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Toqué la puerta, acomodé mi pelo y los lentes, estaba algo nerviosa.
Hacía tiempo que no lo veía.

Hasta que abrió, se veía algo sorprendido.

—Hola — saludé mientras alzaba la mano que tenía libre, ya que en la otra tenía una tarta de queso, eran sus favoritas

—Ana — sonrió — me alegra mucho verte mejor, y veo que tienes nuevo look

Toqué mi pelo corto, me lo había cortado hasta los hombros.

—Sí, bueno...mmmm — pausé nerviosa — supe que fuiste al hospital y que también me donaste sangre cuando no tenías que hacerlo

—Quería hacerlo — se cruzó de brazos — daría lo que fuera por verte bien, me preocupaste mucho

Sonreí un poco

—Te traje éste pay como señal de agradecimiento — comenté mientras lo alzaba

Nick rió un poco

—Pay de queso, tu favorito — él lo tomó

—Muchas gracias, Ana — pausó — ¿quieres pasar?

—Claro — murmuré

Nick abrió más la puerta, dejándome entrar.

—¿Te ayudo a partirlo? — pregunté

—¿Tú lo hiciste?

—Te juro que intenté varias veces, ya debe saber bueno — comenté a la defensiva

Él empezó a reír

Caminamos hasta su cocina, dejó el Pay en la mesa, me senté en una de las sillas, él buscaba cubiertos.

—Te ves bien de lentes — comentó de repente mientras se sentaba frente a mí

—No es algo que me agrade...pero gracias — pausé — tan sólo me recuerdan ese día...es decir, los lentes son a causa de ello, ¿sabes?

—Lo importante es que estás bien, eso es importa más...además — pausó mientras partía el Pay — usar lentes no es tan malo

Me cruzé de brazos

—Tú no los utilizas siempre, sólo para leer — bufé — por eso dices

—No tiene que ser tan malo, Ana

—Bueno, me ayudan con mis tareas, para leer y así

—¿Ves?

Nick tomó un pedazo de pay y se lo llevó a la boca.
Junté mis manos, esperando que le gustara.
Nick se burló de lo que hice.

—wow, ya, enserio, ¿Lo hiciste tú?

Abrí la boca indignada para después pegarle levemente mientras estiraba el brazo

—Está delicioso — comentó más tranquilo

Sonreí

—Que bueno que te gustó

Quedamos en silencio.
Lo miraba, tenía algo de barba y usaba ese suéter negro que tanto me gustaba en él.
¿Por qué habíamos terminado?

—Bueno, será mejor que me vaya — me paré de la silla — te dejo comiendo

—¿No quieres?

Negué

—Es un regalo para ti — pausé — así que...gracias por todo — traté de sonreír

Sonaba como una despedida.

La Caótica Vida De Ana |Nikolaj Coster|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora