Capítulo 26

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CAPÍTULO 26

[Lía]

LILITH

En la sala se formó un inmenso silencio después de que la chica entrará por esa puerta, solo se escuchaban los ladridos de Hela hacía la pelinegra desconocida para mí.

Sin duda no se parecía para nada a la chica que ví en aquellas fotografías. El cabello pelinegro que tenía hasta los hombros le había crecido y ahora le caía por la espalda hasta su cintura. Había adelgazado pero eso no quitaba su figura. Y el brillo de sus ojos verdes ya no estaba. Se veía pálida, acabada y devastada. Se veía mal y no físicamente.

No tengo la menor idea de que le habrá pasado pero su ropa también estaba fatal. Sus prendas estaban rotas y sucias con algo de sangre seca en ellas. Su piel también estaba sucia como si el agua no cayera en ella en un largo tiempo, o talvez en años.

Podía sentir la vergüenza y el dolor en su rostro, pero también pude darme cuenta de una gran mancha en su pantalón, en uno de sus muslos, estaba sangrando, estaba desangrándose y mucho, y es algo que los hermanos no se habían dado cuenta porque en estos momentos ellos se encontraban en shock.

Como si la persona que está enfrente fuese un fantasma, como si fuese alguien que no se esperaban ver nunca en la vida, pero sobre todo sabían quién era y por eso la impresión en sus rostros.

No sabía que decir, no sabía que hacer, si irme y dejarlos solos o quedarme y escuchar lo que tengan que hablar y prefiero la segunda opción.

Y mierda algo en mí estaba despertando, sentía como algo amargo se formaba en mi estómago y en la lengua solo por saber que aquella chica que ahora se le derramaban lágrimas por las mejillas es la misma chica que reía y se abrazaba muy cariñosamente con los hermanos en las fotografías.

—¿Quién es ella?—les pregunté en un susurró para que solo los tres me escucharán. Pero obvio me ignoraron.

—Lía—susurra Abel con la vista en la chica. Se puso de pie dejando a Hela en el piso y empezó a acercarse a ella.

A la pelinegra se le sale un sollozó cuando él se acercó a estrecharla en un abrazo que acepto como si estuviera esperando y anhelando ese abrazo por mucho tiempo. Ella no dejaba de llorar y Abel no dejaba de apretarla más a él para poder fundirse en ese abrazo.

Se separaron. Abel tomó el rostro de la chica con sus dos manos observando cada detalle de su rostro como si creyese que todo fuera una ilusión, como si estuviera comprobando si ella era real y no parte de su imaginación.

—¿Cómo? ¿Cómo es posible que tú... cómo?—le susurró todavía con el rostro de ella en sus manos. Estaban muy cerca y eso me enojaba, mierda, más porque a Abel se le estaban cristalizando los ojos.

Y aún no sabía quién era la pelinegra.

La chica se le formó una sonrisa melancólica y las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos mientras ponía sus manos en las de Abel. Y lo que no me esperaba es cuando Abel tomó una de esas manos y le dió un ligero beso sin importarle que yo estuviera presenciando la escena, sin importar como está demostrando sentimientos por ella, como si yo no existiera en este momento. 

—Abel—le susurró ella viéndolo a los ojos y como él por fin derrama la primera lágrima.

Entonces los otros dos Kast también se ponen de pie y van hacía ella abrazándola como lo había hecho Abel. Hasta me sorprendió que eso dos orgullosos estuvieran demostrando cariño...a ella.

INFIERNO PERFECTO © ✓ Where stories live. Discover now