Capítulo 1

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¿Sal, pimienta o cianuro?

Primera Parte | Primer Libro

Harry lanzó una mirada por encima de la carta directamente hacia la potencial caída que existía desde el barandal en la que estaba sentado

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Harry lanzó una mirada por encima de la carta directamente hacia la potencial caída que existía desde el barandal en la que estaba sentado. Por puro instinto, su cuerpo se inclinó hacia adelante, sintiendo algo de ese agradable vértigo que su cuerpo parecía requerir siempre.

— ¿Y bien? —Wednesday preguntó en voz alta mientras subía los escalones.

Harry frunció el ceño.

— Dice Harry Potter.

Su hermana se detuvo y levantó su ceja.

— Pero eres un Addams.

— Dile eso a Hogwarts. —Harry agitó la carta por unos segundos y volvió su atención a esta.

— ¿Y ninguna carta de Ilvermorny o Beauxbatons? ¿Tal vez Castelobruxo?

Harry negó, sintiendo una punzada en su corazón. Wednesday asistía a Castelobruxo, al igual que su abuela lo hizo en su tiempo. Y si, sonaba emocionante tener una profecía con su nombre y que Voldemort fuese su archienemigo, pero Harry había aspirado a ir a Castelobruxo junto con su hermana.

— Ve el lado interesante de todo esto, podrás descansar de mi otro año. —Harry comentó en tono burlón.

Wednesday rodó sus ojos y acortó la distancia entre ellos con pasos rápidos. Al igual que su madre, Wednesday parecía flotar como una aparición, a la hora de caminar. A sus trece años ella era un vivo retrato de lúgubre letalidad. Mientras que Harry seguía siendo demasiado torpe y aún se tropezaba con sus propios pies.

— Es aburrido sin tus travesuras. Peor aún, es demasiado mundano. Nadie es tan astutamente detestable como tú. —Wednesday respondió cuando llegó a su lado y espió sobre el hombro de Harry para ver la carta— ¿Planeas ir a Inglaterra?

Harry sacó su varita y la mantuvo en equilibrio sobre sus dedos.

— ¿A un castillo gótico, increíblemente peligroso y con un historial de desapariciones y muertes? —Harry le lanzó una sonrisa— Absolutamente.

— No intentes ponerme celosa. —Wednesday respondió.

— Pero preferiría que estuvieras ahí. Tú inspiras mis mejores travesuras.

— Aun así... —Ella apoyó su mano sobre la espalda de Harry— Podría solucionar esto empujándote.

— Mejor hazlo con Pugsley. Así tendrá algo con qué recordarte mientras tiene la casa para él solo.

— Siempre y cuando me ayudes con una de tus tretas para atraerlo.

— ¿Y bien? —La voz de su padre llegó desde el primer piso.

De cualquier manera, que placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora