Capítulo 3.- El Bosque Real

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Elia Martell

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Elia Martell

—Me gustaría que fuéramos juntos. Yo nací allí, —le dijo Rhaegar, durante la semana que Elia pasó encerrada a causa del resfriado, el príncipe la visitó diariamente y conversaron durante horas—. Quiero reconstruir Refugio Estival y devolverle su antigua grandeza. Bueno, en realidad llevo varios años planeándolo. El maestre Pycelle dice que los planos originales deben estar en algún lugar de la biblioteca real, ya incluso le he pedido que los busque. El clima es más benevolente, será un buen lugar para pasar los inviernos.

—Mi madre solía decir que era un lugar impresionante, un verdadero palacio Targaryen —mencionó Elia.

—¿Tuvo oportunidad de verlo antes del incendio? —los ojos de Rhaegar brillaron con interés.

—Sí, mi padre y Doran también. Aunque no les gusta hablar mucho del tema —dijo Elia—. Mis padres eran muy unidos al príncipe Duncan y lady Jenny, cuando el rey Aegon les concedió Refugio Estival, los visitaron en varias ocasiones. La última fue cuando Doran tenía unos siete años.

—A mi madre tampoco le gusta hablar de eso, cuando era niño en más de una ocasión la hice llegar a las lágrimas a causa de mis preguntas. —Rhaegar no pudo evitar bajar la mirada—. ¿Entonces tus padres conocieron a Jenny de Piedrasviejas? —Elia asintió—. Hablaré con ellos, me gustaría que me contaran todo lo que recuerda sobre ella.

—Puedes intentarlo, pero rara vez los mencionan. Doran dice que cuando llegó el cuervo anunciando su muerte, ambos partieron a los Jardines del Agua con lágrimas en los ojos y no volvieron sino hasta una semana después.

—¿Sabes si tu hermano la recuerda? —preguntó él.

—No recuerda mucho sobre ella, pero si algunos detalles —respondió Elia—. ¿Es para tu canción?

—No todos los días un príncipe heredero renuncia al Trono de Hierro por amor —mencionó Rhaegar—. Sería estupendo que tu hermano nos acompañara, podríamos ir todos juntos después de la boda.

La única pizca de aventura que Doran tenía en el cuerpo, la había perdido en Norvos. No lo imaginaba emprendiendo otro largo viaje con la única finalidad de ver las ruinas de un lugar del que apenas y lograba acordarse.

—Debes recordar que viajan con su pequeña hija, —Elia comentó con una sonrisa en los labios—. Arianne acaba de cumplir tres años y te puedo asegurar que lo último que desean en estos momentos es emprender otro viaje con ella.

—Por supuesto, debí imaginarlo —dijo Rhaegar—. En ese caso seremos solo nosotros dos.

Una vez que la emoción por la boda cesó en la ciudad, y las peleas con el rey se reanudaron, emprendieron el viaje hacia el sur, y aunque ambos compartieron el entusiasmo al principio, pronto se desvaneció.

Era un viaje demasiado largo para un grupo tan numeroso, pero incluso eso habría sido tolerable de no ser por el maldito carruaje, que a menudo se quedaba atascado en el barro o perdía la rueda trasera tras pasar por un camino empedrado.

Los Últimos DragonesWhere stories live. Discover now