Extra III

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EXTRA III

AAMON

*Tiempo después.

¿Díganme en qué momento acepté que esto era buena idea?

Porque a penas había pasado un minuto y ya no soportaba tener a los tres en el mismo lugar que yo.

Si seguíamos así terminaría matándolos o matándome, aun que la segunda opción me gustaba más que la primera, no podría hacerles daño ni aun que quisiera.

Y aun que sonará un poco mal ya no los soportaba, bueno, talvez un poco, pero lo único que hacen era acabar con la paciencia que no tengo.

Lilith y mis hermanos se habían tenido que ir a resolver asuntos sobre sus trabajos y para mi desgraciada suerte hoy no tenía nada que hacer y me dieron el puesto a mí de ser la niñera por hoy. Lilith hizo mal con darle el día libre a la niñera solo por ser su cumpleaños.

Aun que ahora que lo pienso, la niñera merece un premio a la niñera del año, joder, ¿cómo puede aguantarlos todo el día? Estaba cuestionándome seriamente en subirle el sueldo por tener que soportar tanto.

A lo mejor estaba siendo un poco exagerado. Nunca había pasado todo un día con ellos y sinceramente me daba miedo, eso era, miedo, miedo, después de todo me causaba conflicto la idea de cagarla con mis propios hijos.

Sí, tenía a tres pequeños demonios justo sentados en los asientos de atrás del auto mientras yo me cuestionaba en el asiento del copiloto si matarme ahora era buena idea. Esa idea se hizo como una necesidad cuando empezaron a pelearse por una paleta.

Todavía recuerdo cuando Lilith nos dió la noticia de que estaba embarazada por primera vez.

Gritos se escucharon en la casa, más bien en la habitación de Lilith, no sabíamos que pasaba y sinceramente no queríamos meternos en asuntos de mujeres.

Hace varios minutos Lis y Lilith se habían encerrado en su habitación a hacer quién sabe qué mientras nosotros hacíamos lo posible por tener una buena conversación. Mentira, cada uno estaba en sus asuntos. Adriel leía un libro en uno de los sillones tan tranquilamente como si no le importará nada más que su lectura. En otro extremo de la sala, un lienzo se encontraba frente a Abel que se mantenía tan concentrado en hacer su nueva pintura. Tenía algunas gotas de pintura esparcidas en toda su ropa e incluso su rostro, aun así, se dedicaba a dejarse llevar por el arte que sus manos y imaginación creaba. Por otro lado, Connor se encontraba frente a mí con su teléfono en la mano jugando un estúpido juego del cuál no sabía el nombre pero que le daba un golpe al cojín del sillón cada vez que perdía. Yo en cambio, veía la tele aburrido de cada canal que pasaba y nada me atraía.

Todo el aburrimiento se fue cuando las dos mujeres llegaron a la sala. La primera con una inmensa emoción en el rostro y chillando por no sé que, ahora sabía de quién habían sido los gritos. La segunda sonreía pero con una sonrisa nerviosa y bastante tensa. Okey, aquí había gato encerrado.

Lis fue la primera en acercarse a su esposa y sentarse justo a un lado de él, acto seguido le arrebata el móvil para apagarle el dispositivo.

—¡Oye, estaba apunto de ganar!—exclama Connor ante lo sucedido.

—Shhh, cállate adicto, Lilith tiene algo que decirnos—le avisa ella con una sonrisa a pesar de que destruyó su apreciado juego, este lo mira con incredulidad.

INFIERNO PERFECTO © ✓ Where stories live. Discover now