Capítulo 9

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Muy debajo, en las profundidades del mar, donde los rayos del sol no podían llegar, se encontraba el prospero reino de XianLe.

Las calles de la ciudad eran bastante pintorescas, no hay que desprestigiar el hecho de ubicarse en las profundidades, porque todo era muy deslumbrante.

En cada esquina se ubicaba una perla del tamaño de una pelota que brillaba con un hermosa luz blanca, las casitas estaban hechas de materiales preciosos y reflejantes, parecidos al cristal, pero sin la transparencia.

Los pintorescos ciudadanos no eran peces o mariscos, si no míticos sirenas y tritones, algunos llevaban objetos parecidos a la ropa encima, o joyas para adornar, mientras que otros se paseaban solo con su aleta al descubierto.

Familias reían mientras jugaban, pequeñas sirenitas y tritones recién nacidos nadaban torpemente ajustándose a su aleta, todo parecía en paz.

Xie Lian miraba embelesado desde una tienda el panorama, esa era su gente, después de todo, como príncipe heredero, algún día él gobernaría, tal y como lo hacían sus padres.

Aquel príncipe heredero llevaba muchas joyas encima, desde su aleta hasta el cabello, tenía atada su larga cabellera en una coleta alta, sobre la cual, estaba situada una corona de perlas de mar, pero lo más destacado no eran sus joyas, si no, su aleta.

La aleta de escamas plateadas parecía irradiar luz, ese era después de todo, el símbolo de la realeza, solo la familia real poseía un brillo propio, las aletas de los demás tritones y sirenas eran bastante multicolores, pero ninguna tan hermosa como la familia real.

Todo parecía en armonía y paz, pero el joven heredero sabía que no era así, pasó la mayor parte del día ayudando a los trabajadores a recolectar alimento.

A pesar de poder ser depredadores, los tritones no comían a otros peces, eso podría considerarse canibalismo, pero si consumían plantas y algunos moluscos.

Todo estaría perfecto de no ser porque estaban agotando sus recursos, sabía que tarde o temprano debían mudarse, pero trasladar toda su ciudad no sería una tarea sencilla, además que no conocían los peligros que podían acechar el vasto mar.

Conocían su zona relativamente segura, pero nadie podía afirmarles que el área no explorada también lo sería.

Se encontró con un niño desmayado por las calles, su familia no había probado bocado en días, nadó a su palacio para llevar un poco de sus reservas, en una gran carretilla para repartir con los habitantes, pero no fue suficiente, poco a poco su reserva se agotaba, el príncipe pensó toda la mañana como encontrar una nueva fuente de alimento, recordando aquellos escritos que encontró en el palacio unos días antes, ¿debería investigarlo?

-¡Su alteza! ¿qué está haciendo aquí? sus padres llevan buscándolo todo el día-

Saliendo de sus pensamientos Xie Lian miró al recién llegado, un tritón con vestimenta bastante simple, llevaba en su espalda algo parecido a un arma y sobre su torso ropa similar a una armadura, su aleta era fuerte y robusta de un color cobre profundo.

-¡Feng Xin! ven a sentarte conmigo, ¿no crees que es hermoso? se respira tanta paz, me agrada sentarme aquí y admirar el paisaje-

El otro tritón estaba molesto ¿cómo podía pasarse el día descansando en una situación como esa?,aunque el príncipe cabeza hueca tenía algo de razón, los tiempos eran bastante pacíficos y eso estaba bien.

Pero se estaban perdiendo un evento importante, el día de adorar a los dioses pasaría sin la persona a cargo de presidir el evento, así que de igual manera tuvo que persuadir al mimado heredero que no quería cumplir con sus tareas.

Las lagrimas de una sirenaWhere stories live. Discover now