Capítulo 21

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Levantó la mirada por el cristal de la sala mientras la lluvia copiosa cubría por completo las plantas del jardín

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Levantó la mirada por el cristal de la sala mientras la lluvia copiosa cubría por completo las plantas del jardín.

Revolvió el té negro oyendo como tintineaba la cuchara sobre la porcelana; de alguna manera aquella melodía apacible calmaba sus angustias. Sorbió su nariz rememorando las palabras de John y movió su cabeza en negativa mientras volvía a inspirar profundo y a revolver el té ya frío.

La casa estaba silenciosa y los candeleros encendidos, aunque una mínima claridad ingresaba por el ventanal. El día había sido agotador y el mañana prometía ser igual o quizás peor. Dio dos cortos tintineos en el borde de la taza y resonaron en el ambiente amplio y vacío como un eco ensordecedor. Drake, Byrion y Diane se habían encerrado en el escritorio todo el día. Apenas se habían reunido en la comida y la mesa había sido casi como un funesto funeral. Silencio y soledad la habían escoltado hora tras hora y apenas había cruzado con Rose unas cortas palabras. Necesitaba respuestas, entender, comprender y vislumbrar algo de luz en el futuro. ¿Acaso el resto de su vida sería aquella soledad, penumbras y silencio? La idea le conmovió.

— ¿Señora? —La voz grave de Diane le sorprendió, pues sumida en sus pensamientos, no había oído sus pasos antes. Se volvió hacia ella y estiró sus comisuras en lo que pareció una sonrisa. —Ha estado toda la tarde junto a esa ventana, Drake está preocupado. — ¿Preocupado? Pensó. ¿Acaso le había prestado la mínima atención? Se sorprendió que así lo hiciera y supuso que en realidad eran las palabras de aquella anciana que sólo quería congraciarlos.

—No hay por qué, estoy bien. —Respondió apenas murmurando y miró nuevamente el agua caer en la hierba del jardín y hacer aquellos pequeños y seguidos círculos concéntricos en los charcos.

— Imagino que nunca ha metido su nariz en la cocina y voy a preparar panecillos. ¿Le gustaría acompañarme? Creo que podríamos conversar y conocernos un poco más —Sugirió la anciana y Caddy inspiró profundo. Lo que menos deseaba era hundir sus manos en un bollo de masa y mucho menos soportar los silencios incómodos de la compañía indeseada, pues había notado que no le caía bien a la señora y el sentimiento era mutuo.

—Prefiero quedarme aquí. —Diane inspiró profundo mientras movía su cabeza de lado a lado.

—Tan terca como él. —Su desagradable afirmación arrugó la frente de Cadence que se volvió hacia ella, molesta por su atrevimiento. —No señora, no me vaya a contradecir, que los años me han enseñado muchas cosas y entre ellas, que seguro es más entretenido y productivo hundir los dedos en un buen amasijo, apretarlo fuertemente y golpearlo contra la mesa una y otra vez, que castigar a una pobre taza de té horas interminables, con la cuchara. —La dejó sin argumentos, aunque la idea de que ella siendo tan cercana a Drake, pudiera aclararle alguna de las dudas que le atormentaban, le resultaba tentadora. Irguió su espalda y levantó el mentón cargada de orgullo, dejo la infusión helada sobre la mesa y ambas se dirigieron a la cocina.

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