FLEUR DUBOIS
"Es mejor ser odiado por lo que uno es, que ser amado por lo que aparenta ser."
Creo que esa frase, bastante conocida por cierto, resume mi misión y trayectoria como cristiana.
Al contrario de lo que Tom probablemente pensó, también tengo problemas. Y a pesar de ser cristiana, también me he sentido abandonada, y he tenido preguntas que nunca han sido respondidas.
Al llegar a Londres, a inicios del 2016, todo se tornó más gris de lo normal.
Era tan solo una adolescente, llena de inseguridades y lejos de su familia en una ciudad completamente desconocida.
Sufrí mucho, y a pesar de haber crecido en una familia cristiana, llegué a pensar que Él me había abandonado.
No fue hasta que lo conocí realmente, que todo mejoró. Supe que tenía alguien que me cuidaba y que realmente me amaba.
Al conocer a Tom supe, que como con cualquier persona que no conozca a Cristo, iba a ser difícil.
Quizás esperaba un poco menos de dificultad. Pude lograr que mi mejor amiga Riley, quien también era nueva en la ciudad, conociera a Dios después de un tiempo.
Ella y yo éramos desconocidas, pero las dos pasamos por lo mismo, éramos extranjeras en una gran ciudad como Londres. Nos hicimos buenas amigas en poco tiempo.
Pude lograrlo, o mejor dicho, Dios lo logró. Y luego de dicho proceso, creí estar preparada para lo que viniera.
Sin embargo, fue realmente complicado lidiar con sus exabruptos. Y siendo sincera, era realmente difícil hablarle de Jesús.
Él simplemente me ignoraba, o como fue visto en ocasiones, se enojaba conmigo y comenzaba a cuestionar mis creencias.
Pero, siendo franca, disfrutaba mucho pasar tiempo con él. Nunca tuve un mejor amigo, y él realmente era bueno en eso.
Incluso a pesar de no ser cristiano, tenía muy buenos valores. Se preocupaba por mí, era muy amable, y hasta tierno de vez en cuando.
Fue tan solo unos días después, cuando comencé a dudar de algunas cosas.
Ingresó Tom a la cafetería con una cara que demostraba una leve incomodidad y quizás nerviosismo.
Esbozó una sonrisa y se sentó en mi mesa. Comenzó a mirarme a los ojos, no pude evitarlo, y empecé a ver los suyos también.
Esos ojos color esmeralda, parecían dos piedras preciosas. Pero sería injusto comparar unas simples piedras con el valor y hermosura de su mirada.
Pude notar como sus pupilas se dilataban mientras me miraba. De hecho, creo que las mías también lo hicieron.
No podía dejar de mirarlo, y él tampoco intentaba hacerlo.
Sentí que duró una eternidad, pude sentir una paz muy bonita y una conexión como nunca antes había tenido con alguien.
No fue hasta que, nervioso y sonriéndome de una forma tierna y dulce, se disculpó conmigo.
Por supuesto que acepté sus disculpas, y le jugué una pequeña broma.
A raíz de lo sucedido, comencé a pensar acerca de muchas cosas. No podía gustarme, no tan pronto.
Él podía tener muchas cosas buenas, pero no tenía lo más importante. A ésta altura de la historia creo que saben a qué me refiero.
Sabía bien que mi misión no era enamorarlo, ni mucho menos enamorarme de él.
Llegué incluso a pensar acerca de ello. Tan solo digo, sería mucho más fácil.
Pero como decía un libro antiguo que leí alguna vez:
"Las cosas más importantes en la vida, no deberían ser fáciles."
[...]
Una semana despuésTom, Riley, a quién intentamos añadir al grupo de a poco y yo nos encontrábamos en la cafetería.
Comenzamos a hablar de nuestros sueños y nuestro futuro.
Tom, por ejemplo, amaba el cine. Riley se sentía atraída por la música. Y yo, quería ayudar al mundo a través de la medicina.
Mientras platicabamos, llegó un chico llamado Fred, resulta que Riley y él compartían un par de clases, por lo que se habían hecho bastante amigos.
--¡Hey! ¿Ya consiguieron pareja? --preguntó Fred.
--Em... ¿Disculpa? --preguntó Tom demostrando una clara confusión.
--¿Acaso no están al tanto? Se avecina el baile de invierno. --habló ansioso mientras soltaba una gran y casi perfecta sonrisa.
Freddie era atractivo, tenía ojos color café y una personalidad encantadora e interesante.
--¿Cuándo es? --consultó Tom de forma enérgica.
--El viernes 22 de diciembre. --
Tom, en un acto quizás de "valentía" habló:
--Flu, no creo tener con quien ir --dijo entre pequeñas risillas intentando ocultar sus nervios.
--Así que... ¿Querrías ir conmigo? --
Me quedé helada y sin saber qué responder. Juro que deseaba ir con él, pero no sabía si realmente debía hacerlo.
Puede sonar algo tonto, pero siendo honesta, sentí que era pronto y que podía llegar a arruinar nuestra amistad.
Fácilmente pasaron unos 30 segundos de puro silencio. Millones de palabras, y no sabía qué decir.
Hasta que finalmente decidí contestar.
--No... -solté de una forma fría.
--No estoy segura de si voy a asistir, lo siento... -hablé ocultando mi tristeza.
Pude notar como esa penetrante mirada se atenuó rápidamente. Ví la decepción en sus ojos y una leve pero notable impotencia.
Allí, fue cuando mi "amiga" Riley entró a la conversación.
--Puedo ir contigo si quieres, Tom... -sugirió dulcemente.
--Em... Si, está bien. --contestó intentando ocultar su tristeza.
Sé claramente que Tom aceptó por el simple hecho de no quedarse sin pareja, y quizás para encubrir lo que sentía.
De todas formas, cabe aclarar que Riley era una chica de muy buen parecido. Cabello oscuro y unos deslumbrantes ojos azules con toques grisáceos.
Puedo decir que, honestamente, entendí a Tom.
Esa misma noche, mientras estaba en mi habitación, yo solo seguía pensando en él. Deseaba con todo mi corazón haber dicho que sí.
Asimismo, anhelaba que él pudiera conocer a Cristo así como yo lo hice.
Tuve que entender, que mi misión y trabajo con él era mucho más importante.
No se trataba de ir a un baile, obtener un beso, o estar en pareja con él.
Mi misión era predicarle el evangelio para que pudiera conocer a Mi Padre, quién lo ama como nadie en el mundo.
Recuerdo haber leído en la Biblia, que el evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que crea.
Y como leí alguna vez en un viejo cómic:
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
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UNA HISTORIA DE AMOR POCO COMÚN © #1
RomanceThomas es un adolescente que en medio de la dificultad, angustia y dolor, conoce a Fleur, una chica apasionada por Dios que está obsesionada con que conozcan a su Padre. Durante el transcurso de esta historia, Tom buscará llenar ese vacío que hay e...