IV

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Noviembre, 2021.


Eleonor.

Cuando me levanté y subí la persiana, el día me recordó a mi querida Londres.
Suspiré.
Estar tan lejos de casa había sido una decisión dura de tomar, pero estaba bien con mis abuelos. Mis padres al principio no lo aceptaron, pero yo tenía veintinueve años y era mi decisión. Al final, lo entendieron y me apoyaron.
Me quité el pijama y me puse la ropa del trabajo antes de ir a desayunar.
En la cocina, estaba mi abuela.
- Buenos días, hija, ¿quieres unas tostadas? He comprado la mantequilla que tanto te gustaba de pequeña. ¿Te preparo un vasito de leche con cacao?- dijo mi abuela amablemente.
Me acerqué a ella y la abracé, dándole un beso en su mejilla. La quería mucho, aunque la viera poco.
- Está bien, abuela- contesté.- ¿Y el abuelo?
- Ha salido con unos amigos a andar un poco, ya sabes, le gustan andar por el campo.
Asentí mientras la abuela me preparaba el desayuno.
Me lo puso y, cuando acabé, dejé los tratos en el fregadero, me despedí de mi abuela y me dirigí al trabajo.
Al menos, tenía trabajo aquí, un primo mío me lo encontró en una cafetería. De algo me iba a servir el hecho de haber trabajado en una.

Junio, 2020.


Daniel.

Estaba en casa, con Erin.
Acababa de llegar de rodar y había llegado a casa. Sorprendentemente, Erin había preparado la cena, cosa que me extrañó, pues siempre era la chica que nos ayudaba en casa la que dejaba la cena preparada.
Quizás Erin quiso sorprenderme.
Debo confesar que estuvo muy bien la comida. Después de cenar, nos tumbamos en el sofá, como siempre.
Bostecé, estaba cansado.
- Erin, me voy a la cama. Estoy cansado del día- dije levantandome del sofá.
- Está bien- dijo ella- Yo también me voy a dormir.
Asentí y ella me siguió hasta el dormitorio. Me desnudé, me puse el pijama y me acosté en la cama. Mi novia hizo lo mismo.
Estaba boca arriba, con el brazo derecho por debajo de mi cabeza y con el otro, abrazaba a Erin, quien apoyaba su cabeza en mi pecho.
Sentí como su mano acariciaba mi entrepierna.
- Erin... Estoy cansado.
- Yo no diría lo mismo. Venga, Dan, cariño- dijo subiéndose encima de mí.
Movió sus caderas encima de mi entrepierna, provocándome. Metió sus manos por debajo de la camiseta de mi pijama e, inclinándose hacia mí, empezó a besarme por el cuello.
- Tú lo has querido, Erin- dije y le agarré de la cintura para que quedara debajo de mí.
Metí mi mano debajo de su pantalón del pijama y de sus bragas, tocándole en su intimidad. Ella gimió y se retorció debajo de mí.
Saqué la mano y ella suspiró. Me quité la ropa mientras ella hizo lo mismo, para volver a ponernos en la misma posición de antes.
Empezamos a besarnos y a tocarnos por todos lados. Me coloqué encima de ella, haciendo que gimiera más que antes cuando me introduje dentro de ella.
Mientras me movía encima de Erin y la miraba, me imaginé que era Eleonor. Su cara apareció en la cara de mi novia. Y aquello me provocó aún más.
Imaginarme que era ella a quien le hacía el amor, me puso a cien. Aceleré mis movimientos más, lo que aumentaron aún más los gemidos de Erin, quien pronto llegó al orgasmo. Con un par de embestidas más, llegué yo.
Me tumbé a su lado y pasé una mano por mi cara. ¿Por qué mi mente me jugó esa mala pasada?
Noté como Erin se acurrucó a mi lado. Besó mi barbilla.
- Has estado increíble, amor.
- Gracias- dije y le besé la cabeza.
- Buenas noches, Dan- dijo mientras nos tapaba a los dos con las sábanas.
- Buenas noches, Erin- dije y ella se apretó más contra mi cuerpo.
Suspiré de nuevo.
Desde luego, que no me explicaba lo que me acababa de pasar.
Menos mal que mi novia no de había dado cuenta.
Cerré los ojos y me quedé dormido.

Tom.

No pude pegar ojo en toda la noche. Cerraba los ojos y veía aquella escena una y otra vez.
"Sólo ha sido una simple escena, Tom. Eleonor no es nada para ti, solo una amiga".
Intenté repetirme eso una y otra vez, no había nada entre ella y yo. Sólo éramos amigos.
Eso, amigos.

Aquel domingo, estaba en casa y decidí salir a pasear a Willow. A ver si así me aclaraba un poco la mente.

Iba paseando por un parque, tranquilamente con Willow, cuando mi teléfono comenzó a sonar. Lo saqué del bolsillo y vi que era Derek.
- Hola, amigo, ¿cómo has estado?- dije al coger la llamada.
- Hola. Muy bien, hermano. Estoy aquí en Londres, ¿te apetecen unas cervezas?- preguntó.
- Genial, te veo en mi casa y estamos más tranquilos- respondí.
- Vale, nos vemos en veinte minutos allí- dijo él.
- De acuerdo, hasta ahora.
- Hasta luego- y colgó.
Llamé a Willow y me dirigí a casa.
Quizás hablando con Derek de este tema, podría aclararme. No sabía que me estaba pasando, Eleonor era una chica estupenda, eso me gustaba de ella.
Se veía tan sencilla...
Llegué a casa y mi amigo, llegó al poco tiempo.
Sentados en el sofá, con un botellín de cerveza, me dijo:
- Te preocupa algo, ¿cierto?
- No, claro que no.
- Tom, tu cara es un libro siempre. No me mientas.
Bufé.
- ¿Ahora eres adivino?- le pregunté llevándome el botellín a los labios.
- Thomas...
- Vale... Es una tontería, sinceramente, pero no sé por qué, me ha molestado el beso entre Eleonor y Daniel mientras rodabamos la película.
- ¿Estas celoso porque Daniel Radcliffe ha besado a vuestra compañera de trabajo?- preguntó y supe que se estaba aguantando la risa.
Lo miré levantando las cejas.
- Estas celoso- dijo y empezó a reírse a carcajadas.
- No le veo la gracia, tío.- dije algo molesto.
- Claro, pero yo sí. Estas colgado de tu compañera de rodaje. Si no, dime tú por qué te pones así.
- A mi no me gusta ella. Sólo somos amigos...
- Tom, si no te gusta, ¿por qué te pones así?
- No me pongo de ninguna manera, Eli no me gusta.
- Claro, por eso te pones así- repitió.
Volví a bufar.
¿Cómo me iba a gustar Eleonor si, prácticamente, la acababa de conocer? Derek está loco.
Eso era imposible.
- Tom, no conozco a la chica, pero no dudo que sea simpática como tú dices y todo lo que quieras, pero yo no me pongo así sino me gusta. Si pudiera conocerla, te diría algo.
- Eli es una chica estupenda, es maravillosa cantando y excelente actriz a pesar de estar empezando. Tendrías que ver los ojos que tiene, grandes y vivos, de color verdoso...
- Tom, ¿te estás dando cuenta con el entusiasmo con el que hablas de ella?- preguntó Derek levantando una ceja.
- Derek...
- Tom, ya he perdido la cuenta de cuántas veces lo he dicho, admite que te gusta Eleonor. No tiene nada de malo.
¿Y si era eso? ¿Y si era como me decía mi amigo? ¿Y si, sin darme cuenta me había empezado a gustar?
Lo miré y dije.
- Si, creo que me gusta Eleonor.

Noches de Plata (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora