🐉17🐉

7.8K 666 52
                                    

Luego de una tranquila discusión (básicamente, yo sentado y Rias regañandome por estar comprometido con Sona y no haberle dicho nada) nos quedamos un rato más en la sala del club, organizando un poco y charlando animadamente.

— ¿Supiste algo de Kiba? — pregunto al recordar que no había hecho las labores del club hoy.

— Dijo que no se sentía muy bien y me pidió permiso para ausentarse — respondió ella en un suspiro

— Espero que vuelva pronto a la normalidad...

Latido

Una punzada recorrió completamente mi brazo derecho. Era diferente a cuando mi mano se estaba transformando en la de un dragón. Era más suave, como una advertencia de algo. ¿Pero qué?

Miré a mi alrededor con cautela, buscando algún indicio de ataque, incluso usé [Percepción del entorno] pero no encontré nada

Entonces, a mi mente llegó un recuerdo de una de las cosas que Sona descubrió sobre la maldición.

«Durante la etapa de desarrollo y metamorfosis, que es en la que estás ahora, el afectado estará conectado al dragón que lo infectó a través de un vínculo mágico invisible. Por el cual, absorberá la energía dracónica que necesita para convertirse en semidragón. Como efecto secundario, ambos  están conectados, por lo que uno sentirá si el otro está en peligro y viceversa»

Esta molesta sensación... Issei está en problemas.

— ¿T/N? — Rias me mira confundida al notar que me puse de pie abruptamente.

— Issei está en peligro. Y es probable que Asia e incluso Oto-san y Oka-chan estén en riesgo también. — le expliequé antes de salir apresuradamente de la sala.

(...)

Parado frente a mi hogar, un intenso escalofrío recorre todo mi cuerpo. Lo reconozco como la habilidad [Detección de Peligro] activándose.

Entro a casa con fingida calma mientras reviso si hay alguna señal de lucha.

La entrada está perfectamente limpia, así que sigo avanzando

— Jajajajaja — unas animadas risas en la sala de estar hacen que mi rumbo sea fijado en esa dirección.

La escena que se desarrollaba en dicho lugar era extraña, cuanto menos.

Mi madre sonreía amigablemente a dos chicas desconocidas que estaban sentadas frente a ella.

Las visitantes inesperadas eran jóvenes extranjeras con un rosario colgando alrededor de su cuello. Ambas parecían de mi edad. Una tenía el pelo de color castaño recogido en dos coletas y la otra tenía el pelo corto azul con un mechón verde y ojos intimidantes. Estaban vestidas con una túnica blanca. Junto a la chica del mechón verde había algo que parecía ser una enorme espada de envuelta en tela, esta desprendía gran cantidad de poder sagrado.

Supongo que seré un Rey DemonioWhere stories live. Discover now