Capítulo 5

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Después de colocarse unos pantalones adecuados, Xie Lian no podía dejar de retorcerse como una pequeña lombriz .

Había llegado a decorar su aleta cuando era un joven príncipe, con adornos y joyas brillantes.

Pero nunca había usado un pedazo de tela tan ceñido como ese, no podía dejar de sentirse incómodo con el roce de la tela, aunque sabiendo lo inmoral que era no usarlos, solo podía tragarse su incomodidad.

Hua Cheng no pudo evitar reírse por dentro de lo lindo de todo eso, se sentía mal por qué estaba incómodo, pero era bastante adorable.

La ropa que llevaba puesta era del mismo Hua Cheng, su camisa le quedaba bastante grande y los pantalones arrastraban.

Con cuidado se sentó en el borde de la cama remangando el largo de las mangas y las piernas, dejándolas en un largo adecuado.

Xie Lian miró sus movimientos muy naturales y no pudo evitar sentirse conmovido, muy dentro de él, creía que no merecía todos los cuidados con los que ahora lo estaban llenando, pero a su vez no quería despegarse de esa calidez tan hermosa.

Hua Cheng miró su obra de arte satisfecho, aunque había algo que le estaba molestando:-gege, ¿Qué te parece tomar un baño?-

El tritón lo miró sin entender lo que quería decir, acababa de salir del agua, ¿quería que regresará tan pronto?

-Me refiero a lavar tu cabello, además tu piel debe sentirse incomoda con la sal-

Negando con la cabeza respondió:-Mi piel se siente bien, no se a lo que te refieres San Lang-

Riendo Hua Cheng tomó al más pequeño en sus brazos y lo levantó de la cama:-Comprenderás cuando llegues, te gustará-

En ese momento tenía plena confianza en el otro, así que solo se dejó llevar, pudo apreciar bien en donde se encontraba, parecía ser el interior de una nave gigante, o al menos eso creía que era.

El olor de la madera llenaba sus fosas nasales, el barco estaba finamente decorado con motivos plateados, los muebles eran hermosos y el diseño muy fino, su palacio no palidecía ante ese lugar.

Notando como la mirada del pecesito se perdía Hua Cheng sonrió:-ésta es mi mansión paraíso, es toda tuya si la deseas-

Avergonzado Xie Lian negó con la cabeza, ¿cómo podía ser suyo un barco tan magnifico como ese?

Pronto llegaron a un cuarto diseñado especialmente con algo parecido a un cubo gigante en medio, el cubo ya estaba lleno de agua caliente debido a los órdenes del capitán, diversas botellitas y esencias rodeaban el cubo de madera.

Xie Lian miraba cada detalle con ojos curiosos, nunca había estado en una habitación como esa, con cuidado fue ayudado a desnudarse de nuevo, no se sentía para nada incómodo, estar desnudo era natural para él, a diferencia de cierta persona que le estaba costando mucho auto control, sobre su cuerpo solo descansaban dos collares muy notorios frente a la piel blanca.

Hua Cheng sonrió cuando notó el anillo que llevaba sobre su cuello, avergonzado, el tritón intento quitarse el anillo:- ésto es tuyo, debo regresarlo-, el marino negó.

- Es más seguro donde está-

La bañera tenía un pequeño asiento dónde fue colocado con suavidad, aún no entendía porque las personas se sumergirían en agua, en medio de un barco que se encontraba en el mar, hasta que el humano vertió uno de los frasquitos, pronto, el agua se llenó de una esencia reparadora.

Sus poros se sentía tan agusto, y su mente comenzó a relajarse, esa agua debía ser la mejor agua que jamás hubiera visto, unas manos entonces se apoderaron de su cabello, cepillándolo y llenándolo de otra esencia diferente, la sensación era tan agradable que poco le faltaba para quedarse dormido.

Las lagrimas de una sirenaWhere stories live. Discover now