocidad por las calles del oscuro Tokio. —Es curioso, en el mundo real, nunca obtuve mi licencia.

La cara de Arisu se desfiguró completamente a una de pánico, incluso se ajustó el cinturón de seguridad lo más fuerte que pudo, por lo que solté una carcajada.

—No hablas mucho, creo que será mejor que te explique lo que haremos. —él hizo un murmuro de asentimiento. — Los Ejecutivos, a quienes yo pertenezco, te quieren hacer una prueba esta noche. La cosa es que resultaste tan satisfactorio para corazones, que deseamos ver tu desenvolvimiento en tréboles.

—Soy bueno en tréboles. —afirmó. —Gané el juego de 3 tréboles.

—¿El primer juego? — quité la vista del camino para mirar como movía la cabeza de arriba abajo. —Suerte de principiante, además, un tres no significa nada, yo soy de las ligas mayores.

One Shots|| 𝙰𝚕𝚒𝚌𝚎 𝙸𝚗 𝙱𝚘𝚛𝚍𝚎𝚛𝚕𝚊𝚗𝚍 [ᵖᵉᵈⁱᵈᵒˢ ᵃᵇⁱᵉʳᵗᵒˢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora