Capítulo 3

18.9K 1.3K 625
                                    

FLEUR DUBOIS

"Es mejor ser odiado por lo que uno es, que ser amado por lo que aparenta ser."

Creo que esa frase, bastante conocida por cierto, resume mi misión y trayectoria como cristiana.

Al contrario de lo que Tom probablemente pensó, también tengo problemas. Y a pesar de ser cristiana, también me he sentido abandonada, y he tenido preguntas que nunca han sido respondidas.

Al llegar a Londres, a inicios del 2016, todo se tornó más gris de lo normal.

Era tan solo una adolescente, llena de inseguridades y lejos de su familia en una ciudad completamente desconocida.

Sufrí mucho, y a pesar de haber crecido en una familia cristiana, llegué a pensar que Él me había abandonado.

No fue hasta que lo conocí realmente, que todo mejoró. Supe que tenía alguien que me cuidaba y que realmente me amaba.

Al conocer a Tom supe, que como con cualquier persona que no conozca a Cristo, iba a ser difícil.

Quizás esperaba un poco menos de dificultad. Pude lograr que mi mejor amiga Riley, quien también era nueva en la ciudad, conociera a Dios después de un tiempo.

Ella y yo éramos desconocidas, pero las dos pasamos por lo mismo, éramos extranjeras en una gran ciudad como Londres. Nos hicimos buenas amigas en poco tiempo.

Pude lograrlo, o mejor dicho, Dios lo logró. Y luego de dicho proceso, creí estar preparada para lo que viniera.

Sin embargo, fue realmente complicado lidiar con sus exabruptos. Y siendo sincera, era realmente difícil hablarle de Jesús.

Él simplemente me ignoraba, o como fue visto en ocasiones, se enojaba conmigo y comenzaba a cuestionar mis creencias.

Pero, siendo franca, disfrutaba mucho pasar tiempo con él. Nunca tuve un mejor amigo, y él realmente era bueno en eso.

Incluso a pesar de no ser cristiano, tenía muy buenos valores. Se preocupaba por mí, era muy amable, y hasta tierno de vez en cuando.

Fue tan solo unos días después, cuando comencé a dudar de algunas cosas.

Ingresó Tom a la cafetería con una cara que demostraba una leve incomodidad y quizás nerviosismo.

Esbozó una sonrisa y se sentó en mi mesa. Comenzó a mirarme a los ojos, no pude evitarlo, y empecé a ver los suyos también.

Esos ojos color esmeralda, parecían dos piedras preciosas. Pero sería injusto comparar unas simples piedras con el valor y hermosura de su mirada.

Pude notar como sus pupilas se dilataban mientras me miraba. De hecho, creo que las mías también lo hicieron.

No podía dejar de mirarlo, y él tampoco intentaba hacerlo.

Sentí que duró una eternidad, pude sentir una paz muy bonita y una conexión como nunca antes había tenido con alguien.

No fue hasta que, nervioso y sonriéndome de una forma tierna y dulce, se disculpó conmigo.

Por supuesto que acepté sus disculpas, y le jugué una pequeña broma.

A raíz de lo sucedido, comencé a pensar acerca de muchas cosas. No podía gustarme, no tan pronto.

Él podía tener muchas cosas buenas, pero no tenía lo más importante. A ésta altura de la historia creo que saben a qué me refiero.

Sabía bien que mi misión no era enamorarlo, ni mucho menos enamorarme de él.

Llegué incluso a pensar acerca de ello. Tan solo digo, sería mucho más fácil.

Pero como decía un libro antiguo que leí alguna vez:

"Las cosas más importantes en la vida, no deberían ser fáciles."

[...]
Una semana después

Tom, Riley, a quién intentamos añadir al grupo de a poco y yo nos encontrábamos en la cafetería.

Comenzamos a hablar de nuestros sueños y nuestro futuro.

Tom, por ejemplo, amaba el cine. Riley se sentía atraída por la música. Y yo, quería ayudar al mundo a través de la medicina.

Mientras platicabamos, llegó un chico llamado Fred, resulta que Riley y él compartían un par de clases, por lo que se habían hecho bastante amigos.

--¡Hey! ¿Ya consiguieron pareja? --preguntó Fred.

--Em... ¿Disculpa? --preguntó Tom demostrando una clara confusión.

--¿Acaso no están al tanto? Se avecina el baile de invierno. --habló ansioso mientras soltaba una gran y casi perfecta sonrisa.

Freddie era atractivo, tenía ojos color café y una personalidad encantadora e interesante.

--¿Cuándo es? --consultó Tom de forma enérgica.

--El viernes 22 de diciembre. --

Tom, en un acto quizás de "valentía" habló:

--Flu, no creo tener con quien ir --dijo entre pequeñas risillas intentando ocultar sus nervios.

--Así que... ¿Querrías ir conmigo? --

Me quedé helada y sin saber qué responder. Juro que deseaba ir con él, pero no sabía si realmente debía hacerlo.

Puede sonar algo tonto, pero siendo honesta, sentí que era pronto y que podía llegar a arruinar nuestra amistad.

Fácilmente pasaron unos 30 segundos de puro silencio. Millones de palabras, y no sabía qué decir.

Hasta que finalmente decidí contestar.

--No... -solté de una forma fría.

--No estoy segura de si voy a asistir, lo siento... -hablé ocultando mi tristeza.

Pude notar como esa penetrante mirada se atenuó rápidamente. Ví la decepción en sus ojos y una leve pero notable impotencia.

Allí, fue cuando mi "amiga" Riley entró a la conversación.

--Puedo ir contigo si quieres, Tom... -sugirió dulcemente.

--Em... Si, está bien. --contestó intentando ocultar su tristeza.

Sé claramente que Tom aceptó por el simple hecho de no quedarse sin pareja, y quizás para encubrir lo que sentía.

De todas formas, cabe aclarar que Riley era una chica de muy buen parecido. Cabello oscuro y unos deslumbrantes ojos azules con toques grisáceos.

Puedo decir que, honestamente, entendí a Tom.

Esa misma noche, mientras estaba en mi habitación, yo solo seguía pensando en él. Deseaba con todo mi corazón haber dicho que sí.

Asimismo, anhelaba que él pudiera conocer a Cristo así como yo lo hice.

Tuve que entender, que mi misión y trabajo con él era mucho más importante.

No se trataba de ir a un baile, obtener un beso, o estar en pareja con él.

Mi misión era predicarle el evangelio para que pudiera conocer a Mi Padre, quién lo ama como nadie en el mundo.

Recuerdo haber leído en la Biblia, que el evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que crea.

Y como leí alguna vez en un viejo cómic:

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

UNA HISTORIA DE AMOR POCO COMÚN © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora