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—¡No! — grité — Y cuando acabe la escuela me iré de aquí

—No hablas enserio...¿verdad? — preguntó Camila, mi hermana

—Hablo enserio — comenté seriamente

—¿Piensas dejar a tu familia aquí? — preguntó desconcertada

—¡¿A ésto le llamas familia?! — reproché en un susurro — tu papá es un alcohólico y violento

—Nuestro — espetó

—Ay, como quieras — comenté un poco más calmada

Camila nunca entendería que nuestra "familia" no era una familia, ya le había dicho que nos fueramos del pueblo pero no quiere, yo no me quedaría aquí.

Saqué mi camisa del trabajo y me la puse, después, una chamarra ya que hacía algo de frío.

—Me iré al trabajo — comenté fría, tomé mi teléfono y salí de la habitación

Bajé las escaleras, lo primero que vi fue botellas de cerveza tiradas en el piso, papá no se veía por ningún lado.

—Seguramente ande cazando, como siempre — susurré

Caminé hasta la puerta y salí.
La cerré detrás de mí y empezé a caminar hasta el lugar donde trabajaba.
Llegué al "centro" del pueblo, si es que puede llamarse así, es donde estaban todas las tiendas y cosas así.

Abrí la puerta de la ferretería

—¡Anita! ¡Buenos días! — oí a Don Pedro, el dueño de la ferretería

—Hola — sonreí mientras me quitaba la chamarra

En ese lugar no hacía frío

—¿Todo bien?

Suspiré para después asentir.
Él ya sabía mi situación

—Papá no estaba en casa así que...por suerte, todo bien — caminé hasta llegar con él

En la barra de atender habían varias cajas con nuevas cosas, la tomé

—Las iré a acomodar

Caminé hasta las estanterías de las cosas de la tienda y las empezé a poner donde se ponía cada una.

—— SEPARACIÓN ——

Respiré ondo.

Tranquilizante Ana — pensé

Moví mis manos nerviosa.
Él veía algunas cosas para quitar trampas de osos.
Hasta que tomó varias cosas y se dirigío hacia mí, para poder cobrarle

—Hola — sonreí nerviosa

—Hola Ana — comentó sereno

—¿Es todo?

Él asintió

Pasé las cosas por la luz roja, hasta que salía el precio de cada cosa.

—$110, por favor

Vi como llevaba su mano detrás de su pantalón, sacaba unos billetes, hasta que tomó uno y me lo dió
Lo tomé, saqué su cambio y se lo di, después metí las cosas en una bolsa y él la tomó

—Bonito día

—Igualmente — sonrió levemente para después salir por aquella puerta

Suspiré. Me tenía tan enamorada.

La Caótica Vida De Ana |Nikolaj Coster|Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin