Capitulo 5

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Cuando Perséfone despertó, el alba se filtraba ya en la habitación.

Zatz la abrazaba con fuerza, igual que había hecho durante toda la noche, como si temiera que la joven se escabullera mientras él dormía.

La diosa sonrió para sí y hundió la nariz en el cuello del albino para aspirar su aroma. Él se revolvió levemente; estaba despierto.
Zatz jugueteó con el cabello de ella.

—Ni en sueños pienso dejar esta cama para salir a entrenar —murmuró.

La castaña se rio en silencio. Ahora el albino le acariciaba la espalda, sin detenerse al llegar a las cicatrices.

Ella sonrió sin levantar la cabeza.

—¿Cómo te encuentras?— Pregunto el albino.

Como si estuviera en todas partes y en ninguna al mismo tiempo. Como si llevara toda la vida medio ciega y de repente empezara a ver con claridad.

Como si pudiera quedarse allí para siempre, sin precisar nada más.

—Cansada —reconoció. El semblante de Zatz se ensombreció—. Pero feliz.

Él la soltó para apoyarse en el codo y mirarla a los ojos.

—¿Pero estás bien?

Ella puso los ojos en blanco.

—Estoy segura de que « cansada pero feliz» es una respuesta absolutamente apropiada después de una primera vez.

De repente la asaltó un pensamiento y su sonrisa se desvaneció.

—¿Te vas a meter en un lío por culpa de esto?

Los músculos del pecho de Zatz se expandieron cuando él inspiró profundamente. Ladeó la cabeza hasta apoyarla en el hombro de ella.

—No lo sé. Puede que a Mictlán no le importe. Es posible que me despida de todo esto. Quizá algo peor. No sabría decirte; es muy impredecible.

—Lo mantendremos en secreto. De todas formas, pasamos juntos tanto tiempo que nadie notará la diferencia.

La chica calló un momento.

—En serio, me sorprende que no andes ya por ahí pavoneándote delante de todo el mundo. Yo lo haría si me hubiera dado un revolcón conmigo.

—¿Acaso tu amor propio no conoce límites?

—Ninguno en absoluto, Zatz...

—Me juras que lo dices en serio, Persé— Dijo Hestia emocionada

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—Me juras que lo dices en serio, Persé— Dijo Hestia emocionada.

—Te conte todo lo que paso, Hest— Dijo Perséfone mientras se sentaba con ella— Si no te hubiera contado cada detalle no me creerias.

—Entonces ¿Ustedes?...

—Es un secreto, Hestia— Dijo la diosa mirando al techo — Ni si quiera debi de contarte a ti.

—No dormiste aqui anoche, ¿Dondé mas dormirias?

La diosa volteo los ojos y siguio arreglandose.

—Entonces dime ¿Qué paso entre Zatz y yo?

Hestia junto sus manos a sus cachetes y comenzo a hacer ruidos de besos.

—Aunque sea cierto, me referia a lo otro.

—Ah eso, nadie hizo nada, nosotras dormimos en tus aposentos ya que hablamos hasta tarde...— Dijo Hestia usando el plan A

—Bien ahora solo falta que mi padre no me pregunte algo.

—Bien ahora solo falta que mi padre no me pregunte algo

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ℍ𝕖𝕣𝕖𝕕𝕖𝕣𝕒 𝕕𝕖𝕝 𝕀𝕟𝕗𝕚𝕖𝕣𝕟𝕠 (𝕫𝕒𝕥𝕫𝕩𝕥𝕦)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora