Take Flight

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FELINETTENOVEMBER

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DIA 3:

Take flight

Podría entenderse como : levantar vuelo...o también, escaparse.

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No eran de ésos besos, pequeños y ligeros, que compartía antaño con su ex-novio, Luka Couffaine. No. Este era un beso de verdad. Sus labios eran calientes y húmedos, intensos, brutales. Un beso de verdad. De esos peligrosos. De esos que en un instante, estás de pie, y en el siguiente, sientes frío porque ya no tienes la ropa puesta. No. Tampoco era un besito de aquellos: de los de piquito, de los que te puedes dar con alguna amistad en plan lúdico y sin compromiso. No. Por supuesto que no.

Éste era uno de los verdad.

Y no podía escapar.

Él abría y cerraba la mandíbula sobre su boca y ella, sumisa y complaciente, se dejaba hacer. La besaba tan fuerte, que le escocía la piel del mentón. En un momento, ella intentó separarse y coger aire, pero él no la dejó. La tomó con una mano por detrás de su cuello y la apretó hacía sí, impidiendo que huyese. Marinette, agobiada ante la falta de aire, exhaló e inhaló el propio vaho que él emanaba de su boca.

¿Respiraba su mismo aire?

Literalmente sí.

¿Bebía de su boca?

Físicamente también.

En su desesperación, en su fogosidad, ellos chocaban los dientes una y otra vez. No les importó. Ellos continuaron con lo suyo. Sin tregua. Marinette ladeaba su cabeza hacia un lado, y él hacía lo mismo, luego cambiaban de dirección. En un momento dado, ya no sólo la sujetaba del cuello, sino que la había abrazado, tenazmente, teniéndola firmemente apretada contra él.

Pasados unos minutos, fue imposible respirar, necesitaban una pausa, de verdad.

Apenas se separaron unos milímetros, pero a pesar de eso, Marinette notaba cómo se le clavaban los botones de la camisa de él contra la ropa de ella, y sintió, asustada, la hebilla de su cinturón en su abdomen. Así de unidos estaban. A duras penas, ella respiró, jadeando debido a la apnea, detectando otra vez su olor, a cedro y cítrico, mezclado con el aroma similar al de los libros viejos, junto a loción después de afeitar. Casi no podía abrir los ojos y tampoco podía enfocarse en sus ojos verde esmeralda. Ni en su pelo rubio. Sólo logró deslizar sus manos sobre su pecho, acariciándolo, disfrutando la suavidad de su camisa y su chaleco, tropezándose con su corbata. Estiró aún más su mano y despacio, introdujo sus dedos entre su pelo, descubriendo que era tan suave como el algodón.

Gimió, dulcemente satisfecha.

Satisfecha y saciada como si hubiese tenido hambre y sed muy intensas.

De repente, él bajó su cabeza y la enterró en el hueco de su cuello.

Ella volvió a gemir, casi como un lamento.

Y ahora sentía sus dientes y su lengua encarnizándose con la sensible piel que le nacía debajo de la oreja.

Notó un vacío en su estómago.

Similar a como cuando uno va cayendo por un montaña rusa.

Cerró los ojos, apretó los labios e hizo puño con su mano aprisionando su cabello rubio entre sus dedos.

Casi susurrando, ella dijo su nombre.

- Fé, Fé. -

Y mientras echaba el aire hacia fuera, percibió una calma y un gozo que nunca antes había sentido. Bastante parecido al sentimiento que tiene uno al llegar a casa después de un día largo y ajetreado.

--La verdad sobre el amor-- **Felinette November 2021**Kde žijí příběhy. Začni objevovat