XIV

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Septiembre 2020.


Eleonor.

El día del cumpleaños de Tom, fue el quien me sorprendió a mí.
Me había dicho que llegara a su casa a eso de las siete de la tarde. Y así hice.
Me tuvo que llevar papá a su casa, pues mi coche, definitivamente no tuvo arreglo.
Llegué a su casa y ya me esperaba en la puerta, vestido con una camisa celeste y pantalones beige. Saludó a papá con la mano cuando yo salí del coche. Él saludó a mi novio con la mano y se marchó.
Tom me saludó con un beso en los labios y entramos en casa. Willow llegó ladrando a modo de saludo. Le acaricié la cabeza y ella se marchó feliz, moviendo la cola.
Luego, Tom me dirigió hacia el patio, donde tuve que llevarme las manos a la boca, de la misma sorpresa. Había una mesa, para dos, en el centro, con un bonito mantel color blanco y un gran centro de flores en tonos rosas. Había velas por el suelo y una guirnalda con luces entre los árboles.
- ¿Te gusta?- preguntó Tom mirándome sonriendo.
Asentí emocionada.
- Pero es tu cumpleaños, Tom. ¿Por qué has organizado esto solo para los dos?- pregunté mirándolo.
- Solo quería estar contigo. Me apetece solo que estemos los dos- dijo acercándose a mí.
Me abrazó por la espalda, apoyando su cabeza en mi hombro. Coloqué mis manos sobre las suyas.
- Feliz cumpleaños, cariño.
- Gracias, amor. Tú eres el mejor regalo del mundo.
Sonreí tontamente.
Me soltó del abrazo y me condujo hacia la mesa, indicándome que me sentara mientras él iba a por la cena. La sirvió y comenzamos a cenar.
- Tengo un pequeño pastel en el frigorífico para los dos. Si te apetece, podemos comerlo dentro- dijo Tom cuando terminamos de cenar y cogiendo su copa de vino.
- Me parece muy buena idea. ¿Tienes velas?- pregunté sonriendo.
- ¡Ajá! Es mi cumpleaños, señorita, no he podido olvidar las velas- dijo alzando las cejas, lo que provocó que me riera.
-¡Estupendo!- respondí aplaudiendo.
Nos levantamos, recogimos los platos y vasos de la cena, entramos en casa, hacia la cocina y dejamos los trastos en el lavavajillas. Tom se dirigió a la nevera para sacar el pequeño pastel, que era de nata y chocolate. No podía negar que tenía una pinta tremenda.
Tom buscó algo en los cajones de la isla de la cocina, mientras yo lo observaba sentada en un taburete.
- Aquí están las condenadas velas- suspiró aliviado.
Lo miré con las cejas levantadas y con una sonrisa burlona. Levantó la mirada hacia mí y preguntó sonriendo, de esa manera que podía derretir a cualquiera.
- ¿Riéndose de mí, señorita Ponce?
- Mmmm, no, señor Felton.- respondí ampliando mi sonrisa.
Me miró arqueando las cejas y rió. Yo sentí que mi mundo se ponía patas arriba al verlo hacer aquel gesto.
Puso las velas sobre el pequeño pastel y las encendió.
- Ahora, pide un deseo y sopla, Tom- dije emocionada y volví a dar varias palmadas de la misma emoción.
Tom volvió a sonreír y dijo:
- Solo pido una cosa, que te quedes conmigo por siempre. - y sopló las velas.
Aquellas palabras, llegaron a lo más profundo de mi alma, provocando que las lágrimas llenasen mis ojos. Tom, al verme así, se acercó a mí y, simplemente, me abrazó. Apoyé mi cabeza en su pecho.
- Tom, perdón, pero es lo más bonito que oído desde hace tiempo.
Sus manos acariciaban mi espalda. Sentí que me besaba en la cabeza.
- Te mereces lo mejor, Eleonor. Y si de mi mano está dártelo, tenlo por seguro que lo haré.
Levanté mi mirada hacia él y sonreí, mientras Tom limpiaba una lágrima que caía por mi mejilla. Sentía que con él, todo podía estar bien.
- ¿Qué tal si nos comemos ese pastel?- pregunté y él asintió.
Repartió un trozo para cada uno y empezamos a comer el pastel, hablando de algunas anécdotas de cuando éramos pequeños.

No serían más de las once de la noche, y estábamos en el sofá, viendo una película. Mi cabeza estaba apoyada sobre su hombro y nuestras manos entrelazadas. De repente, me acordé que no le había dado su regalo. Me incorporé y me levanté del sofá.
-¿Dónde vas?- preguntó Tom mirándome extrañado.
- Tu regalo... No te lo he dado.
Me dirigí hacia la entrada de la casa, donde había dejado una bolsa en el suelo. La recogí y me dirigí de nuevo hacia el salón, dónde Tom seguía mirándome extrañado. Le extendí la bolsa y le dije:
- Feliz cumpleaños, corazón.
Él cogió la bolsa, me miró un par de veces antes de abrirla y cuando lo hizo, su cara cambió a una expresión de sorpresa con la que me sentí muy orgullosa.
- ¿Cómo sabías que me encantaba los vinilos?- preguntó emocionado mientras sacaba un par de vinilos de la bolsa.
- Sé muchas cosas de ti, como buena fan que soy- dije riendo ante su expresión.
- Muchas gracias, de verdad. Me encanta mi regalo. - dijo sonriendo aún más.
Dejó los vinilos sobre la mesita que había al lado del sillón y extendió una mano hacia mí. La tomé encantada y él tiró de mí hasta sentarme en sus piernas.
- Gracias por estar hoy conmigo- dijo.
- Siempre.
Y unimos nuestros labios en un profundo beso.
Sentí sus manos en mis caderas y las mías se deslizaron por su cuello. Tom comenzó a subir las manos por dentro de mi blusa haciendo que mi piel ardiera por dónde tocaba. Mis manos bajaron hacia los botones de su camisa, desabrochandolos.
Terminó por quitarme la blusa, tirándola en algún punto del salón.
- Eleonor... Si quieres paramos, yo no...
- Shh... Calla y bésame.
Y sin más, siguió besándome.
Cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos en ropa interior, con la respiración demasiado agitada.
Me miró un momento y dijo:
- Eli, no quiero que pienses que esto va a la ligera... Yo...
- Tom, para...
- Pero, no quiero que pienses que yo...
- No pienso nada.
- Pero...
- ¿Tom?
- Dime.
- Hazme el amor.
Una sonrisa se extendió en su cara al oírme decir eso.
Se levantó del sofá, cogió mi mano y tiró de mí, para subir hacia su habitación. Una vez allí, comenzamos a besarnos, como si tratasemos de devorarnos el uno al otro. Nuestra ropa interior voló hacía otro punto de la habitación.
Me besó por todo el cuerpo, deteniéndose en mis pechos, los cuales masajeaba y besaba a su antojo. Siguió besándome hacia mi intimidad, dónde separó mis piernas con cuidado y, volviendo a besarme en la boca, introdujo un dedo en mí, haciéndome jadear.
Comenzó a moverlo dentro de mí, despacio, haciendo que de mi boca se escapasen jadeos a la vez que él me besaba.
Volvió a recorrer mi cuerpo a besos, hasta hundir su boca en mi intimidad, haciendo que tuviera que sujetarme a las sábanas de puro placer.
Sentía ese cosquilleo en mi interior, que me indicaba que el placer estaba ahí, a punto de hacerme explotar.
- Tom...- jadee.
- Espera, pequeña, aún no he terminado.- dijo mientras me besaba en la parte interna de mis muslos.
Se levantó un momento de la cama, abriendo un cajón de la mesita de noche, oí como abría algo con plástico, pues todo estaba oscuro y no veía nada. Oí también como se rasgaba algo y, al momento, lo volví a sentir de rodillas entre mis piernas. Un cosquilleo me recorrió el cuerpo cuando sentí sus manos en mis caderas.
- Quiero llevarte al paraíso esta noche, pequeña- susurró cerca de mi oído, lo que provocó que me estremeciera.
Y se hundió en mí, haciendo que soltara un jadeo al sentirlo dentro. Comenzó a moverse, lento.
Pero pronto, comenzó a moverse más rápido, lo que provocó que la habitación se llenara de jadeos.
Sentía como en mi vientre de formaba ese cosquilleo que hacía tanto que no sentía y mi espalda se arqueó al sentir que el orgasmo llegaba a mí.
Él siguió moviéndose hasta llegar a su propio placer un par de segundos más.
Cuando acabó, sentí que salió de la cama y al segundo, regresó. Me abrazó, y me besó en la frente.
- ¿Estas bien?- preguntó.
- Nunca he estado mejor- respondí.
- ¿Eli?
- Dime.
- Te quiero.
- Yo también te quiero, Tom.
Suspiré, sintiendo que Tom era mi lugar seguro.

Tom.

Haber hecho el amor con Eleonor habia sido impresionante. No esperaba que esto sucediera tan pronto entre los dos, apenas llevabamos un mes de relación. Pero había sucedido.
Y no me arrepentía.
Eleonor era el mejor regalo de cumpleaños que la vida me había dado.
Y ahora, verla ahí, entre mis brazos, no podía pedir nada más.
Ella significaba todo para mí.
Y la vida me haría que se lo demostrase, yo estaría siempre demostrandole lo mucho que la quería.
Eso sería sin dudarlo.


Noches de Plata (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora