Capítulo 13.

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MAIA CARRIZALES.

—Hola —me dice él— ¿Podemos hablar?

Lo veo atónita antes de abrazarlo y llorar en su pecho.

Él me devuelve el abrazo y siento como algunas de sus lágrimas caen sobre mi cabeza.

—Yo también te extrañé —me dice— ¿Estás bien?

Asiento contra su pecho.

Nos separamos y mientras me limpio las lágrimas, le pregunto:

—¿Qué haces aquí?

Cameron solo me sonríe.

—Vine a visitarte —me contesta— ¿Ahora me vas a dejar entrar o me vas a tener todo mi visita aquí?

—Ah, sí, claro —me hago a un lado—. Pasa.

—Gracias.

Cameron entra al departamento y yo cierro la puerta.

Veo como mi hermano se detiene cuando ve a Mauricio sentado en el sofá, el cual ve a Cameron un poco confundido.

—Hola, Mauricio —lo saluda Cameron.

—¿Hola? —contesta Mauricio confundido— ¿Tú quién eres?

Cameron me voltea a ver.

—¿Él lo sabe todo, verdad?

Niego con la cabeza.

Cameron voltea a ver a Mauricio y le contesta:

—Soy Elías —le dice Cameron a Mauricio—. Soy un amigo de Aca... Maia.

Mauricio se levanta y se acerca saludar de la mano a Cameron.

—Un gusto —le dice Mauricio antes de soltar su mano— ¿Cómo sabes que...?

—Maia me ha hablado de ti —Cameron me voltea a ver— ¿Verdad?

Asiento con la cabeza.

—Bueno —habla Mauricio—. Yo los dejo solos, bye, Maia, fue bueno conocerte, Elías, bye.

—Bye —le dice Cameron a Mauricio.

Ambos vemos como mi amigo sale de mi departamento dejándonos solos.

En cuanto la puerta se cierra, Cameron me voltea a ver.

—Muy bien, hermanita —me dice mi hermano pasando un brazo por mis hombros mientras me sonríe—. Tú y yo tenemos mucho de que hablar.

—¿Cómo qué? —le pregunto.

—De como has estado, por ejemplo —me contesta—. Y el porqué Mauricio estaba en tu departamento.

Suspiro.

Algo me dice que esto va a ser una conversación larga.

🌗🌗🌗🌗🌗

—...y eso es todo.

Cameron me ve atento.

—¿Segura? —asiento—. Me alegra que estés bien y que estés empezando a tener una vida normal.

—Supongo que a mí también me alegra eso —le digo y luego le sonrío mientras pongo mis codos en mis piernas—. Dime, ¿cómo has estado?

—Bien —me contesta sonriendo—. Aunque ahora me siento mejor que sé que estás bien.

Le sonrío triste.

Ojalá estuviera "bien".

—¿Y Sarah? —le pregunto "feliz"— ¿Cómo van las cosas con ella?

ENTRE MIS GARRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora