Capítulo 27

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CAPÍTULO 27

[¿Trampa?]

LILITH

Cuando desperté no había rastros de Adriel en su cama. No sé qué horas eran pero suponía que ya era tarde pues siempre me levantó a la misma hora y agradecía que él no me hubiera despertado o se habría ganado un buen golpe de mi parte.

No tenía ganas de salir de la cama mucho menos para salir de la habitación dado el suceso de ayer que no quería recordar. Muy en el fondo creía que había sido todo una pesadilla y que yo estaba alucinando como siempre lo hacía, pero esta vez no era así.

Me había sorprendido tanto la actitud que había tomado Adriel al dejarme dormir con él y apoyarme con lo que sea que esté sucediendo, siempre creí que era alguien reservado y que no metía a nadie a la cama solo para dormir, pero veo que me he equivocado con la actitud de todos.

No niego que me dolió el comportamiento que tomaron los dos hermanos ayer, sin dudarlo la actitud de Abel me decepcionó lo de Aamon lo tenía esperado pues es Aamon pero lo de Abel no me lo esperaba.

No esperaba que apoyará más a la pelinegra que a mí.

Perezosamente me puse de pie bostezando y restregando mis ojos con las manos, después de hacer eso me fui hacía el baño de Adriel a ducharme y hacer mis necesidades, seguro no le molesta—porque ni idiota me voy a ir a meter a una habitación que ya no me pertenece y que está ocupando otra—. Acabando de ducharme me puse unos pantalones negros y una sudadera del mismo color que había encontrado en su armario, las prendas olían a él y eso me encantaba.

Y así, vestida con su ropa y recién bañada suspiré hondo y me decide en salir de la habitación porque no podía estar todo el tiempo encerrada como lo hacía Adriel. En todo el transcurso de la habitación hacía la cocina no me había topado con nadie y agradecía eso.

También agradecía que en la cocina solo se encontraba Adriel cocinando algo que olía delicioso. Me daba la espalda y no había notado mi presencia o eso creía yo pues no sé volteaba a verme solo podía admirar su ancha espalda desnuda—ya que no llevaba camisa—y sus músculos que se contraían con cada movimiento que hacía, me obligue a dejar de verlo y camine hasta el refrigerador que quedaba a su lado para sacar una botella de agua, tenía reseca la boca y disfrute cuando el agua fría hizo contacto con mi garganta al momento de tomarlo.

Adriel nisiquiera se había volteado a verme pues seguía atento a su comida pero ya era obvio que se había dado cuenta que existía y estaba justo a su lado viendo como preparaba ese exquisito manjar.

—¿No vas a darme un beso de buenos días?—me pregunta rompiendo el silencio.

—Uhm no.—contesté.

Él bufó—aburrida.

Solté una risita.

—Me puse tu ropa espero no te importe—le dije señalándome.

En ese momento Adriel dejo lo que estaba haciendo para mirarme de arriba abajo y no pude negar ponerme un poco nerviosa ante su mirada clavada en mi cuerpo.

—Admito que te queda mejor a ti—dijo encogiéndose de hombros.

—Gracias pero ya lo sabía—sonreí.

Adriel volvió a dedicar su atención a lo que cocinaba pues no quería que se quemara.

—Pero también admito que me encantan cómo se te ven los vestidos cortos que te pones, así puedo admirar las vistas—se le formó una sonrisa pícara al momento de decir eso.

INFIERNO PERFECTO © ✓ Where stories live. Discover now