Reacciones de los personajes de Tokyo Revengers al verte usando una prenda/accesorio de alguien más.
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Ibas corriendo pues era tarde, te quedaste platicando y tonteando con tus amigos y se te pasó el tiempo.
Muto te esperaba en el extraño lugar donde solía interrogar a los sospechosos de ToMan. —Rayos vengo tarde, Muto se molestara. — Entraste corriendo tan rápido que no te fijaste y chocaste con Sanzu.
—¡Haruchiyo! Lo siento. — dijiste un poco apenada.
—Jaa, no te preocupes T/N. — dijo viéndote de arriba hacia abajo poniendo atención especial en tu abrigo. —Deberías quitártelo. —Soltó seriamente antes de salir del lugar.
Uhm te quedaste pensando en lo que había dicho ¿qué debería quitarme? — pensaste.
—Llegaste. — una dura y ronca voz te saco de tus pensamientos.
Te acercaste para besarlo en los labios —Siento llegar tarde Mucho. — Él no correspondió el beso, también se quedó en silencio unos segundos.
—¿Tienes frío T/N? — dijo bajando la cara para poder verte a los ojos. —Imagino que no, con tal abrigo ¿Cómo podrías? — soltó de manera pacífica, aunque su expresión facial demostraba otra cosa.
—Ya que lo mencionas, de hecho si, es muy calientita. — contestaste inocentemente, Muto alzó la ceja. —¿Ah si? — Nunca creí qué en mi sala de interrogatorio tendría que acorralar justamente a MI novia.— dió unos pasos hacia ti poniéndote contra la pared. —¿De quién es eso? — preguntó susurrando en tu cuello.
—¡Mucho! ¡No me trates como si fuera un delincuente! — lo regañaste. — ¡Es mi abrigo, tonto! —
—Eso no es tuyo! ¡Conozco perfectamente tu ropa! — gruñó. Bajaste tu mirada a tu abrigo y comenzaste a reír. —Rayos, tenía tanta prisa que tome el equivocado.
—¿Qué? Pfff te lo dije.— puso los ojos en blanco. —Entonces nadie te lo dió...— soltó Mutō a lo bajo. Se quitó su chamarra negra de cuero y te la ofreció. —De igual forma, ponte mejor la mía, que para algo soy tu novio.
—¿De verdad me acorralaste como a un delincuente por un abrigo? — preguntaste fingiendo estar indignada.
—Pues no pusiste mucha resistencia eh. — se burló de ti, acorralándote nuevamente contra la pared. Se acercó para besarte y cuando sentiste sus labios sobre los tuyos se despegó de ti.
—Mierda, debo llamar a Sanzu ahora mismo. — dijo sacando rápidamente su teléfono de la bolsa de su pantalón.
—¡¡MUCHO!! ¿Qué le pediste que hiciera? — preguntaste preocupada por la integridad de tu amigo.
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