Capítulo 2.1.- Bajo la Luz de las Velas

243 18 13
                                    


N/A: En gran medida este capítulo existe solo debido a mi curiosidad por saber si podría escribir una escena un poco más subida de tono... Aquellos que han leído mis otras historias saben que realmente no es mi estilo, pero quería intentarlo...
Así que aquí está...

(Para aquellos que este tipo de escenas les incomodan, pueden saltarse este capítulo sin problemas pues no afecta en la trama)









(Para aquellos que este tipo de escenas les incomodan, pueden saltarse este capítulo sin problemas pues no afecta en la trama)

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Elia Martell

La noche llegó, pero a nadie pareció importarle.

Los invitados disfrutaron de los bardos y de las jarras de interminable vino rojo dorniense.

Rhaegar permanecía de pie frente a la mesa del rey, hablaba con su padre y con lord Tywin, la Mano. Sus mejillas sonrojadas resaltaban sobre su pálida piel, y demostraban la cantidad de vino que había bebido.

Se preguntó si las suyas tendrían el mismo aspecto. "Por los siete, había bebido demasiado".

—¡No iré a ningún lugar sin antes ver a esa florecilla dorniense en la cama! —la voz del Rey fue lo suficientemente alta como para que todos lo mirara de reojo.

Elia sintió la mirada de los hombres, sonrisas burlonas adornando sus rostros. Conocía la tradición. Encamamiento, era la manera en que lo llamaban. Se suponía que los hombres presentes debían llevarla a la alcoba de su esposo, desnudarla en el camino y permanecer afuera gritando sugerencias obscenas hasta que Rhaegar hubiera terminado con ella.

"Y se atrevían a decir que nosotros somos demasiado liberales" pensó.

—He dicho que no. —Rhaegar lucía visiblemente enfadado.

Rhaegar a petición de Elia, había intercedido ante su padre para evitar la ceremonia, y aunque en un inicio el rey había accedido, había cambiado de opinión. Sabía que, si el rey lo aprobaba, nadie podría evitar que la tradición siguiera en pie.

—¡Yo soy el rey! ¡Y yo lo ordeno! —gritó Aerys, la reina Rhaella corrió a su lado, para tratar de contenerlo, pero él la alejó sin tan siquiera voltearla a ver.

Su madre se levantó de su asiento y se acercó a la mesa del rey. Detestaba las escenitas públicas. Su padre la siguió con la mirada, su rostro estaba desencajado. Él también había externado su negativa ante exponerla de esa manera, pero su madre lo había mandado callar casi al instante.

Su madre se dirigió al rey, y él sonrió ante sus palabras.

Elia no necesitaba escucharla para saber lo que decía. "Recuerda tu deber. Recuerda a Myriah", le había dicho un par de horas atrás, mientras las criadas la ayudaban a alistarse para la boda.

Rhaegar regresó a su lado, en su rostro había una disculpa silenciosa, una promesa rota por circunstancias que estaban fuera de su control, pero por las que aun así se sentía responsable.

Los Últimos DragonesWhere stories live. Discover now