Capítulo 47.

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29 de junio, 2020.





Neal fue de su lado del coche mientras yo me colocaba el cinturón de seguridad. Subió y después de comprobar que estaba lista, encendió para emprender marcha.

―¿De verdad no hay problema con que vaya contigo? ―Pregunté, mordiéndome el labio con nerviosismo.

―¿Por qué habría uno?

―No pertenezco a la FEIIC ―Señalé lo obvio.

―¿Y?

―No fui invitada.

―Yo te invité. Eres mi cita ―Me recordó―. Así que calma, nadie tiene que quejarse.

Solté un suspiro bajo.

―Realmente espero que no. Debe ser algo muy...íntimo o exclusivo, solo para agentes o personas que trabajan ahí.

―Están celebrando mi bienvenida y que no morí, así que si decido llevar a las personas que me importan o que quiero que estén ahí, nadie tiene que oponerse.

Neal se reintegra mañana a su trabajo después del descanso que tuvo que tomarse. En la agencia organizaron un evento para esta noche. Y como lo ha dicho, es una bienvenida para él, por pasar tanto tiempo fuera y por haber sobrevivido a esa noche, lo que le da la oportunidad de reintegrarse a su escuadrón.

―Sería horrible que me sacaran a patadas.

―Con esa mirada tan hechizante que tienes, seguro que los tienes a todos a tus pies en un segundo.

―Exageras ―Reí.

―Por supuesto que no exagero. Yo soy la prueba viviente de que puedes convertir a quien sea en un imbécil rendido a tus pies con solo mirarlo ―Se encogió de hombros―. Básicamente, me tienes hecho un pendejo.

Le dediqué una sonrisa.

―Tú puedes tener a quien quieras a tus pies con esa singular forma de hablar. ¿He mencionado lo mucho que me fascina la forma en la que sueles expresarte?

―¿Como todo un vulgar?

―Un hombre directo y con una boca tan sucia. No todos los días ves a un militar soltando cosas como «polla, follar, coño o pendejo» tan a la ligera ―Apunté.

―Me gusta hablarte sucio.

Se detuvo en un semáforo en rojo y me brindó toda su atención.

―Me gusta eso ―Ladeé la cabeza.

Él me sonrió de lado, inclinándose hacia mí. Pude sentirlo rozar la piel desnuda de mis piernas con sus dedos, lo que inmediatamente me cortó la respiración.

―¿Sabes qué otra cosa me gusta a mí? ―Preguntó, muy cerca de mí.

Tragué saliva.

―¿Qué...qué cosa? ―Mi voz apenas fue audible.

―Me gusta cuando te tengo desnuda para mí, cuando tus ojos me suplican que te haga mía. Cuando tengo el privilegio de escucharte, de sentirte, de tocar tu cuerpo ―Murmuró contra mi oído, subiendo sus caricias por todo mi muslo―, de tenerte montada sobre mi polla, de recibir esa mirada que me tiene loco. Eso me gusta.

Sus caricias, su voz profunda, su tono lento y su cercanía, me volaron la cabeza.

Mi lado que controla a mis hormonas, hizo sus maletas y se largó.

»Por cierto, tengo unas putas ganas de arrancarte ese vestido y follarte toda la noche.

Se alejó cuando el semáforo volvió a estar en verde y así, sin estar para nada afectado, volvió a conducir.

Seduciendo a tus demonios © [Destructiva Obsesión #1] ✔✔ EN FÍSICOWhere stories live. Discover now