[ V ]

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-Sabes por tu reacción esperaba algo más siniestro.

Dijo la demonio observando los juegos infantiles que tenían delante, miró a la cazadora la cual parecía estar alerta en todo momento.

-Baja la voz, Aoi.

-Se puede saber que carajos hacen aquí.

Al escuchar aquella voz, Amaya trago saliva, ambas se giraron observando al hombre que estaba de brazos cruzados.

-Nosotras solo veníamos a limpiar, no queríamos molestarle-dijo titubeante

El hombre frunció el ceño y se acercó hacia la peli lila con pasos retumbantes.

-¿Crees que por ser una tsuguko puedes hacer lo que quieras?

-No claro que no-respondió de manera rápida y nerviosa.

Conforme la luna creciente se acercaba, la tsuguko iba retrocediendo.

-Escúchame bien niña estúpida no porque Akaza te esté entrenando puedes venir aquí a joder a los demás, además de que te atreviste a traer a una demonio demasiado vulgar a mi santuario sagrado.

-En verdad le pido disculpas, no pensé que eso fuera algún inconveniente, se me otorgó el permiso para que ella me ayude a limpiar.

-¿Ayudar? ¿¡Es que acaso no podías hacerlo sola!?

-Bueno claro que podía, pero mi superior vio que si la demonio me ayudaba podría terminar más rápido mi castigo.

Amaya terminó chocando con la pared. Aoi no entendía que era lo que estaba pasando, decidió ayudar a la cazadora a salir de aquella situación.

-Solo limpiaremos, ignórenos.

La cuarta luna creciente se detuvo al escuchar eso, se giro a la demonio con las venas enmarcadas en su rostro.

-¿Y a ti quien te hablo?

La peli lila trago saliva, observo el como la luna creciente quería desvainar su espada, antes de que el filo de la espada tocara el cuello de Aoi, Amaya la cargo de forma nupcial para después comenzar a correr hacia la salida siendo seguida por la luna creciente.

-¡Soldado que huye sirve para otra batalla!-dijo al abrir la puerta del piso y bajar hacia donde se encontraba el ala de la quinta luna creciente.

Al ya estar fuera del alcance de la luna creciente, Amaya se dejo caer en el piso haciendo que la demonio cayera sobre ella.

-Por poco y no la contamos.

-Pudiste ser mas cuidadosa al desplomarte, me pegue en mi brazo.

-No seas chillona, si no fuera por mi ya ni existirías.

-Supongo que gracias por ello. Pensaba que solo exagerabas con aquella luna.

-De por si le tengo miedo y llegamos justo cuando estaba Sekido-san

-Pensaba que habías dicho que se llamaba Hantengu.

-Es algo complicado de explicar.

La cazadora se sentó aun teniendo encima a la demonio.

-La cuarta luna creciente es de las mas complicadas de tratar, tiene un trastorno de personalidad múltiple, al principio es difícil saber con que personalidad estas hablando, podemos diferenciar sus personalidades por el como se expresan, tuvimos la mala suerte de toparnos con Sekido-san, su personalidad de la ira, aunque otra personalidad con la que no congenio bien es la del odio, Zohakuten-san. Se le llama Hantengu cuando el no se encuentra presente y no se sabe que personalidad esta presente.

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