Capítulo 21 (FINAL)

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CAPÍTULO FINAL

THOMAS CULLEN

Cuando conocí a Fleur, nunca imaginé todo lo que iba a suceder después. Ella llegó, en un día en el que yo estaba roto, solo y desanimado, así como Jesús lo hizo también. En mis peores momentos, cuando toqué fondo, Él la envió como si de una red para pescar se tratara, para poder acercarme, y posteriormente abrazarme, para nunca más soltarme. 

Fueron unas semanas difíciles, quizás las más complicadas desde que murió mi padre. Pero, Dios siempre estuvo ahí como nuestro soporte, sin dejarnos caer ni desmayar.

Acepté a Cristo esperando que mi vida fuera perfecta, pero me di cuenta, de que eso no iba a ser posible. Cuando seguimos a Jesús, debemos saber que, a pesar de que es la mejor decisión que podríamos tomar, nuestra vida no va a carecer de problemas.

Jesús nunca nos prometió una vida sin dificultades, al contrario, el seguirlo en este mundo implica tormentas constantes, pruebas, desafíos, decepcionesdescepciones, y demás cosas que parcialmente parecen negativas. Sin embargo, debemos saber que si Dios permite algo, es porque quiere procesarnos a través de ello.

Luego de que pudiéramos "resolver" el caso de Harrison, estuvimos trabajando durante un tiempo en la reconstrucción del templo. Varias congregaciones tanto locales como de otras regiones del país colaboraron económicamente para poder cubrir de forma apropiada los gastos que se iban a llevar a cabo. 

Costó muchísimo dinero, tiempo, esfuerzo, sudor, pero todo fue con un propósito. Logramos lo propuesto, por lo cuál el pastor Stephen decidió organizar una reunión de acción de gracias. En dicha reunión, además de haber un sermón como en todos los cultos dominicales, también habría una especie de cena libre para todos los que asistieran. Stephen propuso lo último, ya que creía que era una forma de agradecerle a la gente por su colaboración y generosidad.

Llegamos a la Iglesia, que ahora tenía una fabulosa y reluciente escalera, junto con una puerta considerablemente más grande. Y sí, digo llegamos, porque al fin Fleur accedió a que yo la busque para poder asistir juntos a la casa de nuestro Papá.

Todo parecía normal, sin muchos rostros nuevos a excepción de miembros de otras congregaciones. Hasta que, ya estando a punto de sentarnos, vimos como una chica, de pelo negro y suéter rosa entró por aquella nueva pero a la vez antigua entrada. Su rostro se me hacía familiar, demasiado, pero cuando vi la reacción de Fleur, supe que era ella…

–¿Riley? –Fleur inquirió retóricamente, aún bastante lejos de la pelinegra. –Necesito acercarme.

–¿Qué? –pregunté aún estando confundido. –¿Estás segura?

–Si. –afirmó firme, y segura de su decisión. –Me corresponde hacerlo…

[...]

FLEUR DUBOIS

Fui hacia la chica, confiando en que Dios escogería las palabras adecuadas para mi. Pues no esperaba más que ser usada por Él, sea cual sea el motivo que haya traído a Riley a Su casa.

–¿Riley? –inquirí lo suficientemente cerca de la chica como para que pudiera oír mi voz.

–Flu…

–No esperaba verte aquí, co… ¿Cómo has estado? –balbuceé.

–No muy bien, en realidad, pero espero mejorar después de hoy. –mencionó. –De verdad necesito poner mi vida en orden.

–Te comprendo. –empaticé. –De verdad lo hago…

–Sé que lo haces…

–Escucha, me gustaría que habláramos, pero en otro momento, ¿te parece bien? –intenté concluir al ver que el sermón se acercaba.

UNA HISTORIA DE AMOR POCO COMÚN © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora