Capítulo 4

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Odiaba subir las escaleras de la Torre de Astronomía. Eras demasiado largas y cansadas, aunque tenía que admitir que la vista desde arriba era bonita. Florence no podía ni imaginar que quería Regulus de ella como para mandarle una nota en el medio de la sesión de estudio. Además para verse. A solas. Ella, que quería pasar por el colegio de puntilla, sin hacer demasiado ruido, ya llevaba dos momentazos durante el curso. Lo que menos quería era uno nuevo protagonizado también por el maravilloso Regulus Arcturus  Black.

Cuando terminó de subir las incontables escaleras, allí estaba ya el chico, con las manos en los bolsillos de la túnica y una mirada pérdida en el cielo. Florence no sabía muy bien que hacer, si llamarle por el nombre, tocar la puerta o carraspear un poco fuerte. Así que optó por acercarse un poco a él y tocarle el hombro.

- Hola - dijo sonriente.

- Hola Florence - dijo Regulus - me alegro que hayas venido. Te vi con mi hermano y sus amigos, no sabía que ahora os llevarais bien.

- Tampoco sabía que ahora tú y yo tuviésemos relación - dijo ella burlesca a lo que él asintió - pero no por eso no me alegro.

Regulus sonrió y la invitó a acercarse todavía más a donde él estaba. La chica se asomó y pudo contemplar lo bonito que se veía el cielo y los paisajes alrededor del colegio.

- Ven - le dijo, mientras trataba de subirse al tejadillo de la torre. Regulus, sorprendido, trato de agarrarla mientras lo hacía pero pronto se dio cuenta de que eso no era necesario y que ella se las apañaba muy bien sola. Cuando Florence ya estaba sentada, palmeo las tejas a su lado y el chico subió con menos gracia que ella.

- Nunca me había subido aquí - dijo él, colocándose la ropa.

- Yo tampoco - admitió Florence - pero es bonito. ¿No?

El chico asintió mientras la miraba. Era raro como se sentía tan atraído por ella. No sabía si era el aire misterioso que rodeaba al hecho de que no fuera inglesa o el hecho de que a pesar de estar tantos años en el mismo colegio no se hubiera parado a mirarla. Era increíblemente guapa, al menos para él. No era una supermodelo pero tenía una sonrisa bastante curiosa y unos ojos cautivadores. Aunque Regulus había percibido que siempre sonreía con la boca cerrada.

- Te puedo hacer una pregunta - le dijo él.

- Solo si yo puedo hacerte otra a ti - contraatacó ella, a lo que Regulus asintió y le pidió que fuera primera - ¿cómo es que no te conocía antes?

- No lo sé, pero yo estaba pensando lo mismo. Me parece bastante raro que nunca me hubiera fijado en ti.

Florence sonrió mientras se ponía roja. No sabía si tomarse aquello como un cumplido o como una declaración de intenciones, pero como no quería ilusionarse sola, decidió dejarlo pasar.

- ¿Cual era tu pregunta?- quiso saber para cambiar de tema.

- ¿Por qué siempre sonríes con la boca cerrada? - pregunto Regulus - Te he observado varios días y bueno, hasta para reírte.

Florence se sorprendió, ¿Cómo podía ser posible que se hubiera fijado tanto como destacar eso? ¿Qué clase de persona se fijaba en eso?

- Ehh - comenzó ella - nunca me gustaron los huecos entre mis dientes. Evito sonreír con ellos.

Regulus asintió, no queriendo preguntar nada más para no incomodar a la chica. Durante un tiempo siguieron hablando de trivialidades, hasta que el chico se atrevió a preguntar algo personal de nuevo.

- Y... ¿Cómo es que ahora te llevas con los merodeadores? No me malinterpretes pero nunca te había visto con ellos, sino... te hubiera conocido mucho antes.

- La verdad que es por pura cabezonería de James, me gastó esas dos bromas...

- Qué eran para mi - le interrumpió Regulus.

- ...que eran para ti - dijo ella riendo - y con lo pesado que se puso con pedirme perdón, pues han estado un par de días con nosotras. Todo lo contrario a mi vida tranquila y sin ser observada.

- ¿Sin ser observada?

- ¿Te cuento un secreto? - preguntó ella, a lo que Regulus asintió acercándose un poco más a la chica - Cuando era pequeña, en España, siempre andaba de aquí para allá en muchas fiestas con mis padres. No me gustaba nada ser el centro de atención y, cuando decidieron a que colegio me querían mandar, suplique venir aquí. Quería ser nueva, que nadie me mirara, pasar desapercibida.

Regulus miró a la chica mientras se levantaba.

- Ha sido una buena charla - dijo mientras bajaba de la cornisa y se encaminaba a la puerta - y Florence...

- ¿Si? - dijo ella, mirándole expectante y sin entender porqué le había preguntado aquello para nada más terminar irse.

- Mala suerte - dijo Regulus, a lo que la chica levanto una ceja - Querías pasar desapercibida, pero yo te he visto.

***

Florence llegó bastante contenta a su sala común donde sus amigas estaban tiradas en los sofás mientras hablaban de un libro nuevo que estaban leyendo ambas.

- ¿Dónde te metiste? - pregunto Anne nada más verla entrar - Porque el pesado de James nos ha preguntado tres veces por ti y de verdad, chica, nos tiene locas.

- A ver, yo no sé si le gustas o que, pero habla con él. - dijo Jess.

- Estaba con Regulus, en la Torre de Astronomía.

- ¡¿QUÉ?!- preguntaron ambas a la vez

- Me mando un nota y fui, estuvimos hablando un rato, nada interesante.

-¿Nada?- quiso saber Anne.

- Bueno... - comenzó Florence, mientras sus amigas le hacían hueco en el sofá - le conté lo de que me gustaba pasar desapercibida y que por eso me había querido venir aquí a estudiar. Y me dijo, "mala suerte, yo te he visto" ¿Qué creéis que signifique eso?

- Que le pones- dijo Anne, mientras Jess se reía - eso significa.

- Joder y yo pensando que tenías suerte con gustarle a James Potter y ahora le molas también a Regulus.

- No le gusto a Regulus - dijo Flo - ni a Potter. Ya valió. ¿No tenéis ganas de ir a cenar? Venga vamos.

Anne y Jess se miraron entre ellas y corrieron detrás de su amiga para alcanzarla. No sabían que pasaba por su cabeza, pero prefirieron no volver a insistir de momento, para que ella no se asustara o se cerrara en banda.

Cuando llegaron al comedor, los merodeadores ya se encontraban en su mesa al igual que Regulus y sus amigos. Las chicas saludaron a los primeros mientras que Flo dirigió una pequeña mirada hacía el chico Slytherin, el cual le devolvió la mirada con una especie de mueca. Florence seguía sin entender que había querido decir con aquello, pero le había gustado. No se había sentido juzgada, más bien esas palabras le había hecho sentir apreciada.

En cuanto se sentaron en su mesa y Dumbledore les permitió comer, James Potter ya estaba sentado al lado de Florence.

- ¿Puedes volver a tu mesa? - dijo esta - por favor James.

- Señor Potter- dijo la profesora McGonagall - puede volver a su mesa y dejar a la Señorita Marqués en paz.

- Flo, venga, habla luego conmigo... - dijo James, y susurrándole al oído añadió - a las 11 en la puerta de tu sala común.

Florence asintió. No estaba segura de querer hablar con James Potter y menos a esas horas y sola pero quería que la dejara cenar en paz. Anne y Jess la miraban y Florence solo supo encogerse de hombros. ¿Qué le iba a decir? Quería que James se fuera y además, ¿y si lo que le decía era importante o hacía que la dejara en paz de una vez por todas?

Just one look - Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora