Capítulo 16

7.7K 676 80
                                    

THOMAS CULLEN

Como habíamos acordado, Luke me acompañó a la Iglesia al domingo siguiente. Estuve en contacto con Stephen, y le comenté acerca de la situación del chico. Cómo siempre, el Pastor estaba completamente dispuesto a ayudarlo.

Realmente esperaba que Luke pudiera recibir la palabra, que no endureciera su corazón como yo lo hice en su momento. Oré mucho por él antes de ir. Apenas llegamos noté al chico nervioso, pues era algo nuevo para él. Se sentó a mi lado pareciendo estar un tanto avergonzado. Stephen subió al altar como en las anteriores ocasiones, con su Biblia y micrófono como siempre.

--"Saben, hoy no iba a hablar de esto. Pero Dios puso en mi corazón hablar de esto, y lo hizo mediante un chico que vivió este tema en carne propia. Esta mañana vamos a hablar del perdón. Hay mucha gente que cree que Jesús es incapaz de perdonarlos, pero déjame decirte que la gracia de Dios es mucho más grande que cualquier tipo de pecado. Creí que era basura, que era una especie de error, un fallo. Pero no, Dios sabía lo que hacía cuando escribía acerca de tí, cuando te formó en el vientre de tu madre. Él te conoce desde mucho antes de que siquiera tú te dieras cuenta de que existías. No eres un error, no eres un fallo, sólo fuiste alguien que como la mayor parte de nosotros se dejó llevar por las influencias del diablo. De todos modos, no debemos victimizarnos. Puesto que Satanás solo pone lo que queremos en bandeja de plata, mas no nos obliga a tomarlo. La tentación es fuerte, y lo sé, pero también sé que mi Dios es mucho más fuerte. Este perdón está disponible para cada uno de ustedes. Es gratuito, y lo que debemos darle a Dios a cambio es nuestra vida. Él quiere que formes parte de su familia, Él te quiere en su mesa. Dios quiere que disfrutes del banquete que tiene preparado para todos sus hijos. Él preparó una silla exclusivamente para ti, y para cada uno de sus hijos. La culpa tampoco es mayor que Jesús. La culpa solo lleva al auto-tormento, remordimiento e incluso a la depresión. Déjame decirte que en el momento en que aceptas el sacrificio de Jesús, todos tus pecados son perdonados. Ya no eres más culpable de lo que hiciste, porque fuiste justificado por Cristo, el mejor abogado. Ahora eres responsable, y debes hacerte cargo de esa responsabilidad para evitar caer de nuevo en el pozo en el que estabas metido. Él está dispuesto a perdonar cualquier ofensa y pecado que hayas cometido, y de hecho, quiere hacerlo. Solo debes humillarte y arrepentirte de lo que has hecho. Serás declarado justo por su sacrificio de amor y gracia. Él promete renovar tu corazón por completo, hacerte de nuevo. Acéptalo para volverte una nueva criatura, entrégate a Él para nacer de nuevo." --

Aún no había terminado el sermón cuando Luke comenzó a lloriquear. Por consecuencia, comencé a llorar con él, para posteriormente abrazarlo. Quería que el chico hablara con el pastor, necesitaba que se conocieran. Así que tanto Fleur, que estaba sentada a mi lado, como yo llevamos al rubio con Stephen.

--Hola, Pastor... --Luke musitó nervioso.

--¡Bienvenido, Luke! ¿Cómo estás? Tom me habló acerca de tí... --voceó mirándome de reojo.

--¿Lo hizo? --giró su cabeza hacia mí.

--¡Si! Este chico realmente se preocupa por los que ama... --afirmó pareciendo contento por lo que yo había hecho.

--Supongo que si lo hace... --me miró y sonrió.

--¿Te gustó la reunión de hoy? --consultó.

--¡Si! Me encantaron las canciones, y me gustó mucho el guitarrista, sonido grueso pero versátil. --exclamó.

--Wow, veo que te gusta la música... --supuso.

--¡En efecto! Sabe, yo también tengo algo de guitarrista... --cruzó los brazos riendo.

--Deberías enseñarme... --sonrió.

--¡Cuando usted quiera, Pastor! --accedió esbozando una risilla.

--Puedes llamarme Stephen, hijo. Pero, cuéntame, ¿qué te pareció el sermón? --inquirió.

--Realmente fue preciso, y creo que entendí. Sin embargo, sigo teniendo dudas... --rascó su cuello.

--¿Acerca de qué, hijo? --inquirió.

--¿Cree usted que Dios realmente necesita un drogadicto con problemas de conducta? --quiso saber.

--No, por supuesto que Él no te necesita. --negó.

Luke presentó una cara de confusión, pues parecía que Stephen se estaba contradiciendo.

--Él no necesita a nadie, ni a mí, ni a ti. Él quiere salvarte porque te ama, y porque quiere que disfrutes de ese amor incomparable. No hay nada que nosotros le podamos ofrecer u otorgar, su perdón es mera y únicamente por gracia. --explicó.

Luke parecía estar entendiendo, por lo que puso atención en lo que Stephen estaba diciendo.

--Yo estuve en los caminos del mundo, experimenté más cosas de las que puedo siquiera recordar. Pequé, pero fui perdonado. Todo mi grupo de amigos, incluyéndome, escuchamos de Dios y su palabra. Pero, como se dijo antes en la palabra de Dios, muchos son los llamados, pero pocos los escogidos. Mis viejos amigos siguieron perdidos, y la mayoría lo sigue estando a día de hoy. Sin embargo, yo tomé la decisión, tomé mi cruz, y fui perdonado. --puso ambas manos sobre los hombros del rubio y lo miró fijamente a los ojos. --Quieres ser perdonado, Luke?

--Si, quiero... --respondió casi lloriqueando.

--Bueno, en ese caso, acércate. --demandó.

Luke, mirando hacia abajo, demostrando estar avergonzado, se acercó a Stephen.

--No te avergüences, hijo. Yo también pasé por esto. --confesó intentando darle confianza al chico.

Stephen, Fleur y yo, oramos por el chico ese día. Luke entregó su vida a Cristo, Él se convirtió en Su hijo. Sentí una gran satisfacción y felicidad por mi amigo. Quién estuvo perdido halló la luz, y en lugar de apagarla se ocupó de mantenerla encendida.

Al terminar esto, Luke partió a su casa, me ofrecí a acompañarlo, pero se negó. Fleur y yo nos miramos con una gran emoción por lo sucedido. Nos acercamos y comenzamos una conversación.

--Qué increíble, ¿no? --me acerqué.

--¡Si! Fue emocionante. Me alegró mucho el ver a Luke aquí. --contestó un tanto eufórica.

--Hay que orar por él, ¿lo sabes? --pregunté de forma retorica.

--Por supuesto que lo sé. Este es solo el inicio, lo que viene no será fácil. --admitió.

--Tienes razón... --coloqué mi mirada sobre la suya. --Cambiando de tema, no recuerdo haberte agradecido por haberme hablado de Jesús.

Fleur soltó una risilla. --No tienes que hacerlo, tonto. Pero, ¿por qué saliste con eso? --interrogó.

--No lo sé, supongo que no hay mal momento para ser agradecido. --reí.

--Pues, creo que tienes razón. --afirmó. --Dios tiene grandes cosas para tu vida, Tom... --agregó centrando sus orbes azules en mi lagrimosa mirada.

--Gracias, también las tiene para ti. --contesté luego de un efímero intercambio de miradas.

Lejos de estar sumido en la limerencia, estaba completamente seguro y consciente sobre lo que sentía por ella. Ella era única, ella era especial. Dios estaba en ella, y sé notaba. Su hermosura no era sólo exterior, sino también interior. Estaba convencido de que ella realmente era quién Dios tenía para mí.

UNA HISTORIA DE AMOR POCO COMÚN © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora