El orfanato se encuentra en su paseo semanal, esta ocasión el parque ganó y todos los niños se encuentran jugando o bueno, al menos casi todos, dos niños se encuentran sentados, hablando de lo ocurrido y uno de ellos se encuentra molesto con su acompañante.
-No puedes aceptar nada de un extraño Callie. -Tom le limpiaba la mano con su pañuelo.
-Pero era solo un helado Tommy, no vi nada malo en ello. -murmuro incapaz de ver a su amado amigo.
-Callie, hay gente que solo quiere lastimar a los demás, no te puedes fiar si un tipo viene y te da un helado de la nada. -la miro directamente a los ojos.
-Lo lamento Tommy, por favor no te molestes conmigo. -bajo la mirada.
Tom suspiro y negó.
-No estoy molesto contigo Callie, pero no me agrada que seas asi de confiada, la gente va a abusar de tu bondad. -tomo su mano y la metió dentro de la bolsa de su saco; ella no dijo nada, ahí dejo su mano, ya estaba acostumbrada a ese gesto.
Callie fijo su mirada en los demás niños, a ella también le gustaba jugar, pero no entendía el porque a sus compañeros les encantaba ensuciarse demasiado, ella sabía que si su ropa se arruinaba, era todo, no tiene mas ropa, por eso ella y Tom la cuidan tanto.
-Ese idiota ya rompió su pantalón. -murmuró molesta.
Tom se puso de pie cuando las monjas dijeron que era hora de ir de vuelta, Callie lo siguió, aún se asombraban todos por la amistad de esos dos, desde el momento en el que se conocieron, se volvieron inseparables.
Un chico paso corriendo a lado de ellos y se llevo por delante a Callie, Tom la miro preocupado y después al chico "Billie" con ira.
-Y...yo lo sie...siento Callie. -tartamudeo por el miedo que le causaba la mirada de Tom.
-Vete de una vez. -murmuró con furia.
Billie no lo pensó dos veces antes de echar a correr lejos de ellos.
-Tommy, duele. -murmuró cuando se sentó bien.
Tom volvió a mirarla y su ira creció aún mas al ver sus rodillas llenas de sangre.
-Tranquila Callie, vamos de vuelta para poder curarte ¿si? -la ayudo a ponerse de pie.
Ella asintió y se dejo llevar por su amado amigo.
En la mente de Tom solo corría el deseo de venganza, habían herido a su mejor amiga.
(...)
Después de curarla, Tom dejó que se acostara en su cama y se alejo un poco de ella cuando se quedo dormida, muchas cosas pasaban por su mente, sus cumpleaños estaban cerca, el de Callie era el 24 de diciembre y el suyo él 31 del mismo mes; ese año ambos sabían que algo iba a cambiar, pero no sabían como exactamente, también quería darle un regalo decente, siempre robaba algo y se lo daba a su amada amiga, pero por una vez le gustaría poder comprar algo decente, también pensó en los medicamentos de Callie, desde que esos malditos bastardos la dañaron, necesita esas píldoras para la ansiedad, para la depresión y para evitar los ataques de pánico. Ese día se juro a si mismo que mataría a todos esos idiotas, nadie volvería a dañar a su amiga sin consecuencias, es más, mientras el esté a su lado, nunca más la volverán a dañar y eso es un juramento.
'No voy a dejarlo así, todos saben que no se pueden meter con nosotros, ¡la hicieron sangrar y derramar lágrimas! Ella nunca llora ante nada.'
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la directora.
-Tom, me informaron de lo sucedido, ¿como se encuentra Calliope?
Tom giro a mirarla molesto.
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-Bien, ya la cure. -dijo y tomo asiento junto a su amiga.
La directora no dijo nada mas, solo se fue, Tom pensaba y pensaba, antes de que Callie despertara armo bien su plan.
Nadie se volvería a meter con ninguno de nosotros sin haberlo pensado antes.
...
En la cena todos los miraban, esperaban que Tom les diera una de sus miradas frías y vacías, pero el solo miraba a su amiga y a su cena.
-¿Aun no puedo comer pan, Tommy? -murmuró mirándolo.
El negó.
-No Callie, no lo comas es malo. -la miró con ternura, cosa que solo con ella ocurría, solo ella recibía ese trato y esas miradas.
Callie asintió y siguió comiendo su sopa.
Tom sabía que le ponían algo malo al pan, lo supo cuando se enfermo una vez y no volvió a comerlo, en el pasado varios niños, incluso monjas enfermaron y algunos no volvieron del doctor, por eso el no deja que Callie lo toque siquiera.
-En unos meses cumplimos años. -dijo mirándolo.
El asintió.
-No pensemos en eso ahora, en unos días iremos a uno de tus lugares favoritos. -le sonrió de lado.
-¿De verdad? -lo miro asombrada.
-Si, convencí a las monjas de ir a la playa. -susurro en su oído.
Callie le sonrió, le dio un fuerte abrazó y un beso en la mejilla.
-Gracias Tommy, la pasaremos genial. -sonrió feliz.
Tom se sintió orgullo de saber que esa felicidad era a causa de el, solo ella le demostró quererlo, cuidarlo y el aprendió a quererla también, la cuida de todo y todos, sobre todo después de lo ocurrido.
