Capítulo 10

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THOMAS CULLEN

Durante los siguientes días, me mantuve en contacto con el pastor Stephen. Pude notar lo atento que era. Llamaba prácticamente todos los días y antes de colgar oraba por mí. Cuando mi madre se enteró de lo que sucedía, se puso muy feliz. Ella esperaba que yo pudiera encontrar una especie de nueva figura paterna en Stephen.

A decir verdad, nunca pensé en buscar un reemplazo para mi padre. Y si bien el pastor me agradaba, no pensaba olvidar a mi padre. Yo solo tenía un padre, y era James Cullen. De todas formas, debo admitir que se sentía bien tener un soporte y respaldo como él.

Llegué a la Iglesia, como en la anterior ocasión. Me senté junto a Fleur, aquella hermosa rubia que parecía haber sido sacada de un cuento de hadas. Stephen, con su Biblia y micrófono, subió al escenario. Encendió su micrófono, y comenzó a hablar.

--Los que estuvieron el domingo pasado, recordarán que estuvimos hablando sobre el hijo pródigo. Una historia que ilustra cuán grandes son el amor, la gracia y la misericordia de Dios. Habiendo entendido aquella hermosa historia, procedamos. Hoy vamos a hablar sobre la parábola de las 99 ovejas. Esta historia, ubicada en el libro de Lucas 15:1-10, nos permite ver la misma historia pero desde otro ángulo. Pues es bien sabido que a Dios le gusta contar una misma historia desde diferentes perspectivas. Basta solo con pensar en el por qué Dios nos dio 4 evangelios. En esta bellísima, pero simple historia que Jesús nos muestra, podemos ver cuán lejos llega el amor del Padre. Jesús explica que no importa que tan lejos estés, que tan perdido, triste, solo, apartado. Él dejará todo para ir a buscarte. No solo eso, sino que Él ya dejó todo en la cruz del calvario. Cuando Él murió por todos nosotros tomó la decisión de despojarse de su gloria por ti y por mí. A pesar de ser igual a Dios, no se aferró a eso. Se humilló a sí mismo para que tú y yo podamos disfrutar la eternidad a su lado. Él sufrió por tus pecados para poder celebrar en el cielo por tu redención. Todo lo que hizo fue por amor. Cada gota de sangre valió la pena. Él amó morir por ti, no amó el dolor, sino el sacrificarse para tu salvación eterna, indestructible, incontaminada e inmarchitable. Él se alegra cuando sus hijos vuelven a casa. Él celebra cuando encuentra a sus ovejas. Hay gente que tiene miedo de acercarse a Jesús. Muchas veces los cristianos le hemos hecho creer al mundo que amamos juzgar y condenar a la gente. Sin embargo, ¡eso no es más que una vil mentira! Un verdadero Hijo de Dios nunca juzgaría ni condenaría a los perdidos. Si Jesús cuando estuvo en la tierra no juzgó, ¿Quiénes somos nosotros para hacerlo? Los humanos podemos equivocarnos, ¡pero Dios no lo hace! No hay pecado más grande que la gracia de Dios. No importa lo manchado que puedas estar, su gracia es suficiente. ¡Él perdona y no es rencoroso! Si lo aceptas, no esperes una vida más fácil. Pues déjame decirte algo... ¡No es más fácil! Él te quiere de vuelta, Él te quiere en casa. Las puertas de su casa están abiertas, la decisión es tuya. Ahora déjame preguntarte... ¿entrarás o solo ignorarás la oportunidad? Estando hecho pedazos, roto, desarmado, ¿de verdad crees que es mejor quedarte fuera? --

Sentí como si el mensaje hubiese estado hablando de mi. El pastor Stephen era maravilloso, algo, o quizás alguien, se encendía dentro de él en cuanto subía al escenario. Él sabía de qué estaba hablando y no tenía miedo de decir la verdad. Se notaba que conocía lo que estaba escrito en aquel antiguo libro.

Por otro lado, mi amistad con Fleur estaba cada vez más afianzada. Comenzamos a salir más juntos y a compartir nuestros problemas y situaciones. De verdad le gustaba ayudar, y eso era algo que amaba de ella. 



[...]





FLEUR DUBOIS

DÍAS DESPUÉS






No puedo explicar lo feliz y llena de gozo que estaba luego de que Tom me acompañara a la Iglesia. Parecía estar entendiendo, o al menos lo intentaba recibiendo cada una de las palabras del pastor Stephen. Volvimos a las clases luego de unas breves vacaciones de invierno. Iba a volver a ver a Riley, pues no la había visto desde el último día de clases. 

--¡Hey, Ri! ¿Cómo estás? Te extrañé mucho... --alcé mi voz debido a la euforia. 

--Hola. --habló inexpresivamente.

--¿Qué pasó? ¿Estás bien? --consulté preocupada.

--Si, estoy bien. --habló expresando exactamente lo mismo que había hecho anteriormente.

Durante el transcurso de la mañana, intenté acercarme a ella. Sin embargo, no pude hacerlo. Se la notaba extraña, enojada, quizás un poco orgullosa. Logró evitarme constantemente y no pude tener otra conversación con ella. Todo siguió así hasta que logré detenerla a la hora de la salida. 

--¡Hey, Ri! ¡Vamos, dime que sucede! --pedí de una forma quizás demasiado amistosa.

--¿De verdad quieres saber que sucede? ¡Tú eres lo que sucede! Tom es mi pareja para el baile, y a pesar de que te negaste a ir con él, ¡le sigues coqueteando! --exclamó enojada.

--¿De que hablas, Riley? Thomas solo fue a la Iglesia conmigo. --dije intentando justificarme.

--¿En serio crees que no me doy cuenta de lo que sucede? Tom no es cristiano, y eso es lo único que te impide salir con él. --

--Yo solo quería... --fui interrumpida sin poder terminar de explicar.

--Solo querías robarme a mi pareja. No quiero volver a verte. --bufó mientras se retiraba rápidamente del lugar.

La mayor parte de los estudiantes estaban, allí, por lo que escucharon todo. Quería llorar, pero no allí, no frente a todos. Los ojos de los demás solo estuvieron unos segundos sobre mi, pues otro incidente se estaba ganando las miradas de todos. Eran Luke y Jacob, amigos desde pequeños, casi como hermanos. Ellos se encargaban de hacerle la vida imposible a quién pudieran, en especial a los nuevos. Sin embargo, esta vez no parecían unidos. Al contrario, estaban peleando fuerte e intensamente.

--¡Estoy harto de ti, Luke! ¡Eres un bueno para nada! --exclamó mientras se acercaba violentamente hacia el chico.

--¿Un bueno para nada? Déjame recordarte que fuiste tú el que arruinó su relación con su novia. --argumentó.

--¡Esto es tu culpa! No la hubiese perdido de no haber sido por ti y tus estúpidas adicciones. --alzó la voz atacando a aquel rubio.

--No metas a mis problemas en esto. --

--¿Cómo que no? Si fuiste tú el que me metió en tus malditos problemas. Si no hubiese probado lo que me ofreciste, ¡Ellen y yo seguiríamos juntos! --espetaba mientras deseaba poder molerlo a golpes.

Luke se paralizó, sin saber que responder. Se lo notaba confundido, perdido y fuera de sus cabales. 

--A quién engaño... --continuó hablando Jacob. --...no eres más que un vil drogadicto. --atacó intentando hacerlo enojar

-¡Cállate! --gritó desaforadamente segundos antes a huir del lugar.

Este conflicto fue muy popular y fue casi una tendencia entre los estudiantes. No podía creer que Luke se drogara. Él era el típico estereotipo de un chico malo, pero nadie podría siquiera considerar que se drogaba. Al final del día, supongo que solo Dios sabe por lo que estamos pasando. Solo Él conoce nuestros verdaderos y profundos problemas, adicciones y situaciones.

UNA HISTORIA DE AMOR POCO COMÚN © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora