Capítulo 43.

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12 de mayo, 2020.


Neal Hardy.

Mantuve mis ojos puestos en el hombre esposado a la mesa de la sala de interrogaciones. Solo me quedé en silencio, dejando que mis compañeros y el capitán se encargaran de él.

Solo quiero escuchar qué dice. Qué excusa usa para justificar lo que pasó en el centro comercial.

Y tal vez mi mirada lo pone nervioso, porque por ratos mira hacia acá, algo incómodo y ansioso.

Todo este rato ha dicho que no sabe nada, ha mantenido la versión de ayer. Todo lo que ha dicho coincide con lo de ayer.

Pero no quiere dar nombres.

Dice que no sabe quién está detrás es esto.

―¿Él tiene que quedarse ahí? ―Preguntó de repente, señalándome con su cabeza de manera disimulada.

Causer miró en esta dirección y después se encogió de hombros.

―Lamentablemente es el segundo al mando, así que sí.

―¿Y por qué no habla? ―Murmuró―. Solo...me mira. Está tan quieto, es perturbador.

―Expresó el terrorista ―Hablé bajo, en un gruñido.

Claro. Y el perturbador soy yo.

―Qué va. ¿Apoco me dirás que ese te perturba? ―Se rió Landon, señalándome con su dedo.

―Es que con lo silencioso que está, pareciera que trama algo.

―NAHA, salga de la habitación ―Ordenó Causer.

Enfoqué los ojos en él y le fruncí el ceño.

―Pero no hice nada malo ―Me defendí―. Solo soy buen oyente.

―Si es buen oyente, entonces puede oír mis indicaciones perfectamente. No se lo repetiré ―Señaló la puerta con la cabeza―. Incomoda a este hombre y así no se puede trabajar.

Entorné los ojos en dirección a Causer y después hice lo mismo con el tipo, el cual se removió un poco en su asiento.

Me levanté de la silla y sin agregar nada más, salí de la habitación. Bufé una vez que estuve afuera.

Causer le quita la diversión a todo.

Fui directo a mi oficina, solo para esperar hasta que salgan y compartan la información con el resto del grupo, incluyéndome. Me senté detrás de mi escritorio y comencé a hojear un expediente; el expediente del hombre que en este momento están interrogando.

Para ser sincero, no hay nada anormal en él, no ha cometido algún delito grave. Solo una infracción por estacionarse mal. Tiene trabajo estable, una casa. Es divorciado y nunca tuvo hijos ya que su matrimonio duró muy poco. Lo más «turbio» en él si es que esa es la palabra más adecuada para describirlo, es que tiene una pequeña adicción con las apuestas de carreras de caballos. Ha perdido mucho dinero, tanto que incluso tuvo que vender su auto para saldar un poco de la deuda enorme que tiene.

Viendo su expediente, solo puedes pensar en que su perfil no encaja en el de un terrorista. Su personalidad tampoco, porque está aterrado, nervioso y él asegura que no quería hacer esto.

El sonido de la puerta cuando tocaron, interrumpió mi lectura. Levanté la mirada y lo que me encontré, fue a la Doctora Graham. Me dedicó una sonrisa amable y tímida. Sostiene una tabla con hojas y lleva puesta su bata blanca, por lo que supongo estuvo atendiendo antes.

―¿Se puede? ―Habló.

―Adelante ―Asentí―. ¿Puedo ayudarla en algo?

Se movió al interior de la oficina y se acercó hacia acá. Creí que se sentaría en la silla delante de mí, pero no. Siguió hasta estar a mi lado, a solo unos pasos.

Seduciendo a tus demonios © [Destructiva Obsesión #1] ✔✔ EN FÍSICOWhere stories live. Discover now