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—Esa niña — susurró mientras veía el bus alejarse cada vez más

Volvió a encender su camioneta y siguió su camino hasta su cabaña.
Mientras manejaba, pudo darse cuenta de que se sentía algo inquieto.

—¿Por qué tenía que irse así?

No es que le molestara, o algo así, si no que le daba el pendiente de que un rabo verde se propasara con ella.
Nick no estaba seguro de lo que sentía, ya que después de haber platicado con Ana en el lago, supo que tenía que irse para poder pensar. Al menos ya él sabía que no era broma.
No sabía lo que sentía pero sí sabía que se preocupaba por ella.

Nick se sentía culpable, muy culpable.
La volvió a recordar, sonríente con ese labial rojo, con ese vestido blanco que lo lucía demasiado bien.

—Sal de mi cabeza Ana, por favor — comentó mientras apagaba la camioneta

Sí a él le había parecido muy bonita, obviamente habría chicos jóvenes u hombres de su edad que pensarían lo mismo, y lo más problable es que se acercarían a ella, con intenciones buenas o malas.

Muy, muy en el fondo a él le preocupaba que ella conociera a alguien mas, Nick no lo sabía aún pero eso era la verdad.

Cerró la puerta detrás de él, se sentó en el sillón y rápidamente sacó su teléfono.
Él pensaba, tenía la esperanza de que quizás Ana le hubiese dejado un mensaje antes, quizás de que la agregara, para que supiera que era ella o algo así, pero no.

Ana seguía enojada por lo que había dicho, así que ella había decidido guardar el número en su bolsa.

—Ni li milintirpritis — reprochó en susurro mientras se ponía los audífonos

Aún quedaba algo de camino hacia la ciudad, y tampoco es que quisiera ir oyendo el chisme de las señores de enfrente, que lo único escucho oír es que una de las vecinas había quedado embarazada del novio y cosas así.

¿Habrá pensado que me veo linda? — pensó Ana mientras miraba por la ventana

La Caótica Vida De Ana |Nikolaj Coster|Where stories live. Discover now