Capitulo 22

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FLASHBACK*

— ¡Están en el bloque G! ¡Por esa puerta!—grita Hades a Perséfone. 

La corte de las sombras estaba siendo atacada por el Dios Mictlan, todo gracias al poder que Perséfone habia demostrado en su ultima guerra. 

Zatz, Perséfone y Hades buscaban a Ares y Hestia, realmente a todas la criaturas del reino.

 —¡Zatz! —grito Perséfone, más enojada que asustada.

 El siguiente clavo que sale disparado se derrite antes de alcanzar a la castaña, pero los pegotes de hierro caen demasiado cerca, quemando su espalda. Un grito se escapa de ella cuando la tela de su traje se funde en sus cicatrices.

—¡Ares! —grita Perséfone una vez el aire se despeja—. ¡Hestia!

Zatz salta hacia abajo al otro lado del suelo, sus manos acunadas alrededor de su boca. Rechaza mirar a la castaña, buscando en las celdas a cambio. 

El bloque G es tan húmedo como el D de los castigos a ladrones y gracias a Perséfone, medio destruido.

 —Aquí —gruñe una voz. 

La castaña tropieza con un cuerpo de los dioses que estan del lado de Mictlán, corriendo aunque las quemaduras en su espalda protestan con cada paso. Zatz la encuentra allí, sus manos se encontraban llenas de sangre la cual parecía no ser de el.

El hombre en la celda parece débil. Su piel se ha puesto blanca mas de lo que ya era antes, su restante cabello es fino y las líneas de su cara se han multiplicado y profundizado. Pero sus inconfundibles familiares ojos marrones y la chispa de inteligencia seguia ardiendo dentro de el.

La primera barra cede y Hades las destornilla, creando un espacio lo suficientemente grande para que Perséfone pueda entrar a la celda.

Narra Perséfone

Apenas noto la presión asfixiante del fuego alrededor de la habitacion y me concentro en sacar a Ares de pie. Se siente frágil, como si sus huesos podrían romperse y por un momento, me pregunto si va a salir de esto con vida. Entonces, su agarre en mí se tensa y frunce el ceño en concentración. 

—Llévame hasta aquel dios —gruñe, traicionando un poco algo de su viejo espíritu—. Y saca a Hestia.

—Por supuesto. Estamos aquí por ella también. —Pongo su brazo sobre mi hombro, ayudándole a ponerse de pie. Aunque él es mucho más alto que yo, se siente sorprendentemente ligero—. Estamos aquí para todos.

Cuando lo llevo fuera de la celda, Ares tropieza, pero mantiene su equilibrio. 

En este tiempo, Zatz se pone a trabajar en la celda de Hestia, localizada cruzando el pasillo de Ares. A la vista, pero demasiado lejos para tocar. Otra pequeña tortura que tuvieron que resistir. 

Mientras Zatz saca a Hestia de su celda. Tanto Hades como yo buscamos una manera de salir sin quemarnos, pero veo a Ares quien ya metia las manos entre el fuego para sacarnos de ahi.

 —Está bien, Ares, podemos encontrar otra manera... 

—Otra manera nos va matar, Perse. ¿No te he enseñado nada en absoluto? 

A pesar de la situación, tengo que sonreír. Lucho contra el impulso de abrazarle y tratar de esconder mi sonrisa.Finalmente, Ares exhala, ojos medio cerrados. Las venas sobresalen en su cuello. Entonces sus ojos se abren, amplios y claros. 

—Despierta —dice con una voz más bella que la puesta de sol. Debajo de nosotros, el dios (quien se supone que ya estaba muerto) hace como él ha dicho, su otro ojo parpadeando abierto.—Abre las celdas. Todas. —Un torcido ruido hace eco de arriba abajo en el bloque cuando las barras de cada celda se abren al unísono. 

Cling. Cling. Cling. Cada puerta de cada celda se abre dejando a todas mis criaturas libres.

Caos desciende en el reino de las sombras. Disparos resuena en cada pasillo, detrás de cada puerta. 

Los dioses matan más que yo, cayendo sobre sus traidores como lobos hambrientos. Pero incluso esto no puede durar. Cuando Ares hace explotar la barrera de piedras, abriendo el bloque J para nosotros, los escombros no caen hacia abajo sino hacia arriba.

Y antes que pueda entender lo que está sucediendo, estoy siendo succionada por un torbellino de humo, fragmentos y sobrenaturales susurros. 

Hestia se agarra de mi mano, pero resbala de mi agarre, desapareciendo en lo que debe ser niebla. 

No puedo ver nada excepto sombras y sombría luz amarilla, cada una como un sol distante, nebuloso. Antes que pueda caer en tal olvido, extiendo la mano para agarrar algo. Mi mano cortada se cierra en una pierna fría, blanda, parándome con una sacudida de huesos. 

—¡Zatz!—grito, pero el aullido traga mi voz, haciendo que me desmaye.

Despierto en los brazos de Zatz, Ares y Hestia estan con nosotros pero.... Hades no.

—¿El esta muerto?—Es lo primero que digo.

—No, solo sabemos que regreso a sacar a las demas criaturas— Es lo unico que Zatz contesta.

Y ahi es cuando puedo darme cuenta de que esto todavia no acaba.

Me levanto y corro para bajar la colina donde estabamos todos, Zatz, Hestia y Ares me siguen.

Pero el reino de las sombras ya esta consumido en llamas.

—No, no, no, no...— Es lo unico que puedo decir antes de caer en mis rodillas.

Siento que alguien me abraza y yo solo rompo en llanto.

—No es tu culpa, Perse, nada de lo que paso lo es— Dice Zatz a mi oido.

Tal vez no sea mi culpa, pero se siente como si lo fuera.

Ellos eran mi responsabilidad, las criaturas, los habitantes, mi reino...

Todo fue destruido...

Todo por mi culpa...

𝓐𝓬𝓽𝓾𝓪𝓵𝓶𝓮𝓷𝓽𝓮

—Y asi fue como perdi mi reino...— Le digo a Maya antes de que llegáramos a Teca.

—¿Y por que te culpaste por lo que paso?— Me pregunta Maya.

— Tenia catorce cuando eso paso, asi que...

—¡ESTAN DE REGRESO!— Escucho que grita el rey Teca.

—Papá— Dice Maya y sale corriendo para abrazarlo.

Yo solo tengo ojos para Ares quien trae a Aruma en sus brazos.

Llego hasta el y tomo a mi hija...

Mi bebe...

Mi creación...

—Gracias por cuidarla...

ℍ𝕖𝕣𝕖𝕕𝕖𝕣𝕒 𝕕𝕖𝕝 𝕀𝕟𝕗𝕚𝕖𝕣𝕟𝕠 (𝕫𝕒𝕥𝕫𝕩𝕥𝕦)Where stories live. Discover now