Capítulo 1.

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Odiaba el hueco entre sus dientes. Su madre decía que era algo que le daba personalidad, pero ella sabía que no. Nunca sería de su agrado. Al igual que las enormes ojeras que tenía, provocadas por tantas horas de sueño perdidas debido a los estudios. Nadie dijo que ser una persona autoexigente fuera fácil y menos, que ser una Ravenclaw lo fuera. Desde que había entrado en la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería había intentado ser la mejor. La mejor en todo. Siempre unas notas estupendas, siempre el mejor aspecto, siempre la mejor sonrisa. La mejor sonrisa sin dientes. Pero cada año esa perfección la iba minando un poco, hasta que al final se había convertido en una sobre exigencia apenas sufrible. Y todo para nada. Porque ella sabía que no podía competir con Lily Evans, porque Remus Lupin le igualaba en varias notas, porque Severus Snape siempre hacía las mejores pociones. Y luego estaba ella, que por mucho que lo intentará siempre se quedaría fuera del podium.

A pesar de esa tremenda competitividad, siempre había tenido una buena relación con los nombrados. Siempre había sido simpática con Lily y nunca había recibido una mala mirada por parte de Severus. En cuanto a Remus, la relación que ambos tenían era complicada. Se miraban, se sonreían, se soportaban... pero tras un par de bromas recibidas por Flo de parte de los merodeadores, su estima por el joven no era muy alta.

Ella nunca le prestó demasiada atención a esa vida de popularidad que tenían el resto de los mencionados compañeros. Las bromas, los chicos y las peleas entre casas no iban con ella. Siempre prefirió un poco de soledad y la lectura de un buen libro que tener que enfrentarse a situaciones en las que no quería estar. Sus padres decían que era un poco antisocial, pero Flo tenía claro que solo quería paz. Su sexto año estaba por comenzar y era a lo que aspiraba, seguir siendo buena estudiante y estar tranquila.

Cuando bajó del tren, deseaba con todas sus fuerzas encontrarse con alguna de sus amigas. Anne y Jess siempre habían formado parte de su pequeño núcleo seguro, desde el primer día que, tras la selección de casa, se sentaron juntas en el gran comedor. Compartían habitación, ropa, libros, sueños y planes. Dentro de una escuela tan grande es importante tener buenos aliados, y Flo las tenía. No necesitaba nada más. Bueno, si. Necesitaba encontrarlas.

- ¡Perdona! - gritó una voz a sus espaldas - perdona, chica, ¡eh!, oye. Joder, no se entera. ¡Tú la Ravenclaw!

Flo se giró para encontrarse cara a cara con una de las personas que más nerviosa le podría poner nunca. ¿Por qué le estaba hablando? ¿Qué quería? ¿Le gastaría una broma?

- ¿Si...? - dijo con cierta duda - ¿necesitas algo?

- Pues si - sonrió el chico - Soy James Potter, encantado. Se te ha caído esto, lo he mirado, y quiero saber que es.

Flo miro las manos del chico y vio entre ellas su ejemplar de "Mujercitas", su libro favorito. Despacio se lo quito de las manos, evitando dañar el libro y lo apretó contra su pecho.

- Es un libro - dijo Flo, mientras James alzaba una ceja en señal de burla - es un libro muggle. Mi libro favorito, gracias por devolvermelo.

Nada más terminar esa frase, se giró dispuesta a irse de allí todo lo rápido que sus piernas se lo permitieran, pero al parecer Potter no estaba dispuesto a dejarla ir tan fácil. Flo le miraba por el rabillo del ojo mientras por su mente pasaban mil y una razones por las cuales él estaría hablando con ella. Ninguna era buena.

- Ah si, de nada - dijo mientras caminaba a su lado - ¿y tú quien eres? Porque no me suenas de nada y juraría que una chica tan guapa como tu me tendría que sonar de algo.

Flo se puso totalmente roja. ¿Tan guapa? ¿Sonarle de algo? ¡Por el amor de Dios! Habían compartido varias clases y él y sus amigos le habían llenado el pelo de tinte morado el año hace dos cursos.

Just one look - Regulus BlackWhere stories live. Discover now