Capítulo 12. Todo comienza en Garcún.

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Dorian.

No había dormido durante aquella madrugada intentando ver el futuro, pero no lo había conseguido; cada vez parecía más difícil, era como si algo o alguien bloqueara su visión. Quizás estaba dejando que la situación agobiase su alma, y más aquella mañana que la niebla comenzaba asomarse de nuevo en aquel pueblo.

La conclusión a la que habían llegado todos los videntes es que la niebla era la causante de que las visiones se mostrarán ausentes, pero nadie estaba totalmente seguro de que fuera así. Lo que sí era cierto es que cada vez que pasaban los días, era más agotador y difícil ver las visiones así como más confusas.

Había creído que una vez que los curanderos hicieran la purificación sería más fácil predecir el futuro, pero no fue posible. Apenas podían presentir sensaciones que los llevaban a confiar o desconfiar de aquellos que los rodeaban. No tuvieron otra opción que aparentar fuerza disimulando que sus habilidades estaban intactas, ya que aún podían predecir con cierta exactitud un futuro cercano.

Recordaba que poco después de la reunión sostenida con los demás prodigios, se reunió con sus dos compañeras para analizar lo que había ocurrido aquella tarde en un recodo del pueblo.

—Estuviste maravillosa durante la reunión, pero fuiste un tanto imprudente —le decía Dorian a Nelda aquella noche—. La reunión pudo haber fracasado si las cosas no salían como se tenía planeado.

—Deberías admitir que fue divertido —bromeó Nelda—, pero era necesario hacerles saber que no somos ingenuos.

—Nelda tiene razón —comentó Ellen—: sentí malos espíritus en la reunión, y lo peor es que me fue imposible saber de donde provenían.

—Es verdad —afirmó Dorian, como siempre, preocupado—, y no eres la única a la que le pasa eso. Sí seguimos así no serviremos de mucha ayuda. Tenemos que desconfiar de todos y tener los ojos bien abiertos, especialmente ahora que debemos separarnos.

La sola idea de separarse de sus amigos atentaba contra la felicidad de Ellen, que sin ellos a su lado se sentía insegura.

—Hiciste muy bien jurando proteger a Shelyn —le dijo Dorian apoyando su mano sobre el hombro de Ellen al notar la tristeza que reflejaba sus ojos—. Ella necesita protección y estoy seguro que harás un excelente trabajo.

—Eres una excelente vidente —agregó Nelda—. Deja de dudar tanto de tí y desconfía más de quienes te rodean. Verás que todo saldrá bien.

—No creo que la niña escoja ser una vidente gracias a mí.

—No te preocupes en reclutarla —le dijo Nelda—. Eso es lo menos importante. Lo que de verdad es una prioridad es que llegue salva a Curensdor.

—Lo que debemos hacer ahora es meditar toda la noche. —exhortó Dorian—. Necesitamos predecir nuestro futuro con mayor exactitud. Mañana partiré al fuerte Tarrenbend con algunos hombres y veré qué información puedo sacar de allí.

Una vez que había amanecido se reunió de nuevo con sus compañeras, pero ninguna de ellas había logrado ver nada con mucha claridad. Luego se fue en busca del noble Alexander para que le concediera algunos hombres para marchar hacia el fuerte de su amigo.

—Yo quiero ir —se ofreció con mucho interés Adolph Tarrenbend al escuchar la petición del vidente.

—No es bueno que vayas, allí no encontrarás nada más que cadáveres —respondió Alexander

—Eso no es lo que ha dicho el vidente. Si él está interesado en saber el por qué de aquel ataque ¿cuánto más no habré de estarlo cuando se trató de la muerte de mis padres?

Ofradía y la Niebla MalditaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin