Capitulo 37.

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MAURICIO CASTRO.

—¡Maia! —exclamo tocando su puerta nuevamente— ¿¡Estás ahí!? ¡Despierta, floja! ¡Ya es de día!

Vuelvo a tocar la puerta y al no recibir respuesta, vuelvo a llamarla por teléfono.

Suspiro y regreso a mi departamento para así teletransportarme a su departamento sin ser visto.

Aparezco en la sala y veo todo normal.

Voy a su habitación, pero no la encuentro ahí, así que tocó la puerta del baño y como no recibo respuesta, abro la puerta para encontrarme que tampoco está ahí.

¿En dónde rayos está?

Vuelvo a llamarla a su celular, pero está vez, escucho el sonido de este en una parte de su muy desordenada habitación.

—Con razón no me contestaba —murmuro colgando la llamada desde su celular— ¿Cómo rayos salió sin el celu...? —una idea viene a mi mente—. Deja de pensar estupideces, eso es imposible.

Lanzó su celular a su cama antes de teletransportarme a mi departamento, lo cual me deja un poco más mareado y débil, pero después de descansar un rato, el malestar desaparece y voy hacia el departamento de los tortolitos.

—Hola —me dice Armin abriendo la puerta y haciéndose a un lado—. Pasa.

—Gracias.

Entro al departamento y él cierra la puerta.

—¿Y Christa y Camila? —le cuestiono al no verlas y no escuchar nada.

—Con el pediatra.

—Ah, ¿Maia las acompaño? —le cuestiono recordando que las últimas veces lo hizo por petición de Christa.

—Em, no —me responde Armin confundido— ¿Por qué crees eso?

—No está en su departamento y no es de las que suele salir sola, al menos que sea necesario, y siempre me avisa —le contesto.

Armin me ve confundido, pero luego cambia está expresión por una de sorpresa.

—No me digas que tú tampoco lo sabes —lo veo confundido—. No puede ser, creimos que tú si lo sabrías.

Lo veo más confundido.

—¿Saber que o qué? —le cuestiono desconcertado.

—Sobre el novio, digo, prometido de Maia —¿Qué?—. Lo conocimos cuando fuimos por Camila, creo que se llama Nicolás —¿¡QUÉ!?—. Pero no estoy seguro, Christa es la que es buena con los nombres, yo no...

Salgo rápidamente de su departamento antes de que pueda terminar la frase.

Entro al elevador y marco rápidamente el número de Cameron.

—¿Diga?

—La encontró —le informo bastante nervioso y asustado— ¡La encontró, carajo!

—Eso es imposible —me dice nervioso—. Nicolás está ahora mismo en Canadá.

—¡Armin me acaba de decir que TU hermana tiene un PROMETIDO llamado NICOLÁS al cual vio en su departamento!

No se escucha nada del otro lado de la línea.

—¡Ay, carajo! —dice después de un rato en un tono aterrado.

—¡Llama a León o quién sea! —salgo del elevador y me dirijo a mi auto— ¡Voy a...!

Todo se torna oscuro y lo último que escucho es la voz de alguien diciendo algo como "listo".

ENTRE MIS GARRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora