Capítulo 4

15.8K 1.1K 593
                                    

THOMAS CULLEN

El hecho de que Fleur haya rechazado mi invitación se sintió como un flechazo.

Pero no de una flecha clavada en mi corazón como si se tratara de un enamoramiento, sino de una que se encargó de atravesarlo, rompiéndolo de verdad.

No dolió porque me gustara, sino porque esperaba más de mi mejor amiga. Y si, quizás también me gustaba un poco.

Decidí aceptar la propuesta de Riley, era una chica bastante atractiva. Tenía un hermoso pelo oscuro y una brillante sonrisa.

También poseía una cualidad verdaderamente distintiva, si bien tenía unos preciosos ojos azules, tenía heterocromía.

Uno de sus ojos no era completamente azul, era un poco más grisáceo, volviéndolo un poco más oscuro. Lo cuál era inusualmente atractivo.

[...]

DOS DÍAS DESPUÉS


Un 13 de octubre, a casi dos meses del baile, comenzamos a organizar todo.

Riley quizás no era la más popular, pero casi siempre intentaba colaborar y ayudar en todo lo posible.

Durante esos 2 días, las cosas se mantuvieron tensas entre Flu y yo. No porque nos hayamos peleado, sino porque era algo incómodo.

No fue hasta la hora del almuerzo, cuando nosotros volvimos a compartir tiempo juntos.

--Veo que me conseguiste un reemplazo... --susurró Fleur, a quién Riley, con quien estaba sentado en la mesa, no fue capaz de oír.

--¿Disculpa? --

--Tranquilo, estoy jugando. --

No puedo negar que me sentí incómodo y hasta culpable. No podía ignorarla como si ni siquiera existiera. No debia pasar por alto que era un tanto incómodo, pero tampoco debía magnificar lo sucedido.

Esperé a que la otra chica se fuera con sus amigas para poder aclarar las cosas con ella.

--Flu, em... Escucha, solo quiero disculparme por no estar tan cerca tuyo estos días. Solo quería pasar un poco más de tiempo con Riley, ya sabes, para conocerla un poco más. --hablé expresando mis disculpas e intentando arreglar las cosas.

--Está bien, Tom, te entiendo. Solo fue raro pasar de hablar todos los días a ni siquiera cruzar palabras, o ya sabes, miradas. --habló esbozando una pequeña pero notoria sonrisa.

No sé qué fue lo mejor, haber captado su indirecta, lo tierno que era su acento francés mezclado con un inglés ligeramente "británico", o lo increíblemente hermosa que se veía sonriendo.

Seguimos hablando durante el transcurso del día, y como no podía faltar ¡Jesús se metió a la conversación!

No puedo explicar cuán cansado estaba a veces de tanto escuchar de ese tipo. Entiendo que sea lo que ella creía pero ¿era realmente necesario hablar de él todo el tiempo?

¿Qué tan importante podría ser para ella? ¿De verdad le importaba, o solo le importaba que yo conociese a su "dios"?

Cómo siempre, me hice miles de preguntas, pero decidí dejar de hacerlo. Solo me hacía enojar y no quería odiar a alguien que ni siquiera sabía si en realidad existía.

Regresando al tema del baile, yo no tenía ni la más mínima idea de como hacerlo. Así que hablé de eso con Fleur.

--¡Hey! Puesto a que se acerca el baile... --fui interrumpido sin poder terminar la oración.

--Tom, ya te dije que no iré contigo, no creo poder ir. --

¿Pueden creerlo? Incluso a pesar de que no quería tocar el tema, ella volvió a resaltar su decisión.

Solté una pequeña risilla y continué hablando.

--Flu, no hablaba de eso. Se acerca el baile, y no sé nada acerca de como bailar. Solo quería preguntarte si sabías quién puede enseñarme o ayudarme con ello. --

--Oh... Discúlpame, no debí reaccionar así. Riley, tu noviecita... --dijo "tosiendo" para disimular lo antes dicho-- sabe bailar, podría enseñarte. --

--¿Disculpa? ¿Mi qué? --

--Tranquilo, estoy bromeando. --habló mientras guiñaba su ojo izquierdo.

Cada vez que miraba sus ojos, podía asegurar que veía a través de ellos, sentía una conexión que no podía desperdiciar.

Creo que ya lo he mencionado antes, pero lo seguiré haciendo, su belleza no merece menos.

Hay millones de palabras, pero siendo sinceros, ni siquiera usando todas ellas sería suficiente para describirla.

Podría escribir una saga entera, solamente dedicada a cuán maravillosa era. Pero en fin, no están aquí para ver eso, ¿no es verdad?

--Em... Creo que lo que sucede es otra cosa... --dije poniendo el ambiente un poco más tenso.

--¿Ah sí? ¿Qué sucede? --preguntó poniendo ambas manos en su cintura e intentando parecer un poco más alta, queriendo imponer autoridad.

Fue realmente gracioso, se veía tan linda haciéndolo.

--Sucede que... ¡Estás celosa! --grité mientras soltaba carcajadas.

--¡¿Qué?! ¡Claro que no! --denegó poniéndose furiosa e intentando nuevamente aumentar su estatura, casi estando en punta de pies.

--¡Claro que sí lo estás! Te molestó que pase más tiempo con Riley que contigo. Tranquila Flu, seguiremos siendo amigos aunque pasé tiempo con ella. --hablé mientras intentaba contener la risa.

--Pero ¡Hey!, ten cuidado con Fred. --dije ahora sí, soltando unas risillas.

--¿De qué estás hablando? --preguntó simulando estar confundida.

--Ya Flu, no actúes más. Sé que mientras yo estuve con Riley tú pasaste tiempo con Freddie. --

--¡Estuve cerca de él porque su hermana Phoebe es mi amiga! --argumentó desesperada.

--Si tú lo dices... --hablé mientras esbozaba una sonrisa levemente burlona.

En ese momento sonó la campana, que como ya he mencionado antes, indicaba el fin del receso. Tanto la chica como yo nos dirigimos a nuestras respectivas clases. Juro que pasé toda la clase pensando en ella.

¿Me gustaba? Quizás...

¿Debería decirle? No lo sé...

¿Qué respondería? Probablemente diría que no le pasaba lo mismo.

¿Si la acompaño a la Iglesia, lograría gustarle? No creo que sea así de fácil.

Honestamente, no sabía bien que estaba ocurriendo. Quizás solo era la adolescencia, quizás era un chico muy fácil de ilusionar.

Pero no, no era yo, era ella. Nunca había encontrado a alguien como ella. Ese flamante pelo de color dorado, sus celestiales ojos azules, y su amabilidad, simplemente me tenían loco.

Podría decir que no encontraba en ella defecto alguno. Pero no, obviamente no era perfecta. Ella era perfectamente imperfecta, lo era tanto, que sus defectos se convirtieron en virtudes.

UNA HISTORIA DE AMOR POCO COMÚN © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora